Capítulo 14: Pelea con la cabeza

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A la mañana siguiente de aquel pequeño partido de ajedrez, todos los reclutas se encuentran alrededor de un gran octágono, delimitado por unos cuantos troncos de madera. Luke se presenta con los primeros contrincantes, William y Marco; procede a indicarles donde se posicionarán, en un extremo que quede paralelo al otro; Luke se detiene y empieza a hablar.

—Buenos días, reclutas. Este desafío fue ideado para probar qué tanto se había aprendido a lo largo de todo el entrenamiento, así que hoy daremos inicio a esa prueba para todos ustedes; en estos cuatro días, siete personas podrán empezar a hospedarse en el castillo y se les empezará a asignar una nueva clase de entrenamiento para mejorar sus habilidades en el campo. Las reglas en los combates serán las siguientes: los luchadores podrán elegir el arma y equipamiento de su preferencia; están terminantemente prohibido los golpes directos a zonas como los ojos o los testículos; la batalla terminará si alguno de los dos se rinde, queda inconsciente, o llega a rojo en el espectro de su ectagrama; y por último, es evidente el hecho de que está prohibido el uso de armas con filo y punta. ¿Alguna duda? —El silencio se mantiene —. Perfecto, prepárense, cuando estén listos, comenzaremos el combate.

Pasados un par de minutos, William se presenta con una armadura ligera de latón, una espada ropera sin punta y unos cuantos cuchillos arrojadizos con los cuales había entrenado ya hace tiempo; con el tiempo, aprendió a usarlos como medio de distracción, por lo que de hecho los mismos están escondidos en su armadura para hacer uso del factor sorpresa. Por su parte, Marco aparece solo con un par de guantes y unas botas de caballero, quedando muy descubierto, cosa que intriga a William; también poseee una espada bastante corta y liviana, casi parece una daga; y un escudo circular pequeño.

Ambos se preparan, y la bajada del brazo de Luke marca el inicio de aquel enfrentamiento. La batalla comienza con calma, la paciencia de William y el miedo de Marco los mantiene a una distancia prudencial, William ya ha examinado la situación; tiene que esperar un primer ataque por parte de Marco, y luego hacer una especie de cadena entre sus golpes, pero al cabo de unos cuantos segundos, William se da cuenta de que Marco no será el primero en dirigir un ataque, por lo que decide tomar la iniciativa y generar un plan en medio de la batalla. Esta acción le es de mucha ayuda dado que alarma a Marco, haciendo que empezara a defenderse de manera normal, actitud que es contraproducente para él mismo porque forma parte del plan de William.

La parte de la pelea la cual William no llega a calcular, es el inminente pánico de Marco; esta actitud le trae problemas a William, dado que necesita más energía para invertir los ataques de Marco, cosa de la cual William carece. Tras pasar un par de minutos ambos se separan para tomar un respiro; Marco está cansado, pero la adrenalina mantiene su mente activa, su cuerpo alerta y sus músculos completamente tensos; en cambio, William está en su límite, hacía ya unos 30 segundos que su brazo se había tornado amarillento solo por el cansancio y por los distintos golpes que Marco alcanza a conectar. William sabe que no se podrá mantener en pie durante mucho tiempo, por lo que arremete contra Marco intentando hacer una técnica que pueda neutralizarlo utilizando su propio pánico en su contra. William corre hacia Marco, mueve ligeramente su mano a la derecha para simular un golpe de su espada llamando la atención de su contrincante; Marco hace una pequeña parábola hacia esa misma dirección, y William se escabulle por su izquierda, pero justo antes de que tuviera tiempo de golpear a Marco en la columna para intentar derrotarlo, Marco mueve de manera abrupta su pequeño escudo, el cual impacta en la nuca de William dejándolo completamente inconsciente en el acto, dando fin a aquella distribución de energías y miedos con un evidente ganador.

Unas horas después, William despierta con un gran dolor de cabeza en Hyaku.

—¿Dónde estoy? —pregunta William, mientras intenta identificar en dónde está.

—Estás en Hyaku, Mike te trajo aquí luego de que quedaras inconsciente en la pelea. Estas en peor estado de lo que parece de manera superficial, por lo que te recomiendo que te quedes un par de días aquí —notifica Katherina, mientras le entregaba una especie de té.

—No creo que dé muchos problemas, es decir, dudo que tengas una oportunidad de entrar al castillo de nuevo dentro de un tiempo, ¿no?     —añade Meghan, la cual se encontraba recostada en la puerta de la habitación mientras giraba su cabeza, y su cabello liso y castaño descendía de su hombro.

—Sí, supongo que lo más sensato es quedarme aquí; por cierto, hola Meghan. Tenía tiempo que no te veía —dice William con cierto cinismo en su voz, cosa normal dado que su trato con ella es así.

—Hola. Deberías dejar de decir idioteces y descansar, ¿no crees? Tampoco es como si debieras quedarte toda la vida aquí —responde Meghan mientras sale de la habitación con desinterés.

—Ya quisieras tú... —replica levantando la voz. —He de decir que no me esperaba que Marco me fuera a vencer. Me imaginé que me daría problemas, pero no que me dejase inconsciente...En fin, supongo que siempre se aprende algo nuevo; como sea, Kat, en cuanto veas a Mike, dale las gracias de mi parte, estoy seguro que si de por Luke fuera, me habría dejado en el mismo lugar donde caí.

—Mejor díselo tú, seguramente venga a ver si sigues con vida. Aprovecha y dale las gracias —aconseja Katherina, para no tener más responsabilidades.

—Está bien, hablamos luego.

—Bien... Y no te muevas mucho, no quiero estar haciendo de niñera        —bromea la chica de grandes mejillas, mientras se marchaba.


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