9- Melodía

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Me quedé de piedra cuando supe que Jin podía componer canciones. Que cantase, me lo esperaba. Que tuviese un piano lo podría hasta intuir, ¿pero que compusiese? ¿Por qué Tae no nos había contado que tenía alguien como él en la familia? Nunca nos había dicho con exactitud lo que hacía con su grupo además de lo típico, por lo que tampoco sabíamos nada sobre las canciones y mucho menos, quienes las hacían, o en ese caso, quién. Tampoco fuimos nunca a ver ningún concierto o alguna práctica que hiciesen, Taehyung nos contó que sus amigos se sentían incómodos si les observaban, incluso él mismo sentía vergüenza cuando cantaba con nosotros, por lo que establecimos una regla no escrita de dejar aquello reservado solo para los integrantes ajenos.

Mi amigo me llevó a la sala en donde se encontraba el piano. Era, de tamaño, muy parecida a la que utilizaba yo en la universidad para tocar, por lo que unos bonitos pero dañinos me vinieron a la mente cuando di el primer paso para adentrarme en el lugar.

El instrumento era de color blanco, un blanco impoluto, puro, suave y perfecto. Parecía como si lo hubiese comprado ese mismo día, estaba en perfectas condiciones y totalmente limpio, tanto que se podía distinguir cualquier mínima mota de polvo que estuviese posada sobre su tapa.

Le miré como si le estuviese pidiendo permiso, pero no intercambiamos palabras, solo miradas, y de la forma en la que sus ojos respondieron a los míos entendí que me estaba animando a que me sentase y que comenzase a tocar cualquier cosa que se me viniese a la mente.

La sorpresa fue cuando descubrí que en el atril de este se encontraba un cuaderno del mismo color que el piano, y que estaba con un post-it rojo sobresaliendo por un extremo. Sin pensarlo dos veces lo abrí por la hoja que marcaba, y en efecto encontré una partitura manchada por la tinta del bolígrafo azul que utilizó para arcar las notas que tan suavemente eligió para su canción.

En la parte superior de esta se encontraban letras que indicaban el título de la canción en inglés.

"Awake"

Examiné de arriba a abajo la página antes de posar mis dedos sobre las teclas. No era ni parecida a lo que estaba acostumbrado a hacer, su composición era limpia, no tenía tachones o borrones, era segura y firme de principio a fin, lo que contrastaba totalmente con mi estilo.

Miré con el rabillo del ojo al chico que se había puesto a un lado mío, como esperando a que comenzase. Su sonrisa brillaba como el sol de aquella tarde.

Cuando volví mi vista a la partitura cerré mis ojos un momento, después de haber memorizado el inicio de la canción para que mi concentración no se perdiese. Siempre que comenzaba a tocar me gustaba hacerlo con los ojos cerrados, sentía que me fusionaba con la música y que me metía por completo en su mar del color de las emociones y las sensaciones indescriptibles.

Pero antes de que comenzase a tocar, por alguna extraña razón la otra persona que se encontraba en la sala entonó el comienzo de la canción que iba a palpar con mis dedos. ¿Cómo sabía que estaba parado ya que estaba contando los silencios en mi mente? ¿todos esa familia podían leer pensamientos, o algo?

Entonces, comencé a tocar las primeras teclas.

Pasados unos escasos segundos no daba crédito a lo que mis oídos estaban percibiendo. Su voz, su preciosa voz se había fundido con mi interpretación de la pieza, era increíble a la vez que relajante y precioso en todo su conjunto. Tanto él como yo estábamos sincronizados, aunque más que yo, él era el que se estaba acomodando a mi ritmo.

Era incapaz de prestar atención a la letra, pero sí que sabía que no era una canción para cualquiera. Los sentimientos que Seokjin estaba poniendo en aquel momento eran tantos que ni yo mismo podría asegurar haberlos tenido todos, y menos aún podría juntarlos de esa manera en una sala tan pequeña, con otra persona que no fuese yo acompañando la otra parte tan necesaria para que la canción cobrase sentido.

Noté entonces cómo él se acercó para pasarme la página y que no perdiese el hilo de todo aquello por levantar una mano sin necesidad. Escucharle cantar tan cerca me hizo experimentar algo totalmente nuevo.

Pero todo estalló cuando llegó el estribillo.

En ese momento, me di cuenta de lo que era capaz aquel chico. Su voz llegó a su mejor punto, a unos tonos que yo no podría alcanzar ni queriendo y a una fluidez que pocos son capaces de alcanzar.

'Maybe I, I can't touch the sky'

Podía asegurar que no era para nada propenso a llorar, y no lo hice, pero podía haber cometido un fallo en mi expediente en el momento que acabó esa frase. Mi cabeza iba a explotar.

Y al fin, cuando me quise dar cuenta, ya estaba con los brazos hacia abajo, con la mirada hacia las teclas y con una ristra de partituras en blanco que deseaban ser llenadas, pero que servían como separación para diferenciar aquella creación de la siguiente.

Cuando le miré quise hablar, pero no tenía palabras, mi garganta no funcionaba.

-¿Te gusta? -¿Me estaba preguntando que si me gustaba? ¿Después de todo lo que había vivido en esos minutos?

-Te envidio. -Atiné a decirle -Nunca pensé que pudieses hacerlo tan bien.

-Seguro que tus canciones son mejores, ¡no digas eso! -Incluso aunque me dijeses que no me infravalorase de esa manera, no podía evitarlo. Soy famoso por mi fuerte personalidad, pero la música es mi punto débil, una vez que sabes de dónde cojeo, no hay vuelta atrás.

-No, realmente, yo... -Al fin estaba recobrando el habla, pero cuando lo hice mi cerebro me avisó de alguna manera de que era mi turno de escribir los pedazos de canción que me faltaban. Oh, ¿por qué tenía que ser en ese momento? me habían venido las palabras exactas y si no las escribía pronto, las perdería. No, no podía permitir aquello, tenía que decirle al mundo que estaba satisfecho, que al fin había conocido a alguien que podía inspirarme. -Me tengo que ir. El miércoles nos vemos de nuevo, y te prometo que te enseñaré una de mis canciones. ¡Serás el primero en escucharla! -Grité aquello último ya que había salido disparado, al igual que Tae, y no estaba del todo seguro de que a tanta distancia pudiese escuchar mis palabras.

Corrí y corrí todo lo que pude, incluso evité coger el transporte público que tan poco me gustaba hasta que al fin pude sentarme en la silla de mi escritorio.

Revolví entre las cosas que había tiradas por la mesa para alcanzar un bolígrafo y la libreta en la que estaba escribiendo a limpio la canción, y pude por fin añadir los versos nuevos que se hallaban en mis manos.

Recuerdo ese momento.

El último momento de mi adolescencia.

Juntos quemamos los años.

Esos días cuando nada me importaba.

Llorando y riendo, esos momentos que viví contigo

ahora son recuerdos.  

Me desplomé sin pensar en comer en la cama tras terminarlo. No fue mucho, y lo sabía, pero sentía que poco a poco me acercaba al final de aquello y cada vez estaba más liberado del agobio que se atoraba a mis muñecas.

Nunca pensé que una persona como esa, en que un extraño tan peculiar pudiese hacerme libre de todos los males que se me paseaban por la cabeza.

«Tan malo como parece» - YoonjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora