Capítulo 39

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Alex no me soltó la mano, mucho menos para conducirme por entre la gente danzante, hasta que me llevó hacía el otro extremo y se recargó en la barra con una elegancia extraordinaria.

-Gaspare, un amico. Piacere di vederti!-dijo Alex, elevando un poco la voz para que se alcanzara a oír sobre el ruido.

El mozo que limpiaba algunos tarros con un trapo, detrás de la barra, se giró a la voz de Alex.

-Alex! Che gioia di vederti qui!-era un sujeto alto, con el cabello color rubio platinado y un tanto despeinado, su rostro era de aspecto viril, sin duda, aunque los labios estaban deliciosamente rosados. Dejó lo que estaba haciendo y se reclinó sobre la barra para darle un abrazo cariñoso a Alex.

-Non poteva mancare il tuo compleanno-su abrazo se prolongó por las palabras de Alex.

-Oh, quanti dettagli da parte tua-dijo el joven, sonriendo agradecido. La bella sonrisa de Alex apareció en su rostro, y entonces el joven por fin prestó su atención en mí. Su mirada curiosa se paseó por mi rostro, haciéndome sentir cohibida.

-Chi è questa bella ragazza?-pronunció.

La sonrisa de Alex se hizo más ancha. ¡Cómo odiaba no entender italiano!

-E 'il migliore amico di Sharon, è venuto a vivire con lui per un po'. Ti farò conoceré, ma non parla italiano-dijo Alex y me miró con... ¿ternura? -Gaspar, ella es ______. ______ él es Gaspar

El sujeto me sonrió, estirando sus delgados labios rosados y alzó la mano para saludarme.

-Hola-musitó, bañando al español con un matiz inimitable de italiano. Sujeté su mano, respondiendo el saludo y le devolví la sonrisa a sabiendas de que la mía parecería turbia.

Como no hablé para nada, Gaspar, volvió a la plática con Alex.

-Neanche parla spagnolo?-le preguntó, confundido.

Alex soltó una carcajada que al instante supo contraer.

-Penso che odia questi luoghi, man no te la prendere personale-le dijo él, con amabilidad-. Beh, è meglio andare-el pesar en el rostro de Alex apareció de repente.

Al menos podía estudiar sus expresiones sino entendía nada de lo que hablaban.

-Ma se siete appena arrivati!-parloteó el sujeto tras la barra.

-Sì, ma fretta-una mueca se dibujó en el rostro de Alex.

-Okay, okay. Saluto Sharon.

-Chiaro-Alex sonrió, fugaz.

-Hasta pronto, ______. Me dio mucho gusto conocerte-me dijo con su acento italiano, distorsionando un poco el español.

-Adiós, Gaspar-musité, tímida.

-Arriverdeci-dijo, Alex, despidiéndose con el movimiento de mano también.

-Arriverdeci, Alex-dijo él.

Alex me tomó de la cintura y el tacto cálido de su mano sobre mi cuerpo, llegaba incluso a través de la ropa. La piel se me erizó, como si una lombriz de electricidad me recorriera el cuerpo.

Me sacó de aquel lugar y pude respirar el aire fresco una vez que estaba afuera. Aquel respiro me hizo pensar en Sharon. Me sobresalté.

-¿Qué hora es?-le pregunté a Alex.

Sacó su celular y miró la pantalla del mismo.

-Las ocho con cuatro-contestó, como si nada.

-¡Sharon ya está en casa!

-Conduciré rápido-dijo.

¿Esa era su respuesta? ¿Acaso me sentía más culpable yo que él? ¿Él se sentiría culpable al menos? Las preguntas revolotearon en mi cabeza con voz propia, mientras me esforzaba a mandarlas todas al rincón de mi mente. Callándolas.

Manual De Lo Prohibido|| Alex Casas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora