Alex no me soltó la mano, mucho menos para conducirme por entre la gente danzante, hasta que me llevó hacía el otro extremo y se recargó en la barra con una elegancia extraordinaria.
-Gaspare, un amico. Piacere di vederti!-dijo Alex, elevando un poco la voz para que se alcanzara a oír sobre el ruido.
El mozo que limpiaba algunos tarros con un trapo, detrás de la barra, se giró a la voz de Alex.
-Alex! Che gioia di vederti qui!-era un sujeto alto, con el cabello color rubio platinado y un tanto despeinado, su rostro era de aspecto viril, sin duda, aunque los labios estaban deliciosamente rosados. Dejó lo que estaba haciendo y se reclinó sobre la barra para darle un abrazo cariñoso a Alex.
-Non poteva mancare il tuo compleanno-su abrazo se prolongó por las palabras de Alex.
-Oh, quanti dettagli da parte tua-dijo el joven, sonriendo agradecido. La bella sonrisa de Alex apareció en su rostro, y entonces el joven por fin prestó su atención en mí. Su mirada curiosa se paseó por mi rostro, haciéndome sentir cohibida.
-Chi è questa bella ragazza?-pronunció.
La sonrisa de Alex se hizo más ancha. ¡Cómo odiaba no entender italiano!
-E 'il migliore amico di Sharon, è venuto a vivire con lui per un po'. Ti farò conoceré, ma non parla italiano-dijo Alex y me miró con... ¿ternura? -Gaspar, ella es ______. ______ él es Gaspar
El sujeto me sonrió, estirando sus delgados labios rosados y alzó la mano para saludarme.
-Hola-musitó, bañando al español con un matiz inimitable de italiano. Sujeté su mano, respondiendo el saludo y le devolví la sonrisa a sabiendas de que la mía parecería turbia.
Como no hablé para nada, Gaspar, volvió a la plática con Alex.
-Neanche parla spagnolo?-le preguntó, confundido.
Alex soltó una carcajada que al instante supo contraer.
-Penso che odia questi luoghi, man no te la prendere personale-le dijo él, con amabilidad-. Beh, è meglio andare-el pesar en el rostro de Alex apareció de repente.
Al menos podía estudiar sus expresiones sino entendía nada de lo que hablaban.
-Ma se siete appena arrivati!-parloteó el sujeto tras la barra.
-Sì, ma fretta-una mueca se dibujó en el rostro de Alex.
-Okay, okay. Saluto Sharon.
-Chiaro-Alex sonrió, fugaz.
-Hasta pronto, ______. Me dio mucho gusto conocerte-me dijo con su acento italiano, distorsionando un poco el español.
-Adiós, Gaspar-musité, tímida.
-Arriverdeci-dijo, Alex, despidiéndose con el movimiento de mano también.
-Arriverdeci, Alex-dijo él.
Alex me tomó de la cintura y el tacto cálido de su mano sobre mi cuerpo, llegaba incluso a través de la ropa. La piel se me erizó, como si una lombriz de electricidad me recorriera el cuerpo.
Me sacó de aquel lugar y pude respirar el aire fresco una vez que estaba afuera. Aquel respiro me hizo pensar en Sharon. Me sobresalté.
-¿Qué hora es?-le pregunté a Alex.
Sacó su celular y miró la pantalla del mismo.
-Las ocho con cuatro-contestó, como si nada.
-¡Sharon ya está en casa!
-Conduciré rápido-dijo.
¿Esa era su respuesta? ¿Acaso me sentía más culpable yo que él? ¿Él se sentiría culpable al menos? Las preguntas revolotearon en mi cabeza con voz propia, mientras me esforzaba a mandarlas todas al rincón de mi mente. Callándolas.
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Manual De Lo Prohibido|| Alex Casas
Teen Fiction¿Alguna vez has deseado algo prohibido? Como si esa cosa estuviera en la lista del "No toque, ni codicies" pero que cada momento te incita más y más a tenerlo.