-¡Bájate!-

275 10 1
                                    

Es de media noche, fría como todas las demás. Una chica se encuentra parada en un puente muy alto, sonríe al ver que la altura es suficiente para acabar con todo.

Pasa su cuerpo lentamente al otro lado del barandal, al lado de “si das un paso en falso, todo acaba antes de lo planeado.” Aferra sus manos al barandal que ahora está a su espalda, se balancea hacia delante y hacia atrás. Respirando el aire fresco –Lo haré, debo hacerlo.- Dijo la chica de dulce voz, con sus ojos cerrados, lentamente fue soltando su mano derecha del barandal -¡Al fin seré libre! Su voz se escuchaba decidida, sin miedo, muy confiada tal vez.

-¿Qué haces? –dijo una ronca voz entre la oscuridad.

-Lo que debí hacer hace tiempo.

-¿Crees que es lo correcto? –Se acercaba lentamente.

-A ti no te interesa.- Dijo una morena algo frustrada con aquella voz. -¿Quién eres?- Preguntó.

- Alguien que pasaba por aquí.-Dijo viendo sólo la cabellera castaña de la chica que se movía al compás del viento. -Deberías bajarte.

-¿Por qué?

- Mejor contesta ¿por qué quieres hacerlo? –Seguía preguntando aquella voz entre la oscuridad.

-¿Te interesa?

-A lo mejor y sí.

-Mi vida es una basura ¡No merezco vivir!

-¿Has matado a alguien?

-¿¡Qué!? No, para nada. –contestó rápidamente la morena.

-Entonces no digas que no mereces vivir.

-Tú qué sabes de mi vida. –Movió su cabeza a un lado para apreciar con quién perdía el valioso y escaso tiempo que tenía de vida aún. – Eres pequeña.

-La estatura no mide la sabiduría.

-¡Oh por Dios me ha salido una filósofa a mitad de la noche! –se burló.

-¡Bájate! –exigió la pelinegra.

-No. –Contestó con firmeza la morena.

-¿No piensas en el dolor que le provocarás a tu familia, castaña? –Preguntó curiosa.

-Mi familia me odia.

-No es posible.

-Sí lo es.

-¿Por qué lo harían?

-Por como soy.

-¿Y cómo eres? –siguió preguntando la pelinegra.

-Haces muchas preguntas. –Dijo la castaña contemplando la vista que tenía al frente de la ciudad.

-Y tú contestas muy poco –sonrió débilmente. –dime ¿Por qué te odian? –preguntó de nuevo.

-Yo…Bueno, soy un “Bicho raro” –bajó su mirada, suspiró muy fuerte y continuó. –Yo soy lesbiana. –dijo casi en un susurro.

-¿Y eso qué? –Dijo nada sorprendida la pelinegra. –Puede que te encuentres a la chica de tus sueños mañana pero, si saltas ¿Cómo lo sabrías? –Cuestionó.- Por favor, Bájate. –Dijo en un tono un poco suplicante.

-Ya no quiero sufrir más ¡No soporto ver como mi familia me discrimina! –Dijo casi gritando.

-Eres más fuerte que todo eso. –Dijo serena la pelinegra.- Estás ahí parada, a punto de saltar, no muchos se atreverían a hacerlo. Pero date otra oportunidad, al menos esta noche, bájate.

-No me conoces, no sabes nada de mí.

-¡Oh sí que sé algo de ti!

-¿El qué? –preguntó curiosa la morena.

-Que tu cabello tiene un aroma exquisito. –Sonrió- Bájate.

-Si lo hago, y nada cambia para mañana, yo regresaré y terminaré con lo que no me has dejado terminar hoy ¿Estás consciente de eso verdad? –Preguntó la morena.

-Sí, y yo no estaré para impedirlo de nuevo. Resopló, contempló una vez más el fondo de donde descansaría su cuerpo muerto mientras alguien que pasara por ahí la encontrara sin querer. –De acuerdo.- Se dio la vuelta y comenzó a pasar su cuerpo al seguro asfalto, cerca de donde se encontraba la pequeña pelinegra.

-Perfecto. –dijo la pelinegra.

-Sólo será un día, mañana regresaré, estoy segura.

-No sabes lo que pasará mañana, no te confíes de tus pensamientos.

-Sí sí, lo que digas. –dijo en un tono aburrido la castaña. El rostro de la pelinegra seguía entre la oscuridad, pero eso no fue obstáculo para que la morena se diera cuenta del color de ojos de la persona que la acompañaba. –Wow! -dijo sorprendida.

-¿Pasa algo?

-Tus ojos. –dijo mientras la veía fijamente.

-¿Qué pasa con ellos?- Preguntó extrañada.

-Son lindos, nunca había visto un verde tan, no sé ¿Tan perfecto? –Dijo sonrojándose.

-Ah eso –Rió.- Bueno, también tú tienes un par de ojos muy bonitos castaña. –Dijo sonriendo.

-Gracias. –se limitó a contestar, jamás le habían dicho eso.

-Bueno, debes irte, es tarde, y probablemente te espera un buen día mañana. –Dijo la ojiverde.

-tu positivismo me mata. –Bromeó la castaña.

-Y a mí tu negativismo. –Sonrió- Cuídate  castaña.

Esta sólo asintió, y le regaló una sonrisa, se puso en marcha rápidamente con rumbo hacia su casa ¿Por qué le había hecho caso a una extraña?¡Ella quería saltar! Pero esa pelinegra le ganó la voluntad. –Estoy loca- dijo entre una sonrisa. Se paró en seco cuando ya estaba a unos metros lejos del puente -¡Su nombre! ¡No me dijo como se llamaba! – Chilló repentinamente, así que decidió voltearse para buscarla, no estaría tan lejos pero…esperen…

¿Quién está donde hace unos momentos la morena se encontraba parada al borde de la nada? –Joder.- fue lo único que dijo antes de comenzar a correr hacia el puente nuevamente, y parase detrás de esa pequeña silueta que se encontraba donde ella estaba unos minutos atrás.

-¿¡Qué Carajos haces!? ¿Eh? -Dijo con dificultad por la pequeña maratón que había corrido unos segundos atrás.

-Voy a saltar. –Dijo esa voz ronca.

-La Conocí Al Borde De La Muerte.- Camren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora