Capítulo 28: Los problemas de afuera (pt. 5)

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Luego del testimonio del Pastor Evan sobre su experiencia, aún en la cena, el silencio invade la mesa por unos segundos; Aaron toma la palabra.

—Pastor, ¿puedo preguntarle algo más? —dice, con un tono de desconfianza en su voz.

—Sí, por supuesto —acepta inocente el hombre.

—¿Qué hacía alguien como usted, con una reserva de canales tan amplia como para poder ser robada, con lo que puede ser una planeación previa? —pregunta de nuevo, haciendo su cuerpo hacia adelante para confrontarlo; Evan nota aquello, por lo que decide ponerse un poco a la defensiva.

—Con todo respeto General Vryzas, no comprendo la pregunta; los canales que fueron robados, no son representados por parte de mi templo, son representados en su totalidad por el pueblo de Sinaru-ie; son las reservas de todo el pueblo, que están almacenadas en el lugar más seguro que tenemos a nuestra disposición —argumenta, de forma confundida y ofendida el pastor.

—¿A qué se refiere?, explíquese —cuestiona el General.

—Por lo visto, en la gran ciudad no son conscientes de cómo funcionan las cosas en los pueblos cercanos —añade Alegra con desinterés.

—Entonces permítanos aprender todo lo que podamos sobre este pueblo, antes de regresar a Skochi-Venecia. Solo así podremos hacer de conocimiento público las costumbres y funcionamiento de Sinaru-ie —dice William, para calmar los ánimos en la mesa, los cuales se están descontrolando.

—Tiene razón. Si no me equivoco, ustedes llevan en nuestro mundo muy poco tiempo; está claro que tienen derecho a conocer más sobre él —acepta Arabella, aún alegre por su presencia—. Hace muchos años, en el momento en el que la humanidad empezó a dejar de sobrevivir como tribus nómadas y se establecieron en territorios fijos, había una tribu la cual estaba comandada por un anciano muy sabio, el cual predicaba las escrituras, a la vez que viajaba por todo el mundo junto con su tribu. Sin embargo, un día esa tribu había perdido el rumbo, el hambre y la desesperación se hicieron presentes; caminaron por días enteros sin ningún tipo de sustento, cada vez eran menos las personas que continuaban en la tribu, y cada vez eran mayores los conflictos. El anciano casi se daba por vencido, hasta que un día, mientras caminaban por un bosque frondoso, encontraron un enorme manantial con agua cristalina, la cual más que hidratar su cuerpo, fortaleció su espíritu. —Todos observan con sumo interés a la joven castaña.

—El anciano, sabía que este descubrimiento no fue cuestión de azar, por lo que decidió buscar la llanura más cercana a aquel manantial; esta llanura, la cual al principio se presentaba de manera común, poseía un área específica la cual era completamente idónea para la planta de alimento. De esta manera, el sabio empezó a construir este templo como miembro insignia de lo que posteriormente sería un pueblo abundante de prosperidad; por eso mismo, en su lecho de muerte, decidió entregarle una misteriosa llave a su hijo, el cual se convertiría en el primer Pastor del pueblo, que lo nombró como "Sinaru-ei", que significa "Santa Casa". —Todo el grupo se muestra ampliamente sorprendido tras la extensa historia, a excepción de Aaron, el cual no estaba obteniendo respuestas útiles.

—He de decir que es bastante interesante —opina Malcolm con intriga—. ¿Quién registró esa información?, ¿cómo supiste todo eso?

—Siempre me ha interesado saber sobre las civilizaciones pasadas, y no suelo estar ocupada, por lo que leo muchos libros —responde Arabella con más confianza, por la mirada desinteresada y calmada de Malcolm.

—Es una afición bastante útil, ella sabe muchas cosas gracias a eso          —añade Evan con orgullo, animando levemente a su hija.

—¿En serio?, ¿qué otras cosas sabes además de historia? —pregunta Marco para forzar la atención de la joven sobre él, haciendo que Aaron le observara con decepción.

—Hm... Sé bastante sobre medicina, también ciertas cosas de agricultura y ganadería, aunque no abunden animales por la zona. Aprendí algo de cartografía hace poco; y también me gustaría aprender otros idiomas, aunque principalmente por vanidad —responde Arabella con un tono modesto e inocente.

—Eso es realmente impresionante, ¿no creen chicos? —dice Marco, refiriéndose a su equipo de misión, del cual simplemente obtuvo un grupo de miradas extrañadas y un obstinado suspiro del General.

—Nos había mencionado que las reservas de canales, las cuales fueron robadas, no son completamente suyas, sino que eran del pueblo. ¿A qué se refería exactamente? —pregunta Aaron, para interrumpir aquel momento tan incómodo.

—Como le dije anteriormente, este templo, al ser el lugar más seguro del pueblo, hace las paces de banco para los habitantes; no tenemos una población muy amplia, eso nos favorece a la hora de tomar decisiones económicas. Por ejemplo, si ahora mismo necesitamos hacer una casa, tanto la mano de obra, como los materiales son auspiciados por nosotros, pero en realidad están siendo pagados por las reservas; así que al final es el mismo pueblo el que decide qué hacer, y qué no. Por eso, y porque los canales que posee cada habitante es muy limitado, necesitamos su ayuda lo antes posible            —implora el Pastor con un tono esperanzador.

—Para eso estamos, Pastor Evan... Arabella, habías dicho que tienes conocimiento de cartografía, ¿no tendrás un oportuno mapa del pueblo y sus alrededores? —cuestiona Aaron con una mirada desafiante, tomando desprevenida a la joven.

—Por supuesto, es de los primeros mapas que hice —responde con una sorpresa vívida.

—¿Podrías traerlos? Tengo una corazonada.

—Ahora mismo.

La chica apresurada, encuentra y posiciona los mapas de la zona; esto se ve interrumpido porque Alegra, ofendida por el irrespeto en la cena con todos estos mapas, toma los mismos, y los coloca lejos para que todos pudieran alimentarse como es debido. Después de la cena, la mesa vuelve a convertirse en una base de operaciones militares; en esa situación, Aaron logra triangular la aparente posición de los ladrones teniendo en cuenta hacia dónde fueron, y la distancia en la que están tanto del enorme manantial, como de una carretera por la cual ellos pudieran escapar, dado que sabe que adentrarse en un bosque es demasiado peligroso.

Luego de discutir el plan en separado con todos los chicos, los presentes van a pasar su primera noche afuera de la ciudad; sin embargo, Aaron se mantiene despierto para ir a solas hacia la cámara de reserva de canales, solo para encontrarse un poco después con Joel, el cual no puede dormir por su constante insomnio. Ambos platican sobre lo que conlleva esta misión; cuando el general ordena la ida del joven, sube hacia el templo, para observar con más detenimiento y analizar cómo ocurrió todo.

—Flechas disparadas de mala manera clavadas en la pared, madera y asientos dispersos —repasa Aaron para sí mismo, mientras se levanta tras examinar las puertas y paredes—. Hay unos cuantos canales dispersos en el suelo; creo que alguien quiso ser más listo llevándose una bolsa a costas, en vez de... ¿teletransportarla? Aunque eso significase que se le escaparan unos cuantos, seguramente había más canales; supondré que los chicos no aguantaron la avaricia y tomaron unos cuantos. Comprensible, supongo. —El General levanta su brazo derecho para rascar su cabeza como acto de confusión—. Por lo visto todo encaja... Estaría tranquilo de no ser porque todo lo que encaja, tiene que ver con un supuesto hombre que desaparece de la nada; como sea, ya pensaré en ello mañana. Por ahora, mejor iré a descansar. —Preparándose para irse, gira su cuello, y apaga su lámpara.


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Este capítulo como podrás adivinar consta de varias partes, la siguente se publicará en el capítulo 29 (por si ya extrañas a la gente de la ciudad, seguramente esa sea la última parte)

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