-Es un poco triste lo que ocurre entre Sehun y Luhan –dijo Kyungsoo cuando llegó a la casa.
Eran las 2 de la madrugada, la fiesta se había alargado bastante y todos habían acabado borrachos, él no, porque desde que le había ocurrido aquello con Kai, ya no se fiaba ni de beber una gota. Sin embargo, Kai se había emborrachado como una cuba.
-Lo que es triste –dijo este aun con la bebida hablando por él –es que te tenga en mi casa y aún no te e follado como es debido.
Kyungsoo suspiró y le dio unos golpecitos en el hombro mientras lo dejaba caer en su cama. Kai se hizo un ovillo y abrazó la almohada murmurando cosas.
Se quitó el traje dejándolo bien doblado en la pelcha y miró a ese energúmeno que parecía ya estar roncando.
-Vamos Kai –lo zarandeó –quítate la ropa antes de dormirte. Le van a salir arrugas al traje.
Kai se dio la vuelta y sonrió con picardía.
-Quítamela tú hyung –y se lamió el labio de forma provocadora. Kyungsoo solo suspiró y lo cogió de las solapas de la chaqueta y se la quitó como pudo -¿lo vas a hacer? Pervertido...
-Y tú borracho.
-No decías eso cuando galopabas sobre mí –Kai escondió la cabeza entre las almohadas de nuevo y lo miró de reojo –lástima que no te acuerdes.
Kyungsoo le pegó con un cojín que había por allí.
-Cállate o dormirás en el suelo.
-Es mi casa hyung.
-Me da igual.
Sehun miró la pantalla de su móvil donde, en una preciosa foto, se veía su dulce Luhan sonriendo. Tocó la pantalla con la yema de los dedos y comenzó a llorar de nuevo. Maldita sea, le estaba dando otro ataque y sus pastillas las tenía Tao escondidas.
Sacó del fondo del armario un paquete de tabaco que tenía allí escondido por si Lay se lo tiraba y se encendió un cigarrillo entre sus dedos temblorosos. Lay decía que eso iba a acabar matándolo, pero ya que importaba si la única fuente de su alegría no quería ni verlo, y lo peor de todo era que lo había tenido tan cerca...
Alzó las manos al techo como si con eso pudiera agarrarse a algo y abrazó al aire. Que desesperación sentía en ese momento.
-Para que quiero fama si no te tengo a ti.
No llegó ni a echarse el cigarrillo a la boca. Se consumió mientras él miraba el techo como si fuera lo más interesante del mundo. Pero la mañana llegó y él ni si quiera se había dado cuenta de que se había dormido, se había dado cuenta cuando abrió los ojos y se encontró en una postura distinta a la que se había acostado y por la luz que entraba por la ventana, que lo estaba molestando de sobremanera además de hacer que su cabeza doliera más a causa de la resaca.
Se podía escuchar a los vecinos discutir a través de las finas paredes. Muy bien, esa era una buena forma de empezar la mañana.
Salió del cuarto y fue directo a la ducha, pero para su sorpresa Tao estaba allí, como una rosa. Maldito panda que aguantaba como un condenado.
-¡Buenos días! –Dijo animado -¿Cómo está la princesa?
-Estaría mejor si me dieras mis putas pastillas.
Tao se rebuscó en un bolsillo y le lanzó un trozo de papel liado en forma de sobre.
-¿Son dos al día no? –dijo con una sonrisa.
-Capullo, ¿enserio me vas a controlar?
-Agradece que te las dé. Debería de confiscártelas.
Sehun miró el sobre que había entre sus manos y lo apretó en su puño.
-¿Desde cuándo las tomas? ¿Desde cuándo te estás auto medicando?
-No lo sé.
-Pues deberías dejar de actuar como un gilipollas y empezar a actuar de una forma más sensata. ¿O ese es tu remedio? ¿Medicarte e ir todo el día como un puto zombi?
-¡Cállate maldita sea! Tú no sabes nada.
-¿Qué tengo que saber? ¿Qué te has vuelto un puto yonqui?
-¡Cállate! Cállate... ¿Que sabrás tú? –Sehun se tapó los oídos con las manos y cayó de rodillas al suelo –No sabes nada... nada
Tao lo vio, como murmuraba cosas sin sentido y comenzaba a llorar y se acercó a él cogiéndolo del brazo para que se pusiera en pie, pero se sorprendió cuando este lo abrazó y comenzó a llorar en su pecho como un bebe mientras temblaba.
-Tao yo no sé qué hacer... -murmuró –me voy a volver loco...
-No Sehun, todo va a salir bien.
-No Tao... nadie puede cambiar lo que ya ha pasado...
-¿Sehun?
-Mi madre se ha suicidado.
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Yoin
Fiksi PenggemarCuando abrió los ojos, el joven pelirrojo se sentía mareado, ese cuarto no era el suyo, esas sabanas eran demasiado suaves para ser las suyas y ese cuerpo que había a su lado... con cada capitulo habrá un enlace con una canción para escuchar.