Habían pasado algunos días, mi tía había ido a varias escuelas preguntando si me podían aceptar, pero no, las matrículas estaban cerradas.
La única solución era volver a mi antigua escuela, allí aún estaba matriculada.. Lo único que quedaba era prepararme mentalmente. Volver a un lugar donde te han causado daño no es para nada fácil.
Un día estaba en mi habitación probandome ropa y me dí cuenta de algo. Mis prendas me estaban quedando grandes pero no entendía como, mi cuerpo seguía siendo igual de grande, igual de grueso.
Había llegado el día de pisar nuevamente aquella escuela. Mi tía y mi tío me acompañaron Mis manos tiritaban, tenía mucho miedo.
¿Qué pasaba si me dañaban nuevamente? ¿Y si mi salud mental empeoraba? Lamentablemente mis pensamientos eran negativos y eso me desesperaba mas..
Habíamos llegado a la escuela, mi tío estacionó su auto y luego él y mi tía voltearon al mismo tiempo, me miraban fijamente. Era hora de bajarme del auto y volver a pisar aquella escuela..
-Te irá bien, estoy segura- Me tocó el hombro dandome apoyo, mi tía era la mejor.
-Y si algún idiota te hace daño, me avisas eh- Me dijo mi tío y yo sonreí.
-Muchas gracias, hasta la tarde- Besé la mejilla de cada uno, deapidiendome y me baje del auto.
Narrador.
Gabriela no había dormido bien en la. noche, tenía miedo, ella no quería que la dañaran de nuevo.
Sonó la alarma en la mañana, ella aún tenía sueño pero no quería atrasarse. Se sentó en la cama y al mismo tiempo que estiraba su cuerpo bostezó.
Al pararse de la cama fue directamente al baño, evadió el espejo, no quería comenzar mal su día. Se metió a la ducha, lavó su cabello con un impregante aroma y enjuagó su cuerpo tras haberlo llenado de jabón para luego envolverse en una toalla.
Lavó sus dientes siempre con la. cabeza abajo para no enfrentarse a su enemigo.
"Mírame, mírame. Tarde o temprano lo harás. No podrás aguantarte por mucho tiempo." Gabriela sentía que el espejo le decía.. Se apuró en lavarse sus dientes y salió rápido del baño, victoriosa, había ignorado a su enemigo.
Se vistió con prendas simples, no quería impresionar a nadie, pero aunque se vistiera de la forma mas simple llamaría la atención.
Peinó su cabello, dejandolo suelto. Tomó su bolso y bajó. Desayunó con sus tíos y luego la fueron a dejar a la escuela.
Gabriela no dejó de tiritar en todo el camino, estaba demasiado nerviosa.
Cuando llegaron a la escuela ella se despidió de sus tíos y se bajó del auto caminando directamente hasta la entrada principal de la escuela. Caminando lentamente, y aún así llegó rápido.
Entró decidida, ignorando todas las miradas que se dirigian a ella. Pensaba en los comentarios que podrían estar diciendo sobre ella. "Miren, volvió la gorda", "La escuela colapsó otra vez". Lo que no sabía ella era que los comentarios eran todo lo contrario.
-¿Te diste cuenta? Volvió Gabriela- Le decía una chica a su mejor amiga..
-Sí, si la vi y que delgada está. Dios, esa chica llegará a los huesos si sigue así-
A todos les impresionó cuan delgada estaba Gabriela desde la última vez que la habían visto. Todos comentaban de aquello mientras que ella pensaba que opinaban todo lo contrario.
Gabriela caminó hasta su salón y se sentó en el primer asiento vacío que vió. Habían varios alumnos ya adentro, pero ellos no se percataron de la presencia de Gabriela. Ella se sentó y apoyó su cabeza en la mesa, pero esta vez no se quedaría dormida, recordaba perfectamente lo que le había ocurrido la última vez que se había quedado dormida. Por lo tanto estuvo esperando y esperando la llegada de su profesor.
ESTÁS LEYENDO
El espejo.
Teen FictionMuchas adolescentes viven día a día odiándose, sintiendo que son feas, unas porquerías que no deberían vivir pero ¿Qué pasaría si esos malos pensamientos fueran muy lejos?