Capítulo 06: Ragondora

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Después de que David saliera con el grupo de jóvenes que decidió no entrar a las Fuerzas Armadas, opta por hacerles un pequeño viaje por toda la ciudad, terminando el mismo al frente de un viñedo enorme.

—Muy bien chicos, este es el último lugar que visitaremos además de ser su siguiente hogar, lo llamamos Ragondora —presenta orgulloso David.

—¿Qué es este sitio? —pregunta Arianna con estupor.

—Es un viñedo —dice David—. Y esa casa de allí es donde vivirán ustedes —indica mientras señalaba con el dedo una casa gigantesca, pero vieja y abandonada—. Está claro que no está en el mejor estado, aunque de cualquier manera hay suficiente espacio para mantener a todos ustedes de manera cómoda y con cierta privacidad. Claramente si van a quedarse aquí, tendrán que ganarse su estadía; así que tendrán que ayudar en los distintos trabajos del viñedo, al menos hasta que crean que ya son auto suficientes.

—Pero primero hay que desempolvar algún lugar donde podamos dormir en paz, ¿no? —se cuestiona Meghan.

—Por supuesto linda, pero con eso no podré ayudarlos. ¿Ven a esa mujer de allí?, su nombre es Madeleine. Ella les dará todo lo que necesitan para limpiar la casa, y si tienen alguna duda sobre el viñedo, son libres de hablarle, siempre y cuando sean respetuosos. La señora Madeleine es muy amable y correcta, así que siempre espera lo mismo de los demás; mañana en la mañana vendré a visitarlos, y les platicaré de un par de cosas que pueden serles de interés. Descansen, y mándenle saludos a Madeleine de mi parte

El bardo se despidió de todos, se marchó con calma y tarareando una canción dejando a los jóvenes a sus anchas; se disponen a hablar con Madeleine.

—Eh, ¿Sra. Madeleine? —pregunta Katherina.

—Ustedes deben de ser las personas que David me dijo que resguardase, los de la leyenda, ¿no? —adivina la señora con una voz aguda y escandalosa.

—Uhm, sí. Queríamos pedirle algunas cosas, para poder limpiar la casa donde nos quedaremos, por favor —pide Abraham de manera amable.

—Oh, por supuesto, pasen queridos. Esperen dentro del viñedo mientras busco las cosas —solicita la Sra. Madeleine mientras caminaba hacia atrás.

Justo después de que Madeleine le entregara todo lo necesario para empezar, se dirigen con determinación a aquella casa, y tras pasar un par de horas los jóvenes se dan cuenta de que aún faltaba gran parte por limpiar, dejándolos completamente desanimados.

—No sé cómo se supone que terminaremos esto antes del amanecer     —expresa preocupada Vanessa mientras le habla a Abraham, el cual solo mantiene silencio—. Abe, ¿me estás escuchando?

—¿La sala está limpia? —pregunta de manera retórica—. Digo, que tal si movemos todas las camas a la sala, dormimos allí por hoy, y luego terminamos de limpiar. Simple, ¿no?

—Me parece una buena idea —acepta Vanessa alegremente.

La idea de Abraham les da la oportunidad de descansar merecidamente, aunque de cualquier manera, muchos no pueden dormir muy bien dado que algunos están lógicamente estresados por la situación que padecen; otros estaban contemplando desde las ventanas de la casa, una llama tan brillante que se distingue a lo lejos. A la mañana siguiente, David se presenta en su puerta.

—Buenos días chicos, por lo visto no limpiaron toda la casa, pero igualmente lograron descansar para ser más eficientes, muy perspicaz. Ahora necesito que se preparen, porque hoy vamos a ir al sitio al que llamo hogar; estoy seguro de que les pueda interesar.

Continuará...



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Este capítulo tiene dos partes, la segunda parte saldrá en el capítulo 8

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