Cap I

2.5K 66 8
                                    

El frío invierno ya no azotaba las calles moscovitas, aunque no pudiera considerarse que la primavera fuera cálida la capa de nieve que adornaba cada invierno el paisaje ya no estaba; aún así un frío viento golpea el rostro de una joven pelirroja que lucha con varios mechones de su rizado cabello que el viento se empeña en despeinar y ella insistentemente acomoda detrás de su oreja. Sus pasos se detienen en medio de la calle que transita para girar la cabeza hacia atrás, un suspiro escapa de sus labios al confirmar que ya se había pasado del lugar al que se dirigía, solo unos pasos, pero ¿dónde tenía la cabeza? Niega de forma suave y gira sobre sus talones para entrar al nuevo restaurante con servicio de café en el que quedó encontrarse con su primo Borya y su pequeño Alek; la pelirroja había notado ya el lugar que llamó su atención, no dudó en comentarle a Vlad, pero el mencionado no mostró interés por lo que Borya optó por encontrarse allí esa tarde en vez de llevar directamente a Alek al apartamento de la pelirroja.

Al dar los primeros pasos en el restaurante, mientras su mirada se pasea por las instalaciones del lugar, notando la atmósfera relajada que parece envolver el lugar; el meitre se acerca a ella con una sonrisa cortés dibujada en los labios.

M: "Buenas tardes señorita. ¿Sector libre de humo o fumadores?" Saluda e interroga con tono amable.

L: "Buenas tardes. Fumadores por favor." Responde sin fijar la mirada en el joven, observando con curiosidad el lugar portador de cierta elegancia pero que no parecía querer exclusividad, al menos esa sensación le daba a la pelirroja.

M: "Acompáñeme por favor." Le pide mientras avanza entre las mesas.

La pelirroja se deja guiar mientras revisa el móvil, negando con la cabeza porque Borya se lo volvía a hacer, su primo un año más joven que ella le avisa que está un poco demorado, lo que no era exactamente una extrañeza. Transitada la escalera llegan a la segunda planta del lugar que se asemeja a la baja aunque le resulta más espaciosa y ésta estaba menos habitada que la anterior, solo dos mesas junto a las ventanas eran ocupadas, una por un grupo de cuatro chicas que conversan entre risas, otra por una chica que parece enfrascada en lo que sea que estuviera haciendo con su portátil y algunas hojas esparcidas por la mesa de madera.

M: "¿Mesa para uno?" Interroga el joven sin detener sus pasos.

L: "Para cuatro." Responde posando la mirada en la mesa escogida por ella, era la única que estaba pegada a las ventanas, en la misma fila que las dos mesas ocupadas.

El meitre la acompaña a dicha mesa ofreciéndole algo de beber en lo que espera a sus acompañantes, un té de canela es lo que la pelirroja pide mientras termina de acomodarse dejando la campera vaquera a un lado junto al bolso; el joven se retira y pocos minutos después se acerca un camarero con su pedido, lo deja sobre la mesa y sigue con su labor, cobrando el importe de la consumición a las cuatro chicas que no tardan en retirarse del lugar permitiendo que la pelirroja tenga acceso visual a la morena que estaba situada frente a ella, claro con las mesas que ocupan de por medio y la que hasta hace momentos era ocupada por el grupo de chicas.

A pesar de no creer haber visto a aquella morena que al parecer no advertía su presencia o la mirada curiosa que posa sobre ella.. su rostro se le hacía familiar.. pero estaba segura de no haberla visto antes. ¿Algún parecido a alguien? Se pregunta mientras recorta cada detalle al que tiene acceso de esa morena que parecía haber captado toda su atención y la desconcertaba; su piel bronceada, cabello largo en tono negro con leves ondas en las puntas, labios gruesos con un tono rojizo, nariz respingada, ojos perfectamente delineados.. pero no llegaba a notar el color de estos; parecía pensante.. ni siquiera se daba cuenta que la pelirroja llevaba quizás minutos observándola sin quitarle la mirada de encima; el ceño de la morena estaba fruncido, parecía que algo de lo que leía no le cerraba y había comenzado a dar leves toquecitos con la goma del lápiz que sostiene entre los dedos mayor e índice de la mano derecha; la pequeña goma comienza a vagar por los labios de la morena para luego ser apresada entre los mismos, el lápiz o la goma se hunde levemente en su boca y rueda los ojos de inmediato, apartando el lápiz de sus labios como si se reprendiera por la acción de morder la goma.

Ella me recuerda a él.Where stories live. Discover now