∞Capítulo 5∞

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Los pensamientos son los ladrillos con los que has de construir el edificio de tu personalidad. El pensamiento determina el destino. El mundo que te rodea es el reflejo de tus propios pensamientos.

-Swami Sivananda.


Samantha.


Al caer la noche estoy en mi habitación después de haber ahogado las penas y buscar una felicidad que no encontré en el fondo de un paquete de cartón de comida china, o quizá sí la haya encontrado de manera tan efímera que pasó inadvertida mientras veía Los Simpsons con mi padre en el salón. Su compañía silenciosa se convirtió en una cómoda soledad compartida y me di cuenta de que se había dormido cuando sus ronquidos me sobresaltaron.

Estaba tan desganada para cenar que ni tenía hambre, pero no podía menospreciar así mi comida favorita, que al final no me hizo sentir mejor. A mi tristeza ahora se suma la sensación de ser patética. Cualquier día lloraré comiendo Snikers como el que llora bebiendo cerveza en la barra de un bar.

Sentada al borde de la cama vuelvo a leer el mensaje que me salió en una galleta de la fortuna.


Uno de tus sueños se va a cumplir.


Una utopía tratando de darme falsas ilusiones de algo que no se va a hacer realidad.

Pero se cumpliría para después convertirse en una pesadilla.

Hoy los sueños no funcionan para evadirme de todo lo que me rodea o mejor dicho la falta de que me rodee algo. No tengo fuerzas ni para fantasear con un príncipe azul que me venga a rescatar y me lleve a su castillo de cristal.

Arrugo la tira de papel en una bola y la lanzo a la pequeña papelera bajo el alfeizar interior de la ventana que hace las veces de escritorio. Fallo el tiro, pasa de largo y choca contra la pared cayendo al lado del bote. Un poco más a la derecha y hubiera entrado de rebote. Es evidente que no valgo para baloncesto, ni para ningún otro deporte en el que haya que tener puntería.

No me apetece ir a meter la bola de papel en su sitio ni hacer ninguna otra cosa, ni si quiera leer, lo cual es algo serio. Libero un largo suspiro afligida y me dejo caer echada en la cama con las piernas colgando al margen.

Cuando a la pereza se le une la depresión bato el record de la holgazanería. Si sumamos desánimo más vagancia da como resultado abulia, un déficit de energía y eso es una desmoralización total.

Aquí estoy yo sin hacer nada mientras que en otras partes la gente disfruta de la animada vida nocturna de Los Ángeles o duermen plácidamente. El techo blanco es todo lo que veo perdida dentro del océano de mi mente y navegando entre mis pensamientos en un barco a la deriva.

El rumor amortiguado de la tele es lo único que oigo llenando el silencio. La tele debe seguir mirando a mi padre en vez de ser al revés. Ese sonido de fondo no me distrae de todas las cosas que rondan por mi cabeza y se entremezclan formando un extraño revoltijo. Hay tantas cosas que no entiendo de mí que es imposible que los demás puedan entenderlas.

Estoy deprimida. Supongo que es algo que llevaba incubando desde hace mucho, pero nunca salió a la luz hasta ahora y hubiera preferido que siguiera encerrado dentro. La conversación que tuve con papá fue el desencadenante, si no hubiera surgido ahora estaría bien sin comerme la cabeza.

Antes era una gloria estar sola, la libertad que da no estar atada a nada ni a nadie, ahora es un dolor que se convierte en tortura. Me había acostumbrado al silencio de la soledad, antes apacible, ahora insoportable. Quisiera volver a ese antes, donde estaba igual, pero me sentía mejor.

Always 1 - Destinos Cruzados #PGP2017 #BLAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora