Capítulo 31: Informe

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A la mañana siguiente de la llegada del equipo de Los 300, Aaron se dirige hacia el extremo más alto del castillo de las Fuerzas Armadas de Skochi-Venecia. El General parece recién levantado; no lleva su armadura puesta; su cabellera abedul cae hasta sus hombros y se confirma despeinada; lleva consigo un tumulto de papeles, todos ellos en su mano derecha, mientras que en su mano izquierda, mantiene una manzana a medio comer, la cual le sirve de desayuno. Una vez arriba, el joven caballero cruza el umbral que da paso a una habitación de tamaño modesto, en la cual se encuentra Luke, que contempla una espada larga repleta de grabados en la hoja, con lenguas ajenas al hombre; Aaron, luego de observar el arma a distancia, se adelanta hacia un escritorio de madera tallada con leones en sus costados; se sienta a esperar a Luke con tranquilidad.

—Capturaste mi atención en el momento en el que entraste por esa puerta, ¿lo sabías? —comenta Luke, aún parado dándole la espalda al escritorio; Aaron deja los papeles en la madera, y estira su espalda hacia la silla en la que reposa.

—Todos suelen decir que el informe de una misión Rango 5, más que una formalidad, es una plática informal... Sin embargo, al igual que sus integrantes, esta misión logra desafiar mi percepción de las cosas         —añade Aaron con sinceridad; Luke se gira y se acerca.

—Ya tienes mi atención... —El hombre finalmente se sienta—. ¿Qué sucedió en la misión?

—Primero llegamos a Sinaru-ie, no es nada parecida a como la recordaba, supongo que después de la misión de "La oveja carmesí", hubo muchas cosas que dieron cabida a cambios; como sea, una mujer detuvo el carruaje entre llanto, alarmando a los chicos lo suficiente como para que salieran despavoridos del carruaje. Lo que estaba sucediendo, era que estaban robando el templo del cual había salido la mujer; cuando los chicos se dieron cuenta, decidieron que era buena idea perseguir a los ladrones, que iban equipados con armas de verdad. No aquel chiste sin filo que ellos llevan por toda la ciudad, alarmando a más gente de la necesaria. —Luke levanta una ceja con sorpresa y decepción.

—Wow, por lo visto, la idiotez corre por sus venas —bromea Luke.

—Exacto. De cualquier manera, hice que casi todo el equipo se quedase en el lugar, a excepción de Marco; él no es muy veloz, por lo que pensé en ir a buscarlo, pero inmediatamente apareció un tumulto de personas las cuales nos bloquearon el paso por completo; tuve que olvidarme de él por un momento y enviar a otro chico a buscarle, y aquí es donde empieza lo realmente interesante. —Aaron deja sobre la mesa el emblema que había conseguido Marco en la misión—. El chico arrancó esto de la manga de uno de los ladrones, el emblema es inconfundible. —Luke inquieto, toma el emblema y observa a Aaron con seriedad.

—¿Insinúas que son ellos?

—No lo sé, cuando disolvimos Supnoza, lo hicimos a lo grande. No dejamos oportunidad a los cabos sueltos —afirma Aaron levemente alterado.

—Y sin embargo, tenemos esto... Es muy posible que estemos tratando con algún sucesor, algún fanático... —opina Luke lóbrego—. Pero ganaron, y ninguno resultó herido, ¿cómo estaban entrenados?

—Parecían iniciados, no tenían una buena técnica; sin embargo, son algo atentos; notaron que teníamos conocimiento de su insignia, por lo que decidieron quemarlas y no están dispuestos a decir nada naturalmente.

—Ya veo, están adoctrinados, no entrenados. Ahora saben que están en nuestro punto de mira. —Luke se levanta de la silla rascándose la cabeza—. Genial —finaliza con sarcasmo.

—¿Tengo que decirle a mi equipo? —pregunta Aaron, levantándose de la mesa también.

—Aún no —responde de manera tajante—. Todavía no son una amenaza significativa, lo mejor es no alarmarlos con anticipación... ¿Hay algo más de importancia que deba saber? —cambia de tema, dándole la espalda a Aaron y mirándole por encima de hombro con presencia.

—Más allá de historias, jerarquías y explicaciones sobre el funcionamiento económico de pueblos, solo una cosa, que además tiene el mismo nivel de importancia que lo que te acabo de contar          —explica, sin muchos rodeos.

—Te escucho.

—Por lo que pude observar, el equipo de ladrones estaba liderado por un hombre que se diferenciaba mucho del resto; parecía un tipo proveniente de Sut-Obnier. Además, tenía un entrenamiento previo muy bien planificado, de hecho, cuando estábamos en la batalla, noté que se estaba conteniendo para observar que podíamos hacer; pero de cualquier manera, lo que es peculiar, ya lo hemos visto de otra manera anteriormente. —Luke se gira interesado.

—¿A qué te refieres exactamente?

—Cuando tendimos la embocada a la caravana en la que se trasladaban, luchamos contra ellos, y como adivinarás, les ganamos; sin embargo, el hombre misterioso logró escabullirse antes de que pudiéramos atarlo, tomo unas bolsas de canales, dos de sus compañeros, y lanzó una bomba de humo al suelo. Para entonces, ya lo teníamos rodeado, pero cuando se disipó el humo, estábamos rodeando a la nada. —Luke intenta hacer memoria—.  El hombre había desaparecido de entre el humo, con lo que había tomado antes.

—Justo como el chico de aquella vez —suelta Luke con intriga.

—Exacto. Aun así, él nunca viajó con objetos encima; dudo que sean de la misma raza.

—Aunque también puede que hayan evolucionado —interrumpe Luke.

—Es una posibilidad... Lo único que es cierto, es que a lo que sea que nos estemos empezando a enfrentar, puede ser peligroso.

—Todo depende de quién desenvaine primero —responde frívolo y sonriente; Aaron le mira con temor—. Si eso era todo, podemos dar por concluido el informe, General Vryzas. —Luke toma los papeles que Aaron llevó—. Puedes marcharte, tengo que estudiar todos los detalles de la misión. —Aaron se levanta.

—Sí, señor —culmina con rectitud. Antes de dejar la habitación, el hombre se gira, y dice—. Señor, ¿puedo solicitarle algo?

—Depende.

—Para la próxima misión, ¿podría suministrarle a mi equipo armas reales? Puedo corroborar que están preparados para portarlas. —Luke se gira, frunciendo el ceño.

—Solicitud denegada, no lo considero seguro para nadie... Ahora, debe irse —fulmina Luke. Aaron suspira impotente.

—Sí, señor. —Aaron se marcha sin más rodeos.


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