5- Remordimiento

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-¿Sí? ¿Yoongi?

Ah, su voz. Cómo amaba su voz. La había extrañado muchísimo, pero porque era un cabezota sin remedio. En realidad, Hoseok no había hecho nada para justificar mi enfado, o al menos no había hecho nada conscientemente. Yo no era una persona que se soliese arrepentir de sus acciones pero en ese caso todo era distinto. ¡Había estado semanas sin verle la cara a uno de mis mejores amigos! A cada segundo que pasaba sentía que me quitaba un peso de encima, un peso que me había estado persiguiendo desde el momento en el que me fui de su lado.

Al fin y al cabo, que me dejase de gustar una persona no era tarea fácil.

-Hola, Hoseok. ¿Cómo va todo? -A veces odiaba mi voz. ¿Cómo podía estar tan firme frente a cientos de personas y a la vez titubear tanto hablando con una? Nunca lo supe, y nunca lo sabré. Faltó nada y menos para que la pregunta acabase en un tartamudeo que por suerte no manifesté.

-Yoongi... -Oh, no, ahí estaba su voz de gatito que tanto me hacía derretirme. Para mi alivio me había echado de menos, aunque no tanto como yo a él.

-Eh, lo siento ¿vale? -Mi sonrisa no podía ser más amplia en aquel momento. Se me notaba que aquella disculpa no era del todo seria, pero no era malévola sino que era la "respuesta" más sincera que podía salir de mi corazón. -¿Te apetece que volvamos a quedar todos juntos? Creo que no me volveré a quedar practicando por las tardes esta semana. -No, no lo haría, y la razón era más que obvia. Mientras le proponía aquello me coloqué el teléfono entre la oreja y el hombro para ir a toda prisa a la mesa que se encontraba en el salón para comenzar a escribir la nueva letra que me estaba viniendo a la cabeza como si de un chispazo se tratase.

-¿De verdad lo preguntas? ¡Llevo queriendo verte desde aquel día! -Se le notaba emocionado, más de lo que se me podía notar a mí. -Si quieres, voy a visitarte ahora.

-Tranquilo, fiera, es muy tarde ya, ¿no te parece? -Sí que era difícil mantener una conversación mientras escribías. Por suerte, mi parte del cerebro más retorcida funcionaba a la perfección en esos casos. -A menos de que quieras pasar la noche conmigo, en ese caso ven cuando quieras. -Cualquier otro amigo mío ya habría colgado el teléfono ante tales palabras. Me sentí afortunado de poder hablar con alguien como Hoseok de forma tan natural.

-Oye, vale ya con las bromas. -No, querido amigo, no era una broma, aunque mejor fue que pensases que sí lo era. -¿Entonces me vas diciendo? Esta semana me viene genial.

-Claro, lo hablo con Nam y te comento. Tú encárgate de traer a Tae, ¿de acuerdo? -Para ser sincero, me hubiese gustado no haber propuesto aquello. De hecho, podría no haber ni mencionado a mi amigo y así tener una cita a solas con él, pero ese no era yo. No era bonito quedar con intenciones que sobrepasaban la barrera de la amistad con alguien que tenía pareja.

-Tae viene en pack junto conmigo. -Rió. Su risa era la mejor melodía que mis oídos podían escuchar. Mejor que mis composiciones, mejor que mis letras.

-Perfecto, no lo olvides. Nos vemos esta semana.

-No lo haré, Yoongi. ¡Adiós! -Como si hubiésemos estado sincronizados, solté el bolígrafo en el momento exacto en el que nuestra conversación llegó a su fin. Por un momento me dieron ganas de besar el aparato, por fin me había sacado del pozo en el que me había metido yo solo y había sido el causante de mis noches sin dormir.

  Ahora recuerdo lo que había olvidado por completo

Tenía unos catorce años cuando fui ante ti

Estuve raro solo un momento,

te acaricié de nuevo.

«Tan malo como parece» - YoonjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora