La timidez es un gran pecado contra el amor.
-Antole France.
Jake.
Me alejo de Sam con la cabeza gacha y suspiro apenado. Otra vez he perdido. Después de tantas veces ya debería de estar habituado al fracaso, pero es imposible acostumbrase a lo malo. Es mejor que la deje y haga lo que vine a hacer, así que me voy a otra sección de la librería.
En la zona de cómics busco el siguiente número de la interminable saga de Star Trek para continuar la colección. Me tiene enganchado desde pequeño, ya vi todas las películas, la serie y, por si fuera poco con todo eso, también leo los comics. Soy tan fanático que llegué al extremo de convertirme en un friki.
Me intento centrar en la búsqueda y digo intento porque se me da fatal hacer como que Sam no está. Le dedico miradas fugaces sin parar. Es como cuando colocan ante ti una tarta, pero sabes que no la puedes probar y aun así no puedes evitar mirarla con anhelo. Pues algo así me pasa con Sam, ella es mi tarta o mejor dicho no lo es, ahí está el problema, pero tampoco es la de nadie.
Entre hileras de estanterías deseo a Sam con los ojos, la miro de forma furtiva cada pocos segundos sin que se entere. Está tan inmersa en los libros que podría mirarla como un pirado, fijamente y sin pestañear, y ni se percataría. Me sonrío ante esa idea.
En este instante para ella solo existen sus amados libros, todo lo que la rodea desapareció. Está separada de la realidad, sumida dentro de en un mundo propio del que yo quisiera formar parte, pero está cerrado bajo llave y no deja entrar a nadie.
Me maravilla ese amor que muestra hacia los libros. Los trata con el mismo cuidado y cariño que una madre trata a un hijo. Es una pena que no ponga la misma atención en mí. Deseo ser un libro para que me haga caso. Es triste, pero solo de esa manera podría estar cerca de ella.
Cojo un cómic al azar del estante y simulo que lo ojeo. Paso páginas viendo viñetas por encima y de poco en poco levanto la mirada a Sam. Quiero saber qué libro compra para leerlo, solo así puedo aspirar a conocerla cuando con palabras no puedo. Los libros que lee me pueden enseñar muchas cosas que no sé sobre ella.
Sam mira un libro tras otro en busca de uno que la convenza. Desde aquí no puedo ver por qué libros se interesa, aun así la sigo mirando porque me gusta. Es la cosa más bonita que el Señor haya creado y yo tengo el privilegio de poder contemplarla cuando otros ni si quiera saben que existe.
Entre miradita y miradita hacia donde está Sam en otra sección, de pronto me estrello contra alguien.
<<Oh-oh...>>
Del susto se me cae el comic y casi caigo detrás para acompañarlo. Alzo la vista y me encuentro con la cara turbada de un hombre de no más de cuarenta años.
—Oops, perdón, no le he visto —me disculpo con educación.
Él acepta mis disculpas con un asentimiento de cabeza y una leve sonrisa que me tranquiliza al ver que no se lo tomó a mal, de ser un desagradable ya le estaría aguantando un regaño con toda la librería mirando. Se desliza por el pasillo y se adentra en otra estantería huyendo de mi torpeza.
Uno de mis pies tropieza con el comic en el suelo.
—¡Oh, Mierda...! —susurro agachándome a recogerlo.
Lo sacudo con cuidado y me cercioro de que no lo estropeé. Sigue en buen estado de milagro y respiro con alivio. Al ponerme en pie me doy un sonoro cabezazo contra uno de los estantes de madera.
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Always 1 - Destinos Cruzados #PGP2017 #BLAwards2017
Jugendliteratur"CUANDO DOS DESTINOS SE CRUZAN ES IMPOSIBLE SEPARARLOS" Hace años que Samantha MacAuliffe vive en un suburbio de Los Ángeles, pero todavía no se adaptó a la gran ciudad. A pesar de vivir en la capital mundial de la fama, la moda y la diversión, su d...