No hay disfraz que pueda largo tiempo ocultar el amor donde lo hay, ni fingirlo donde no lo hay.
-François de la Rochefoucauld.
Samantha.
Estoy lista para levantarme de un salto y echar a correr de nuevo más tierra que veo espantada del grosero de Evan, pero cuando miro a la izquierda es Jake a quien veo. Está montado en bicicleta introduciendo publicidad en un buzón unas casas más abajo.
Él trabaja como repartidor de anuncios de una pizzería, ya lo vi varias veces repartiendo. No está mal para ganarse un dinero extra, seguro que así se costea sus comics y otros caprichos. Yo también trabajaría en algo así para no depender de la paga semanal de mis padres si no fuera tan zángana.
Exhalo y hecho la cabeza atrás en una relajación total. La presencia de Jake me ampara y reconforta haciendo que me sienta protegida ante la sospecha de que ese tal Evan pueda volver, pero si no lo hizo ya, no lo hará. Qué pena que Jake no haya aparecido antes, cuando realmente lo necesitaba, sé que me hubiera prestado su ayuda.
Jake me saluda alzando la mano antes de ponerse en marcha por la carretera en mi dirección, rumbo a la próxima casa de la fila. Le correspondo con la sonrisa más ancha que le haya regalado a alguien. Nunca me alegré tanto de verle.
Se detiene al lado del siguiente buzón y mete por la rendija otro papel publicitario que saca de la mochila colmada de propaganda a su espalda, para después reanudar la marcha.
Cuando me observa mejor frunce el ceño con desconcierto. No es para menos, estoy en una extraña postura entre sentada y tirada.
—Eeh... —balbucea inseguro mientras se acerca —¿E-estás bien, Sam?
Me enderezo apoyando las manos en el suelo.
—Sí...
Apenas me salió la voz en un débil hilillo quebrado y toso un poco poniendo la mano frente a la boca para aclararme la garganta. En los ojos de Jake resplandece un brillo de preocupación. Se iba a detener en otro buzón, pero lo deja de lado y se desplaza centrado en llegar a mí.
—Tranquila... Ya voy —se aprisa en pedalear.
Está trabajando, tiene otras cosas que hacer como para estar pendiente de mí, no quiero ser un estorbo en su recorrido, además, ya estoy bien... O casi.
—Estoy... —me detengo a inspirar hinchando mis pulmones y trato de buscar la voz en algún lugar de mi garganta —Bien —finalizo.
Pero Jake ignora mi afirmación cada vez más próximo.
—No lo parece... —menea la cabeza —Ya casi estoy.
Lo miro perpleja al darme cuenta de que le preocupo más de lo que le debería incumbir con nuestro escaso trato ¿Por qué le importo tanto?
—¿Estás bien? —me vuelve a preguntar cuando frena en su bicicleta delante.
Los ojos de Jake bajan de mi cara y siguen descendiendo hasta que se detienen en alguna parte de mí cuerpo. Sus pupilas se dilatan puestas en algo que le llama la atención.
—Eeh... Tú... —carraspea llevándose una mano a la garganta —Tienes... Se te...
Entorno los ojos y al final opta por señalar en un movimiento de dedo discreto que es casi inapreciable. Bajo la vista a la dirección que fija su índice. La frente me empieza a sudar profusa y chillo entre dientes al percatarme de que estoy totalmente despatarrada frente a él, mi falda deja demasía visibilidad de lo que hay debajo.
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Always 1 - Destinos Cruzados #PGP2017 #BLAwards2017
Teen Fiction"CUANDO DOS DESTINOS SE CRUZAN ES IMPOSIBLE SEPARARLOS" Hace años que Samantha MacAuliffe vive en un suburbio de Los Ángeles, pero todavía no se adaptó a la gran ciudad. A pesar de vivir en la capital mundial de la fama, la moda y la diversión, su d...