— Necesito encontrar a Camila. — Dije antes de salir corriendo del gimnasio.
Eso definitivamente había sido la cosa más horrible que jamás había visto en mi vida. Y si esa llegaba a ser Camila, podía morirme en este instante.
Corrí por los pasillos de la escuela esperando con toda mi alma que esa no fuera Camila, y que yo estuviera completamente equivocada o lo que fuera. Mi cerebro no paraba de pensar en las millones de posibilidades que había de que esa fuera Camila y lo mal que eso podría estar. Ignoré los gritos de Dinah intentando detenerme, porque ahora lo importante, era encontrar a Camila.
Corrí a la cancha en donde todo seguía igual. Todos actuaban normal. Al parecer no se daban cuenta que mi mundo se estaba desmoronando de a poco. Vi a Lauren que seguía cantando con sus pompones y una sonrisa en la cara. Vi al equipo siendo una completa mierda y perdiendo por miles de puntos. Y para cuando dirigí mis ojos a las gradas, ya podía sentir las lágrimas caer por mis mejillas. Camila no estaba.
No llores. No llores. Llorar sólo empeora las cosas. No llores maldita sea.
La respiración me faltaba y creía que iba a entrar en un ataque de pánico en cualquier momento. No podía respirar. Un extraño peso se había alojado en mis pulmones y oprimía mi pecho con fuerza.
¿Cómo le iba a decir a Lauren? ¿Cómo iba a decirle que Camila...?
Tragué saliva y limpié mis lágrimas. Ella no podía verme así. Si me veía así, iba a preocuparse por mí y arruinaría su soñado momento de normalidad. La vi sonreír, con su lindo uniforme y sus grandes pompones. Sólo hizo que el peso en mi pecho se hiciera más pesado.
No podía verla. No podía.
Escapé del campo como pude. Medio llorando, medio tropezándome conmigo misma. Intenté no llamar la atención tragándome mis lágrimas y caminé al baño para mojar mi cara y tomar un poco de valor para afrontar esta situación.
Entré al edificio de la escuela, sin importarme si Louis seguía allí, ni lo que Dinah diría si me veía reaccionar de esta manera. Sólo quería que Camila estuviera aquí. Y me abrazara muy fuerte como ella lo hacía. O que me diera de sus consejos y advertencias sin sentido. Y quería que fuera protectora otra vez, escuchar cómo estar cerca de Dinah Jane Lawrence me haría mal. Quería que actuara como mi hermana mayor y que me llevara las mañanas en su auto a la escuela, escuchando su extraña música que a nadie le gustaba. Y quería que besara y abrazara a Lauren cerca de mí y que eso me causara asco, pero del bueno, por verlas tan felices y jóvenes y con tanto futuro por delante. Antes de que me diera cuenta, ya estaba sentada en el piso llorando con toda mi fuerza. Quería que Camila estuviera viva.
[•••]
La consciencia me carcomía viva y no me dejaba en paz desde el viernes por la noche. Caminé otra vez, haciendo el mismo trayecto que venía haciendo hacía más de diez minutos en mi habitación con mi teléfono en la mano, esperando cualquier noticia de quien sea. Ni yo misma lograba soportarme y si seguían pasando los minutos y yo seguía sin enterarme de nada, juro que me tiraría por la ventana. Me senté en la cama dejando descansar mis piernas tan sólo un poco, porque ya no soportaba seguir actuando como una loca, no ayudaba de nada a nadie. Miré mi celular intentando hacer como en las películas, que anticipan la llamada, pero no funcionó porque el teléfono no sonó. La ansiedad me estaba comiendo el cerebro de a poco y los nervios no ayudaban a calmar a mis manos que seguían temblando como hace días.
Esto era una pesadilla.
— Hola. — Giré mi cabeza hacia la ventana en donde estaba Dinah. Ni siquiera pensé en recriminarle el hecho de que había forzado mi ventana y me había asustado, simplemente me levanté de la cama y corrí hacia ella para abrazarla. Sus brazos me rodearon y por fin sentí cómo mi cuerpo volvía a la normalidad después de días. Mis manos dejaban de temblar y mi respiración era regular cuando sentía que me apretaba contra su cuerpo.
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No digas que no te lo advertí. » Norminah
FanfictionADAPTACIÓN. Esta historia no es mía. Créditos a quién corresponda.