Los 300

Capítulo 03: La propuesta

El joven que está al lado de Joel y Ady, replica:

—¿Matarnos a todos? No quiero ser pesimista, pero sus hombres casi nos matan solo para traernos aquí, además de que acabamos de conocerte, así que yo...

—Entonces no tendrán problema en escucharme —interrumpe Luke—. Seré directo, tenemos la creencia de que existe a lo que llamamos "la piedra de la paz", artefacto que es la combinación de unas pequeñas piedras grabadas que según las leyendas, traerá una era de paz perpetua para todos y hará que cumplan su labor como héroes legendarios, llevándolos así a su mundo. Pero los fragmentos de la piedra están en la afueras de la ciudad, zonas que no podemos controlar por la gran cantidad de bestias desconocidas y complicadas de matar.

El nombre del joven que no completó su oración, es Amber, el cual parece estar más calmado que todos, por lo que continúa hablando con tranquilidad.

—¿Pero por qué es nuestra tarea? Si es tan peligroso, ¿por qué no envías a tus hombres a luchar y conseguir los fragmentos?

—Buena pregunta —responde Luke— ¿Recuerdan sus brazaletes?, además de enciclopedia, su ectagrama es una llave maestra para los fragmentos, por lo tanto, si queremos que funcione, los necesitamos en la escena. Y justamente de eso va mi propuesta.

—Les estoy dando la opción de entrenar, de valerse por sí mismos, de luchar por nuestro mundo. Para eso, tendrán que convertirse en soldados de las Fuerzas Armadas de Skochi-Venecia. Evidentemente no es algo obligatorio, como dije, es una propuesta. Así que si son tan inútiles que ni siquiera se atreven a intentarlo, la puerta está allá —explica, mientras los observa con desinterés.

Justo después de las palabras de Luke, la puerta se abre de par en par; se escucha una voz.

—Vamos Luke, no seas tan malo con nuestros futuros héroes —dice el hombre mientras camina despreocupado.

—David, no recuerdo haberte llamado —afirma Luke.

Aquel hombre se llama David. Se ve carismático, de buen porte, además de su característica ropa de bardo.

—Por supuesto que no me llamaste, pero no soy ciego —replica el bardo— ¿Una caballería?, ¿carruajes con cuerpos inconscientes? Eso sin mencionar de que estabas a la cabeza de la cruzada, no me acuerdo cuándo fue que empezamos una guerra contra Argim-Colón.

—No estamos tan lejos de una guerra y lo sabes —responde el caballero, ya obstinado.

—En fin, ya que estoy me presentaré ante todos. Soy David, yo les ayudaré a entender la ciudad, a moverse, a ser productivos y eficientes, si me permiten. En resumen, si tienen alguna duda sobre cómo vivir aquí, no duden en avisarme.

—Bien —retoma la palabra Luke.

—Ya saben qué opciones tienen, 300. Es momento que escojan qué hacer, ¿quieren salir de aquí? o... ¿quieren quedarse atrapados aquí?

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