Canción 14 Internet war (Seo Taiji)

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 Kyungsoo había caído dormido nada más tocar la cama. Cuando Kai salió de la ducha, el mayor ya estaba profundamente dormido en la cama. Parecía un ángel. Y pensar que esa pequeña e indefensa criatura había sido suya apenas una semana atrás.

 Kai se acostó a su lado y los tapó a ambos con las mantas. Acarició sus preciosos y tiernos labios y pasó sus dedos por sus mejillas, que indefenso se veía y sin embargo todo lo que había sufrido. La señora Do se lo había contado mientras el mayor hacía la maleta; por todo lo que había pasado el mayor cuando había pasado parte de su infancia con sus hermanos.

 Le había contado que su hijo temblaba siempre que su padre iba a recogerlo para llevárselo los fines de semana con él, y que más de una vez había vuelto con algún moratón.

 Kai había visto la noche que se acostaron alguna cicatriz en su cuerpo. Tenía una en la espalda, en el omoplato; esa había sido por un cristal que "accidentalmente" le había caído encima y la otra cicatriz la tenía en la pierna, apenas se notaba pero la señora Do había contado que esa fue de una caída por unas escaleras. Kyungsoo se había roto un hueso de la rodilla y habían tenido que operarlo para colocarlo en su sitio.

Kai tragó saliva y besó su frente mientras agarraba fuertemente su mano.

Él jamás le haría tales cosas. Él jamás lo haría sufrir de esa manera.



Cuando abrió los ojos se dio cuenta enseguida de que una mano apretaba la suya, sabía que era la de Kai, pero cuando quiso soltarla, esta no parecía querer dejarlo marchar. Suspiró y se incorporó, pero al hacerlo se vio tumbado de nuevo sobre la cama y con el pervertido encima de él.

-Buenos días –dijo Kai besándolo con rapidez antes de que Kyungsoo se apartara –tenemos muchas cosas que hacer hoy.

-Pues si es así déjame salir –dijo intentando escapar de él.

Kai negó y se sentó encima de él aprisionándolo con su cuerpo y su peso, se cruzó de brazos sin dejar de mirarlo. Kyungsoo también lo miraba, pero él con duda, pues no sabía lo que iba a hacer el menor, solo se llevó las manos al pecho asustado, poniendo posición defensiva.

-Anoche no hicimos nada –dijo de repente el menor.

-Y no va a ocurrir nada –aclaró el mayor.

Kai se acercó hasta que sus rostros estuvieron a milímetros.

-Eso ya lo veremos.

Comenzó a acariciar su rostro, bajando por su cuello hasta llegar a su pecho. Kyungsoo se apartaba y con sus manos lo empujaba, pero las manos de Kai era hábiles y rápidas y pronto se vio libre de su camisa. Kai descendió por su rostro, pasando por su cuello hasta su pecho.

-Para –jadeó cuando sintió su lengua en uno de sus pezones –por favor para... ah...

-¿Te gusta? –mordió su pezón mientras con la mano que le quedaba libre pellizcaba el otro sin piedad y para su sorpresa él asintió. Valla, que dócil era de repente, parecía que el sexo lo calmaba.

Bajó su mano hasta que acarició su excitado miembro por encima de los pantalones y bajó ambos dejando libres los dos miembros y comenzando a acariciarlos

-¡No! Kai... no...

Arqueó la espalda. Mierda, se estaba dejando llevar, pero su mente se había quedado en blanco y hacía demasiado tiempo que no se sentía así, tan vivo. Por fin era deseado por alguien... por fin alguien le daba suaves caricias. No golpes ni insultos, Kai le estaba dando deliciosas lamidas y masajes.

-Kai... - gimió y se mordió el labio para que de su boca no salieran más sonidos indecentes.

-Vamos Kyungsoo, déjate llevar. Sí, así joder, disfruta –aumentó en ritmo de su mano cuando él otro no se contuvo más y se dejó llevar por completo. Era precioso, el rostro del mayor en éxtasis era hermoso. Tenía las mejillas sonrojadas y jadeaba con la boca abierta y el cuerpo totalmente arqueado.

-Kai me...

-Yo también, venga vamos. ¡Oh sí! Hazlo pequeño, hazlo.

Las caricias y las palabras de Kai le hicieron venirse y pronto sintió como un temblor le recorría todo el cuerpo. Apretó los ojos y sintió el cálido líquido caer en su estomago. No solo el suyo, era también el de Kai, que jadeaba y apretaba los puños a cada lado de su cuerpo.

Los dos se miraron a los ojos y Kai buscó sus labios.

Kyungsoo se vio dándoselos y complaciéndolo. Sabía que luego se arrepentiría, pero ahora necesitaba sentir ese pequeño placer. Ese pequeño calor que Kai le estaba haciendo sentir desde que lo había conocido.




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