Mis ojos habían dejado de gotear y mi cuerpo apenas temblaba. Sentía las manos de Dinah sacudiendo mis hombros y llamando mi nombre, intentando hacer que reaccionara. No funcionaba, claramente. Los ojos de Niall estaban completamente fijos en los míos, llenos de tristeza y confusión, y los míos no podían despegarse de los suyos. Sentí una mullida y peluda pata estacionarse en una de mis piernas, y sabía que era Normani. Llamando mi atención, corrí la mirada hacia ella y observé que volvía a empujar mi pierna con su pata, sus ojos de gato me miraron fijamente y luego abrió la boca, dejando escapar un maullido que me desconcertó. Era como si estuviera llamándome. Mis labios se despegaron, intentando decir algo, pero las palabras seguían enredadas en mi garganta. La mano de Dinah había dejado de sacudirme y estaba apoyada en mi hombro, mientras Normani dejaba de mirarme y comenzaba a refregar su pequeño rostro contra mi cuerpo. Su pelaje suave me puso la piel de gallina y me di cuenta que era la primera vez que no se notaba agresiva ni malhumorada cuando se trataba de mí.
— Normani. – La voz de Dinah sonaba, al fin, clara en mis oídos. Normani subió por mis piernas con dificultad y se acomodó de manera tal, que su cabeza caía en una de mis manos, en donde comenzó a refregarse. Su cuerpo comenzó a hacer un raro ruido que jamás había escuchado, y supuse que eso era un ronroneo.
— Entonces soy un vampiro. – Dije de repente, sorprendiendo a todos los que estaban en la habitación, excepto a Normani, que seguía ronroneando y descansaba con tranquilidad en mis piernas.
— No. – Respondió Niall. Mis ojos volaron a los suyos y sentí que la piel se me ponía de gallina como nunca antes, mientras me recorrían escalofríos por todo el cuerpo. Me sentía incómoda ante su presencia. Encogí mis hombros haciéndome más pequeña al sentir que el malestar estomacal y el nudo en mi pecho se hacían más grandes.
— Entonces soy humana. – Dije otra vez, esperando que alguien pudiera aclarar al menos una de las dudas que recorrían por mi cerebro.
— No exactamente. – Ni siquiera tenía la energía para enojarme o para hacerle frente a lo que sea que estuviera en frente mío. Un demente. Un vampiro. Mi hermano.
— ¿Qué mierda soy, entonces? – No había salido cien por ciento tranquila, ni tampoco cien por ciento ofendida. Mi voz era neutral, ese tipo de neutral que tienen los locos en los manicomios cuando los drogan hasta que apenas pueden pensar.
— No lo sabemos. – Esta vez fue Dinah la que habló, y mis ojos tardaron en llegar hasta los suyos más de lo que deberían haber tardado. Su mirada me transmitía sincera preocupación, aunque no estaba muy segura a qué se debía. Aún no había reaccionado al cien por ciento como Normani Hamilton. Romper cosas, gritar como una histérica, llorar, enojarme, salida dramática. En ese orden. Pero algo me decía que no tendría la oportunidad de reaccionar de esa manera. Que había más de lo que no quería enterarme, pero que terminaría sabiendo, a fin de cuentas. – Manz, sé que esto es muy duro, y que tardarás en digerirlo, pero hay cosas que necesitas saber.
— No quiero. – Respondí, apenas, con la voz completamente apagada. Me achiqué aún más en el sillón y me negué a mirar a Niall a los ojos. De tan sólo pensarlo mis ganas de vomitar aumentaban. Tendría que haber salido corriendo de ese lugar. Tendría que haber corrido hasta que mis pies sangraran y mis pulmones no pudieran absorber más oxígeno. Pero a pesar de que no me había movido un centímetro, sentía a mis piernas rígidas en ese suelo como dos anclas que no querían hacerme caso.
— Tienes que saber, que a pesar de que nosotros no sabemos mucho sobre este tema... — Los ojos de Dinah volaron a los de Niall y sentí que ambos tenían una conversación secreta de miradas de la cual yo nunca formaría parte. Niall miró al suelo después de unos segundos de tener su ceño fruncido, y tragó saliva.
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No digas que no te lo advertí. » Norminah
FanfictionADAPTACIÓN. Esta historia no es mía. Créditos a quién corresponda.