Te estaré esperando.

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Narrador:

Habían pasado aproximadamente dos meses, Gabriela iba de mal en peor. Ya ni siquiera iba a visitar a Alex porque él había conseguido una novia y siempre estaba con ella los viernes por la tarde y generalmente los sábados estaba todo el día junto a ella, ya no tenía tiempo para Gabriela.

-¿Te gustaría que salieramos afuera para jugar un rato?- Le dijo Poul a Gabriela.

-Bueno, vamos- Le contestó Gabriela.

Gabriela se sentía cansada todo el tiempo, casi no tenía energías, normalmente comía una vez a la semana ¿Quién podría tener energías alimentándose de esa forma?

-¿Gabriela? ¿Estás bien cariño? Es la cuarta vez que te gano y tu eres muy buena jugando cartas-

-Si papá estoy bien, solo estoy un poco distraída-

La verdad es que Gabriela estaba pensando en Alex, había visto su casa y recordaba cuando pasaban tardes enteras conversando sobre sus vidas, él fue su único amigo, y Gabriela ya no estaba segura si seguía siendo su amigo, los amigos no se olvidan, y Alex daba a entender que había olvidado por completo a Gabriela.

Seguía jugando con su padre, pero con un poco mas de concentración, no quería preocupar a su padre, y últimamente se había visto mas preocupado que nunca por Gabriela. De pronto paso un chico junto con una chica tenían sus dedos entrelazados, era Alex, y su novia.

Gabriela jamás pensó que a Alex le gustarían las chicas así, su novia no era delgada ni tampoco gorda, pero Gabriela siempre creyó que Alex era un chico más bien con gustos estereotipados. Pero se equivocó y sonrió solo por el hecho de que Alex tuviera una novia así.

Alex siguió caminando junto con su novia, iban camino al parque, vio a Gabriela jugando con su padre en el antejardín y la miró con disimulo, luego volteó para verla pero Gabriela sonreía mirando al piso, Alex sonrió, le gustaba tener una imagen así en su mente, Gabriela sonriendo.

Alex no entendía porque se había alejado tanto de Gabriela, él tenía muy claro que era el único apoyo que tenía ella. y se sentía muy mal al no estar acompañandola, suponía que era porque no quería que su novia se pusiera celosa de su amiga. Lo único que quería era abrazarla y decirle lo mucho que lo sentía al haberla abandonado.

La novia de Alex se dio cuenta de la tristeza de Alex luego de haber mirado a esa chica que era extraña para ella, quizás habían sido novios, quizás solo amigos, no podía sacar sus propias conclusiones y tampoco quería preguntarle a Alex, tenía miedo de que le incomodara el tema. Alex estuvo callado todo el camino pero al llegar al parque cambió su ánimo y se comportó de la manera en que se comportaba siempre.

Gabriela quería cambiar su imagen porque se sentía distinta, y lo era, ya no era la misma chica dulce y fuerte como lo era antes, se había convertido en una chica anoréxica, bulímica, sin energías.

Fue en la casa de su tía donde hizo su cambio, fue al baño, sus ojos estaban cerrados fuertemente al estar frente a la presencia de su enemigo, suspiró varias veces antes de abrirlos, tomó unas tijeras que estaban en un pequeño estante que se encontraba al interior del baño y  fue cortando su pelo, mechón por mechón, ya no podía arrepentirse de tal radical cambio, pero tampoco quería hacerlo. Ella ya no era la antigua Gabriela y no quería verse como la imagen de su pasado.

Fue a la cocina para buscar la escoba, debía barrer todo el cabello que yacía tirado en el piso del baño, sabía que su tía estaría ahí y ya se imaginaba su impresión al ver su nueva imagen.

Entró a la cocina sin emitir ninguna palabra, pero no podía evitar el sonido de sus pasos, su tía que estaba concentrada cortando zanahoria voltearía en cualquier momento para observarla.

El espejo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora