Capítulo 23: ¿Dónde demonios me llevas?

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Giré para encontrarme con el rostro de Matthew viéndome a través de la ventana del auto.

-Sube- dijo.

-No lo haré- le di la espalda y continué hacia adelante.

Sentí que encendió el motor, pero no se marchó, el automóvil ahora iba a mi lado.

-Prometiste que hablaríamos de esto hoy.- me reclamó.

-Y tu prometiste nunca fallarme, ni hacerme daño. Estamos a mano, ahora vete.- dije sin dirigirle la mirada.

Apagó el motor y bajó del auto.

-Madison, sube. Tenemos que hablar y o sabes.- comenzaba a alterarse.

-No lo haré, hoy no quiero hablar contigo.- dije acelerando el paso.

-Ok, tu me obligaste a hacerlo.- al terminar de pronunciar esas palabras sentí que me levantó suavemente. Me resistí, pero fue lo suficientemente rápido como para ponerme en el asiento del copiloto antes de que pudiese hacer algo.

-¡MATTHEW VEGA, DEJAME IR EN ESTE MOMENTO SI NO QUIERES QUE COMIENCE A GRITAR COMO UNA LOCA!- 

-Ya lo estás haciendo- Dijo mientras cerraba las ventanillas- Nadie te va a escuchar... Ok eso sonó perturbador.- Dijo para sí.

Encendió el motor y tomó un camino que nos sacaría de la ciudad.

-¿Dónde demonios me llevas?- dije furiosa.

-Te dije que iríamos a un lugar donde pudieses desahogarte.-

-Maldita sea Matt, llévame al instituto.-

-No lo haré, y será mejor que te tranquilices. No les hace bien.-

-¡Tu no nos haces bien!- dije con una mezcla de rabia y dolor.

Detuvo el auto, y apretó el volante.

-Maddie, estoy tratando de hacer las cosas bien, de enmendar todo lo que hice. ¿Sí? No quiero alejarme de mi hijo o hija. ¿Puedes entenderlo y dejar de actuar como una niña?- dijo serio.

-Oooh claro, ahora yo soy la mala del cuento.-

- No es eso Madison, tienes que entender que ya no eres una niña y que esa vida es responsabilidad de ambos y tú orgullo no te deja pensar. Estas actuando como una niña berrinchuda que cada vez que recuerda el motivo de su rabia vuelve a lo mismo.-

-Ve al grano Matt- dije mientras sentía la ira crecer dentro de mí.

Suspiró -Es mejor que sigamos, cuando lleguemos hablaremos mejor, trata de calmarte. Prometo no dirigirte la palabra en todo el camino-

Puse los ojos en blanco y me limite a cruzar los brazos y ver por la ventana, el camino comenzaba a parecerme familiar.

***

Pasó aproximadamente una hora y la familiaridad del camino comenzaba a asustarme.

-¿A dónde me llevas?- decidí preguntar.

No me respondió.

-Matthew Vega, ¿Donde diablos me llevas?- comenzaba a alterarme, sentía mi corazón muy acelerado.

El solo me dedicó una mirada para luego volver a concentrarse en el camino.

Fruncí el ceño y me crucé de brazos. Realmente parecía una niña berrinchuda.

***

El paseo o la discusión con Matt me agotó y me quedé dormida durante el resto del viaje.

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