∞Capítulo 23∞

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El miedo hace que suceda lo que uno teme.

-Viktor Frankl.


Samantha.


Evan perdió importancia dentro de mi mente, los pensamientos sobre él están pausados en un segundo plano de mi cerebro. La nota que me mandó está olvidada y ya se desvaneció en mi cualquier signo de crispación o por lo menos no la noto, pero dudo mucho que se me haya pasado, estará encerrada provisionalmente en alguna parte de mi cabeza en espera de ser desatada cuando sea necesario.

Ahora tengo otro asunto de más trascendencia del que preocuparme ocupando todas mis funciones cerebrales y el enfurecimiento de antes se intercambia por la desapacible sensación de miedo.

Preferiría seguir enfada a estar asustada. Por lo menos el cabreo me daría la intrepidez para afrontar lo que se viene con los matones después de esta clase, pero la cobardía me deja sin las agallas que me hacen falta.

No puedo escoger que sentir, no depende de mí, sino de los factores extrínsecos que me rodean. Si todo fuera tan sencillo como desechar las sensaciones negativas y dejar solo las buenas la vida sería muy diferente, pero ningún humano está programado para eso.

Oigo la voz de Einstein de fondo como una televisión encendida a la que no presto atención. Su murmullo no me distrae de todas las cosas que me rondan, un sistema solar de pensamientos que orbitan en torno a mi cabeza. Lo que dice me entra por un oído y me sale por el otro sin ser procesado. Palabras que suenan sin sentido como habladas en un idioma desconocido.

Con los nervios tiritando de miedo desvío la mirada a la esquina del fondo del laboratorio, ahí donde se ubican las tres amenazas. Los ojos de Yu, Ace y Jules se turnan para mirar ávidos mi libreta asomando bajo el libro de Física y Química.

Casi puedo oír sus mentes desgañitando el mismo deseo de ver a través de las tapas de mi cuaderno y de las capas de hojas que recubren la Lista arriba y abajo. Un escudo demasiado frágil contra ellos.

Conservaba la esperanza de que sus ganas de saber lo que escribí fueran un antojo que iría en descenso, pero no hizo más que ascender y sigue subiendo más y más alto. Su curiosidad aumenta hasta convertirse en un ansioso anhelo que tienen la emergencia de sustentar, una necesitad tan elemental como respirar.

Estaba claro que no se iban a olvidar de mí así como así, para ello tendría que surgir una víctima mejor que yo. Entre las cuatro paredes de este aula no pueden encontrar a alguien más interesante que sustituya mi lugar y tampoco vendrá un suicida que tenga el gusto de ofrecerse para reemplazarme. Por muchas ganas que alguien tenga de morir no tendría la desesperación suficiente de recurrir a ellos.

El espectáculo gratuito que ofrecí en el pasillo con Evan, mi desproporcionada urgencia por rescatar la Lista de sus desconfiables manos, y ahora el miedo que muestro les instiga a querer averiguar más. Yo misma les infundo el capricho de saber.

Soy tan transparente como el agua. No, esa es una comparación errónea. Es más acertado decir que soy transparente como una ventana. Eso es lo que mejor me describe porque el agua desfigura la imagen y se hace difícil discernir lo que hay detrás, pero un cristal lo enseña con claridad.

Se puede ver a través de mi todo lo que hay dentro, cada pensamiento, cada emoción, cada sentimiento... Mi piel es una vitrina en la que están expuestos para todo el que quiera verlos. Mi sinceridad hace de mí un escaparate. Se puede considerar una cualidad o un defecto, depende de la situación en la que esté y en esta es un gran inconveniente.

Always 1 - Destinos Cruzados #PGP2017 #BLAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora