Capítulo XLVIII: "- Mierda, mierda, mierda."

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— Este es el plan. – Lauren susurró.

Era miércoles por la noche, y el tiempo se nos acababa. Supuestamente había tenido una muy buena idea para escapar, y habíamos esperado a que Tony oyera el plan con nosotras, detrás de la puerta por supuesto.

— Mañana en la noche, cuando Polland esté preparándose para irse, Tony vendrá abuscar a los que estén cuidando nuestra puerta, les dirá que Rick quiere hablar con ellos, se irán, y tendremos el pase libre para abrir la puerta.

—  Pero estará cerrada, ¿cómo se supone que van a salir? – Tony me había robado las palabras de la boca. Lauren me miró, y la luz blanca de la luna hizo destellar más su sonrisa.

— Normani sabe hacerlo. – Está bien, no era una habilidad de la que estaba orgullosa, pero era cierto.

— Necesito herramientas, no puedo sólo hacerlo con los dedos. - Dije frunciendo miscejas.

— Ahí es cuando entro yo... – La voz de Lauren sonaba más entusiasmada de lo que en realidad tendría que estar. - Mañana me encargaré de robar lo que necesites de lacocina, sólo tienes que pedírmelo. – Asentí con la cabeza, haciendo una pequeña lista de lo que necesitaría para hacer mis herramientas de manera casera. – Polland y los demás se irán, lo cual significa que nuestra única preocupación, son Rick y sus amigos, que rondarán por todo el lugar cuidando que todo esté en orden. La idea es evadirlos, lo más que podamos. - Lauren se acercó a mi oreja y usó un tono que fueextremadamente bajo, apenas audible para mí. - Iremos a la habitación de los niños, y llevaremos a Zoe con nosotras. - Asentí con la cabeza cuando se alejó. Ninguna de las dos quería que Tony se pusiera mal al hablar sobre eso.

— ¿Pero cómo van a salir? Sólo hay una salida. La puerta principal. Y es en frente de la oficina de Polland, si alguien está cuidándola, es imposible escabullirse sin que las vean. Además, está cerrada con llave y candados. Tendrían que tener el camino demasiado libre por mucho tiempo como para que Mani las abra. Es imposible. — Miré a Lauren negar con la cabeza.

— No vamos a salir por la entrada principal. — Fruncí mis cejas otra vez.

— ¿Entonces por dónde? — La sonrisa de Lauren se hizo más grande mientras me miraba, incluso parecía macabra.

— El sótano. — Mi cara generó una mueca de confusión completa.

— ¿El sótano? — La voz de Tony había sincronizado con la mía, no sólo con la oración, sino que también con la confusión.

— El sótano. — Negué con la cabeza, esperando a que Lauren se explicara. — ¿Recuerdas que cuando éramos pequeñas, casi siempre desaparecía?

— Sí, cuando Polland nos llamaba para asignarnos las áreas que teníamos que robar...¿Qué tiene eso que ver? — Pregunté, aún confundida.

— Como no quería estar ahí, recorría el orfanato hasta que me aburría y volvía a la habitación. Un día, mientras vagaba por las habitaciones abandonadas, las que Polland usa para dejar las cosas del orfanato, encontré una pequeña puerta detrás de unas estanterías, y cuando pasé, baje unas escaleras de madera y ahí estaba el sótano. Era pequeño y húmedo y estaba lleno de telarañas. Pero había juguetes. Muñecas de porcelana y pelotas, también ropa. Supongo que eran cosas que los asistentes del gobierno enviaban de vez en cuando, como regalo o donación, y Polland las ponía ahí. — Abrí los ojos sin poder creerlo.

Ese maldito bastardo. Había usado la misma camiseta por tres semanas. Había tenido que robar una porque la otra se había arruinado de tantos lavados.

— Hay una pequeña ventana. Tiene cerrojo y toda la cosa, pero sé que podrías abrirlo si lo hacemos con rapidez. Espero que quepamos. — No pude evitar sonreír. Me abalancé sobre Lauren y besé su frente mientras reía.

No digas que no te lo advertí. » NorminahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora