Nuevo día de escuela. Rutina diaria antes de partir al colegio. Estaba decidida a hablarle a Sam. Pero ¿Qué le diría? No lo sabía, seguramente lo que sentía. ¿Y si lo nuestro funcionaba? ¿Y si no? Estaba totalmente confundida.
Bajé a tomar desayuno, mis tíos me estaban esperando, el desayuno se veía fascinante. Moría por comer. No lo haría.
-¿A caso no tocarás tu desayuno?- Me dijo mi tío.
-La verdad es que no tengo hambre- Hice una mueca.
-Entonces lo llevarás a la escuela- Dijo mi tía.
-Está bien-
-¿Ayer avanzaste en el informe junto a Sam?- Dijo mi tío.
-Si, avanzamos- Contesté.
-¿Hoy vendrá?- Preguntó mi tía.
-No lo sé-
Me llevaron a la escuela, me despedí de mis tíos y me bajé del auto, caminé rápidamente a la escuela en busqueda de Sam. Él estaba conversando con una chica, como siempre, nunca estaba solo. Fue ahí cuando se vinieron feos pensamientos a mi cabeza. ''Si él siempre está conversando con otras chicas ¿En que momento estará contigo?'' A la mierda mis pensamientos, estaba decidida a hablarle de mis sentimientos, nadie cambiaría mi decisión.
Era hora de entrar a clases, el profesor tenía nuestros puestos asignados, necesitaba hablar con Sam y él ni siquiera me miraba, seguramente se había dado cuenta que no era la chica para él.
Corté un pedazo de hoja y escribí: ''Sam, en el recreo necesito hablar contigo. Espero que no me ignores. Atte: Gabriela''. Lo doble, hasta que el pedazo de papel quedara pequeño.
-Que llegue a Sam por favor- Le dije a uno de mis compañeros.
-Está bien- Me sonrío y paso el papel a otros compañeros hasta que llegara a Sam. Misión cumplida.
Sonó el timbre que indicaba nuestro descanso, Sam se me acercó. Temblé. Lo abracé, y el correspondió mi abrazo de una manera muy dulce y al mismo tiempo muy cálida.
-Pensé que no me hablarías nunca más- Me dijo Sam mirandome directamente a los ojos.
-Fui una tonta. Pero en verdad no sabía que hacer. Lo siento- Agaché mi mirada.
Nos fuimos a sentar a la misma banca donde nos sentabamos siempre. Mientras yo le hablaba el jugaba con mis dedos, hasta que los entrelazó con los suyos y nuestras manos quedaron unidas. Como si hubiesen sido hechas para sí.
-La verdad es que siempre he estado enamorada de ti, nunca me he fijado en otra persona que no seas tú- Lo miré- Pero hay tantas chicas hermosas que quieren estar contigo ¿Por qué yo? ¿Por qué ahora? ¿Antes por qué no?-
-Gabriela me gustas de hace mucho y fui un estúpido, te hice sentir mal solo para llamar tu atención. Eras la única chica que me ignoraba por completo y por lo mismo me gustabas. Eras diferente. Me gusta lo diferente, lo difícil. Me gustas tú-
Lo abracé con tanto cariño, tanto que hasta yo sentí todo el cariño que le dí en ese abrazo. Yo era diferente y por eso le gustaba, pero aún tenía mis dudas.
-¿Y mis defectos Sam?- Le preguté.
-¿Cuáles?- Me dijo.
Abrí mis ojos comos dos grandes platos ¿Cuáles defectos? Era completamente imperfecta ¿Y él no veía mis defectos?
-¿Bromeas?- Contesté.
-Gabriela, te encuentro hermosa tal cual eres, sé que tienes defectos, como cualquier ser humano, pero eso no me impide quererte, no impide que me gustes. Por lo mismo quiero conocerte más-
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El espejo.
Teen FictionMuchas adolescentes viven día a día odiándose, sintiendo que son feas, unas porquerías que no deberían vivir pero ¿Qué pasaría si esos malos pensamientos fueran muy lejos?