Capítulo 28: Mañana

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Llegamos a casa de Austin, muy linda en realidad, con un jardín enorme y muy bien cuidado. Al acercarnos a la puerta no pude evitar sentirme nerviosa.

-Tranquila, te quedarás en mi cuarto y yo en el de huéspedes-

-Preferiría quedarme en el de huéspedes- dije mientras pasaba el umbral.

-No hay ningún problema en que duermas allí-

-No quiero incomodarte- dije mientras me guiaba por el vestíbulo.

Tomó mi cara con ternura. -No lo haces-

-Pero si sigues con la insistencia si me vas a incomodar- dijo cruzándose de brazos.

Dejé escapar una risa por lo bajo.

-Sólo por esta vez, chico almuerzo, sólo por esta vez-

- Verás que serán muchas más, chica de la polera fea- dijo dándome una mirada insinuante

***

-Disculpa el desorden- dijo mientras levantaba unas camisetas tiradas por el suelo.

-Oh sí, dormiré con mucha comodidad aquí- dije divertida.

-Sabes qué, ve a tomar un baño caliente- dijo señalado donde se encontraba el baño.

-¿Estás queriendo decir que necesito un baño?-

-Sip- dijo mientras se sentaba en la esquina de la cama.

-O sea que piensas que huelo mal- dije indignada.

-No, no, no. Sólo pienso que has tenido una noche horrible y necesitas relajarte.- dijo tomándome del brazo para que no saliera de la habitación.

- Quizá tengas razón- dije mientras tomaba unas cosas de mi bolso.

***

Preferí tomar una ducha, ya que con lo agotada que estaba era muy posible que me durmiera en la bañera y terminara ahogándome. Si, últimamente soy muy fatalista, quizá debería dejar de ver maratones de Destino final.

Abrí la llave y deje que el agua calentara mi cuerpo. Y al cerrar mis ojos un oleaje de pensamientos llegaron a mí.

¿Qué haré mañana?

Me quedé paralizada ante eso, no sabía que hacer. No quería ver a mis padres hasta que pasara la ira y la decepción. Y Matthew, definitivamente no quería volver a verlo.

Respiré profundo y sacudí mi cabeza en el agua.

Mañana voy a pensar en esto, mañana me voy a preocupar, mañana espero irme lejos. Hoy bebé vamos a dormir sin preocuparnos, mamá se encargará de todo mañana.

***

Con una toalla en mi cabeza y vistiendo como una indigente salí del baño.

- Tenías razón, me hacía falta- dije mientras desenvolvía mi cabello.

Al levantar la vista note que esta no era la habitación que había dejado atrás hace apenas unos minutos, estaba completamente ordenada, la cama tenía sábanas limpias. Pero otra cosa que variaba del lugar es que no se encontraba el anfitrión.


- Austin- dije mientras pasaba al pasillo, todo estaba obscuro excepto por las pequeñas lámparas que iluminaban la escalera.

Decidí bajar con precaución, ya en el vestíbulo entraba suficiente luz desde los ventanales como para iluminar mi camino.

-¿Austin? ¿Dónde demonios estás? Sabes que odio las sorpresas- dije alterándome un poco.

Caminé hacia la parte trasera de la habitación y vi luz saliendo de lo que parecía ser la cocina, mientras me acercaba pude verificar que de eso se trataba.

Puse la mano en la puerta de vaivén y escuché la voz de Austin, ¿acaso estaba cantando?

Decidí entrar de golpe para tomarlo desprevenido.

-¿Acaso no sabes que no está bien dejar a una embarazada sola en una casa que no conoce?- dije mientras me adentraba al lugar estrepitosamente.

El castaño dio un pequeño salto en su lugar y dejó caer lo que parece una rebanada de cheddar.

-Nunca más vuelvas a hacerme eso- dijo mientras me señalaba con la rebanada que había cogido del suelo y que ahora era un mini rollo en su mano.

Exploté en carcajadas -Eres un cobarde-

-Ay si, mira quien habla. La nena que casi llora porque creyó que estaba sola en la casa-

Fruncí el ceño ante lo que dijo y al notarlo volvió a tomar la compostura.

-Crei que tendrías hambre- dijo aclarándose la garganta.

-¿Quieres comer acá o en la habitación?- dijo al ver que yo no respondía

- En la habitación- No, no piensen mal. Sólo que la enorme ventana al fondo de la cocina donde puedo ver mi reflejo claramente, es escalofriante.

***

Con Austin a mi lado la casa parecía menos aterradora, entramos a la habitación y nos dispusimos a comer en la cama.

-Están realmente buenos- dije mientras masticaba el primer bocado.

-Lo sé, en Master Chef me descalificaron por ser un profesional- dijo con suficiencia.

Eso había sido demasiado para mi, solté una carcajada que casi ocasiona que me atragantara con pan.

-Si claro, y a mí no me dejaron ser modelo porque opacaría a las demás- dije entre toses.

-Lo harías.- dijo luego de meditar un poco.

Mis mejillas ardían, y seguí comiendo mi sándwich para evitar que notara mi incomodidad.

-Perdona si te molestó- el sándwich no era un buen escudo.

-No te preocupes, no tiene importancia-

-¿Madison, que sucederá mañana?-

-No lo sé- suspiré.

-Lo que si debes saber, es que dónde necesites ir, yo te llevaré- sonrió.

-Gracias- sentía lágrimas acumularse en mis ojos. Estupidas hormonas del embarazo.

-Creo que es hora que descanses, mañana será un día pesado- dijo levantándose de la cama llevándose los platos consigo.

-Duerme, mañana te ayudaré con todo- dijo antes de salir.

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