Nada más terminar de hablar, vi cómo el chico que estaba sentado en el banco que tenía frente a mí parpadeaba un par de veces, asimilando lo que había ocurrido en un instante tan corto de tiempo del que ninguno fuimos conscientes hasta que no nos percatamos de los grillos cantar a nuestro alrededor. Mi cabeza se llenaba de la pregunta del que probablemente ambos compartiésemos en ese momento; ¿qué hacía Seokjin en la calle, solo? No quería pensar que Nam le había dejado tirado sin más, y tampoco aceptaba que su voluntad le hubiese llevado a dar un paseo nocturno tan a la ligera.
Finalmente se levantó algo indeciso para ponerse a mi altura, o al menos, intentarlo, ya que era algo más alto que yo por unos centímetros y tenía que agachar sutilmente la cabeza para poder hacer contacto visual conmigo.
-Eso es lo más bonito que me han dicho hoy, Yoongi.
-Qué raro, pensé que los halagos de Nam bastaban para dejarme por los suelos. -Ahí estaba, el veneno que suponían mis palabras molestas y celosas, aquellas que habían roto muchas amistades y que habían llegado a desembocar alguna que otra pelea.
-¿Halagos? Nunca ha hecho tal cosa. Sólo hemos charlado sobre nuestras vidas, aunque siempre terminábamos hablando de ti. -Un momento, ¿entonces me había preocupado por nada? O peor, ¿me había incluso preocupado?
-Pensé que te estaba tirando la caña en mi ausencia.
-Y yo te estoy diciendo que no lo hace. -Su mano llegó hasta mi cabello castaño, revolviéndolo ligeramente en señal de intentar aliviarme de la vergüenza que estaba sintiendo en aquel momento. ¿Qué tramabas, Nam? ¿Tanto tiempo y aún no te habías lanzado a por él? Eso no era propio de ti, amigo.- ¿Por eso es por lo que has dejado de venir?
-No, bueno... sí -En realidad las circunstancias eran una mezcla, pero en resumen no podía decirle que no.- Pensé que necesitábais intimidad -Más bien, yo necesitaba intimidad, contigo, pero decir aquello era demasiado.- Y si te soy sincero, he estado culpándome todo este tiempo de no haber sido capaz de decirte que quería pasar tiempo contigo, a solas. -Ni yo sabía en qué me estaba convirtiendo. Min Yoongi, alguien a quien no se le podía plantar cara, había sucumbido a la inocencia y se había convertido en un blando en cuanto a relaciones se trataba.
En menos de medio segundo, Seokjin ya se había lanzado a abrazarme con sus cálidos y grandes brazos que tanto me gustaban. Sí, era un idiota y un cabezota, no hacía falta que me lo susurrases al oído. Era demasiado orgulloso y frío como para no retroceder cuando era necesario hacerlo, pese a que me daba cuenta de lo que pasaba siempre que una persona acababa lastimada por mi culpa.
El calor del cuerpo que mi amigo me podía otorgar me calmó los tiritones que estaba pegando por culpa de la brisa helada de invierno que se quedaba guardada en las ventanas de la primavera que se escapaba cuando esta se descuidaba y dejaba entornada la única vía de libertad que podía proporcionarle la estación. No supe entonces si el abrazo fue para calentarme o fue porque me echaba de menos, preferí sin embargo pensar que era lo primero.
-¿Pasas a mi casa? Hace mucho frío esta noche, y no quiero que te pongas malo. Eres un desastre para las enfermedades.
-Tengo que volver a casa. Además, aunque pase ahora ya he cogido frío, mañana estaré mal aunque no quiera. -Si me ponía cariñoso era peor. -Y tampoco te quiero ocasionar molestias...
-No sería la primera vez que durmieses pegado a mí como una lapa. -Rió, separándose un poco de mí para poder mirarme a los ojos. Su risa, ¿había dicho ya que era perfecta? No podía decirle que no, pero mi autocontrol debía ganar esa batalla. No podía rendirme... ¿o sí?
-Si insistes, tendré que ir. -Yoongi, lo estabas deseando. ¿Cuándo dejarías de ser tan reservado y darías paso a que los demás conociesen tus sentimientos? -Pero quiero saludar al piano antes de ir a dormir.
-Todo tuyo, siempre que quieras, aunque a cambio me tendrás que contar la historia de tu canción, ¿o sigues pensando en mí?
"Pensar, pienso en ti". Esa respuesta hubiese sido la clave de aquel instante, pero como todo aquel día me lo preferí guardar. Si estuviese borracho, hubiese soltado todas aquellas estupideces que se me estaban pasando por la cabeza sin sentido ninguno. Era extraño, nunca una amistad me había hecho pensar de ese modo, al menos ninguna exceptuando a Hoseok.
-Parece que ya hemos arreglado todo, por lo que... No me queda otra opción, ¿no?
Pasamos a su amplia casa en cuestión de minutos. Los pocos metros que recorrimos desde el parque hasta su puerta fueron divertidos, él se negaba a destaparme con la excusa de que me entraría más frío por lo que tuvimos que sincronizar nuestros pasos para no caer mientras caminábamos medio abrazados. Mi alivio al pensar que no había nadie a esas horas de la noche fue lo que me hizo aceptar a la proposición del más alto.
Al pasar por su pasillo mientras le seguía hasta su cuarto mi tripa interrumpió el silencio que reinaba entre sus paredes indicando por todo lo alto que necesitaba algo para alimentar a mi cuerpo. Si bien pensaba cenar cuando llegase a mi casa, obviamente esos planes se habían visto interrumpidos por el anfitrión de aquella velada.
-¿Qué quieres cenar? Si te digo la verdad, yo tampoco he comido nada. -Antes de que girase y diese media vuelta para ir a la cocina, le paré en seco. Me tocaba empezar con el interrogatorio de aquella noche.
-¿Qué hacías en la calle tan tarde? -Seokjin, más te vale responderme, o de lo contrario te dormirás sin saber nunca el por qué de la letra de mi tan personal canción de rap.
-Había acompañado a Namjoon hasta la esquina de la calle y volvía a casa. En distancias tan cortas no me pasa nada, y me viene bien de vez en cuando caminar solo.
¿Tan tarde de había ido mi amigo? ¿Qué estaba haciendo si no era ligar con él? No lo entendía, mi cabeza se estaba llenando de niebla que no me dejaba aclarar mis ideas. Ni yo había logrado quedarme tan tarde un día de diario en su casa. Nunca supe cómo lo hacía.
-Me alegro de que cada vez lo vayas superando.
-Bien, entonces... -Oh, no, aquí venía.
Odiaba que me sacasen el tema de mis canciones personales, no me gustaba nada darle una explicación a las cosas por muy necesaria que fuese, y seguramente acabaría con lágrimas si comenzaba a hablar y a explicarle por lo que había pasado años atrás. ¿Cómo podía hacer que se callase?
¿Había dicho alguna vez que odiaba a mi cabeza? Solo me traía desgracias, solo hacía que pensase más de la cuenta sin pararme a reflexionar sobre si estaba bien o no. ¿Por qué tenía en la mente la idea de besarle? No, no, Yoongi, no eres de esos. Tu amigo se le ha pedido antes, y además no te gusta, ni nada por el estilo. Preferiste ganarte la fama de rapero y no la de Don Juan, tu estilo no era robar besos ajenos sin permiso.
Tranquilizándome a mí mismo, atiné a taparle la boca con la mano derecha, llevándome la mano que tenía libre a mis labios, más concretamente mi dedo índice, mostrándole sin tapujos que quería que no pronunciase ninguna palabra más.
-Si quieres verme llorar, haz la pregunta, pero luego no me culpes si te sientes mal.
Él mismo llevó su mano hasta mi muñeca para retirarme la mano de su cara, y lo mismo hizo con la otra, hasta que llegamos al estado de estar plantados en el suelo con mis finas y delicadas muñecas bajo sus largos y pálidos dedos.
-He sido muy tímido todo este tiempo, pero voy a intentar dejar de lado mi pánico por una vez. -Por un momento esperaba que no hubiese pensado lo mismo que yo acerca de robarme el aliento con un beso, aunque si lo hacía hube de confesar que no sabría lo que ocurriría después de que nuestras pieles llegasen a tocarse de esa manera. Mi personalidad flaqueaba ante ese tipo de situaciones, o al menos eso me había enseñado Hoseok.
Por suerte, sus labios se limitaron a moverse para entonar la frase que por un momento casi me deja derretido en el suelo por el tono tan angelical que puso.
-Quiero saber más sobre ti, Yoongi. Quiero que confíes en mí.
"Idiota, ¿eso no era lo que había estado haciendo hasta el momento?"
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«Tan malo como parece» - Yoonjin
أدب الهواةUn estudiante, músico rebelde y dedicado, acaba en un psicólogo por obligación. Él está sano, pero quizá aquel chico de la esquina de cabellos castaños no lo esté. ¿Lo que hace es... sacar fotografías al suelo mientras tiembla? -Fanf...