Niña Grande.

Capítulo 27

"Tu no escuchaste nada ¿De acuerdo?"

—Te necesito Greta.

—¿QUIÉN ES? —Gritó mi madre desde su estudio. Era la señora Miles, quien negaba con la cabeza mientras ponía el dedo índice sobre su boca en señal de silencio.

—ES TOBÍAS, OLVIDO SU MÓVIL. —Mentí.
—¿Qué quiere? —Susurré.

—No podemos hablar aquí, me he arriesgado demasiado al venir, pero cuando intenté acercarme en tu universidad casi sales huyendo, luego apareció ese chico, y ahora si tu padre me ve es capaz de cualquier cosa. Creí que tal vez tendría oportunidad de hablar con tu madre, ella es más razonables. —También susurró.
—Pero eres tú quien puede ayudarme, ven conmigo.

—¿Por qué debería?

—Diego... Él... Él no dirá nada si no habla antes contigo.
Se que nuestra familia es un asco, pero Diego es todo para mi y ahora está en la carsel; Es mi hijo, no puedo ver cómo se hunde sin intentar luchar.
Sé que jamás haría algo así, después de todo lo que ha pasado.
Tú deberías saberlo, él te ama, fue mi culpa lo del intercambio, yo insistí en que fuera, sabía que al estar lejos encontraría a alguien sin tanto rencor como el que tienen nuestras familias, creí que eso también te liberaría, pero cuando el padre de Diego se enteró ordenó que lo trajeran y...

—Deténgase. —Le interrumpí.
—Ya he escuchado muchas versiones de esa historia, y al final todas terminan igual, no quiero más de lo mismo.

—Te aseguró que esto no lo has escuchado:
Fue mi culpa... Fue mi culpa que esa chica muriera.
Y no pude hacer nada. Cuando Diego regreso, parecía perdido, fuera de si, yo no tenía idea de que ustedes habían empezado algo, y al ver que solo discutía con su padre... Creí que lo único que ayudaría sería tener a esa chica de vuelta y... —Dijo al borde de las lagrimas.
—Le compre un boleto, le di la dirección del departamento de Diego y pues, tu los encontraste... Y lo que sucedió con ella ya lo sabes. Si yo no hubiera insistido en que lo enviarán a estudiar fuera, si no le hubiera enviado el boleto, quizá la chica aún estuviera viva, graduándose de la universidad, consiguiendo empleo, formando una familia o que se yo...
No quieres cargar con algo así en tu consciencia, créeme.
Diego es inocente, el no pudo haberlo hecho, y estará encerrado para siempre sin defenderse solo por ti.

—Esto... No es mi culpa. No hale de mi consciencia.

—Tampoco es la de Diego, yo lo sé.
Y el no se está defenderá hasta que hable contigo, dices haber escuchado todas las versiones, escucha la suya. Lo peor que podría pasar sería que confirmes lo que crees saber, por favor, acompáñame... Te lo ruego.

—No lo sé... —Dije aún que sabía que sí quería saber, más que querer saber quería oírlo de su boca, que confesara y me dijera el porque, quería, entenderlo... Entender porque había hecho eso.

—Por favor. —Finalmente dejo sus lagrimas salir mientras se postraba.

—Levántese. —Le pedí mientras le ayudaba a hacerlo.
Escuchaba a alguien aproximarse y de ser mi madre habría problemas.
—Mi madre está por venir, así que váyase, váyase ahora o todo terminará aún peor de lo que ya es.

Sin escuchar razones la empuje fuera y cerré la puerta, al darme la vuelta me encontré con Scarlett parada frente a mi, ¿Había escuchado todo?

—Tu no escuchaste nada ¿De acuerdo?
Ni una sola palabra a mamá. —Le ordené, pero su mirada parecía perdida.
Y en eso subió mamá.