Capítulo XXXII - "¿Desde cuándo tu sonrisa me vuelve loca?"

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¿Alguien podría matarla? ¿Por favor?

— ¡VAMOS OAK HILLS!

Yo voy a matarla.

— Esto es un asqueroso cliché Lauren, lo odio. — Ella paró con su estúpida rutina y me miró mal.

— Dime tres cosas que tú, Normani Hamilton, no odies. — Metí una gran cucharada de cereal en mi boca mientras me sentaba como indio sobre la silla.

— Sencillo: El helado. Los libros. Y yo. — Mastiqué un poco más y entrecerré los ojos. — Bueno, la última no cuenta a veces. — La señalé con la cuchara.

— ¿Recuerdas cuáles eran las condiciones de habernos escapado? — Puso sus manos en su cintura.

— No tener sexo antes del matrimonio. — Sonreí.

—No. Digo, tambien pero ahhh! La condición era nunca jamás volver al orfanato y ser adolescentes normales. — Dijo seria. — No hay nada más normal que ser porrista Mani.

Sí, por supuesto.

— No hay nada más estúpido que ser una porrista, Lauren. Y más en América. ¿Sabes la cantidad de clichés que he visto en las películas? Rubias, ojos celestes, oxigenadas, huecas. Son porristas. Y terminan saliendo con el capitán del equipo. Todos son malditos clichés. — Sabía que no tenía razones para enojarme, pero el hecho de que ella intentara con todas sus fuerzas ser normal, cuando en realidad NUNCA íbamos a poder ser normales (Y menos en un pueblo habitado por vampiros asesinos dementes y sexys, y mujeres lobo jodidamente tiernas), no importaba cuanto lo quisiera.

— Bueno, te equivocas. — Levanté mis cejas. — En casi todo. — Reí. — No soy ni rubia, ni tengo ojos celestes. Tengo mejores notas que tú, así que no soy para nada hueca. Y estoy saliendo con Camila Cabello, que no es capitána de ningún equipo. Así que definitivamente no cuenta como un cliché. —Levanté mis brazos.

— Como tú digas... Sólo espero que no te vuelvas más perra de lo que ya eres. —Sonreí. Lauren tomó mi tazón de cereales y lo alejó de mí. — ¡HEY! ¡ESTABA COMIENDO ESO!

— Ya no. Vamos a llegar tarde si sigues comiendo. — Dejó todo en la cocina y
comenzó a caminar hacia su habitación.

— Perra. — Me crucé de brazos.

— ¡ESCUCHÉ ESO!

— ¡QUISE QUE LO ESCUCHARAS! ¡Y QUIERO QUE TE VAYA MUY MAL EN TU ESTÚPIDA PRUEBA DE PORRISTAS, PORQUE YO NO PIENSO SER PARTE DE TU VIDA DE CLICHÉ LAUREN JAUREGUI! — Grité.

— ¡COMO TÚ DIGAS!

Estúpida perra.

[•••]

— ¿Por qué quieres ir tan temprano a la clase de Biología?

¿Por qué mierda le importaba tanto?

— Sí Mani, ¿Por qué quieres ir tan temprano? — Camila levantó las cejas mientras cerraba mi casillero.

— Porque tengo que estudiar. — No sabía si ellas eran idiotas porque pasaban mucho tiempo juntas o si ya habían nacido así.

— Pero no tenemos ningún examen.

— Sí Normani, no tenemos ningún examen. — Camila se cruzó de brazos.

No, definitivamente habían nacido idiotas.

— A diferencia de ustedes dos, yo tengo cerebro de maní y no puedo recordar nada de lo que el Sr. Cowell dijo la clase pasada. — Las miré a ambas que me observaban con sus ojos entrecerrados.

No digas que no te lo advertí. » NorminahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora