Si eres tú quien provoca el cambio, ya no te asustará.
-Spencer Johnson.
Samantha.
Matusalén se sienta frente al escritorio a un lado de la pizarra, saca un cuaderno de su maletín y lo abre. Lo único que se escucha es el pasar de las páginas una tras otra hasta que se detiene y se recoloca las gafas. Tienen un cristal tan grueso que hacen un efecto de aumento en sus ojos y aun así fuerza la vista para ver. Está medio cegato.
Matusalén rompe el silencio con su voz tosca y va pasando lista recitando uno por uno los apellidos de cada uno para comprobar la asistencia. No presto atención hasta que escucho mencionar mi nombre para decir mi acostumbrado "presente".
Cuando Matusalén acaba de enumerar la lista de alumnos que compone la clase falta alguien, un tal Pyron, creo que es un chico.
-Ese no se enteró de que empezaba el instituto, seguro que sigue durmiendo -bromea Cristian despertando algunas risas.
Matusalén lo fulmina con una mirada hosca. Esto huele a problemas. Me compadezco de Cristian.
-Y tú, señorito Santana, no te enteraste de que estamos en una clase -le recrimina Matusalén adusto a la vez que se levanta -¿Y en una clase quién se supone que habla? -le pregunta malhumorado, pero no espera a que Cristian le conteste cuando él mismo responde -El profesor y tú te callas -dice apuntándole con el bastón de forma amenazante -¿Quedó entendido, Santana?
Cristian afirma con la cabeza y alza las manos clamando inocencia a la vez que se hunde en la silla. Cierra los labios con una cremallera imaginaria en un juramento de silencio que dudo mucho que pueda cumplir durante más de cinco minutos.
Todos sabemos que Matusalén es capaz de lanzarle el bastón, no sería la primera vez que alguien prueba lo bien que golpea su madera maciza y la fuerza que aún conserva él a pesar de su avanzada edad. Así fue como se ha ganado la obediencia absoluta entre los alumnos del instituto.
Matusalén es el típico profesor severo de la vieja escuela. No sé cómo a Cristian se le ocurrió si quiera abrir la boca con lo arisco que es, pero entonces caigo en la cuenta de que nunca le dio clase. Solo lo conoce de los pasillos y algunas cosas que hablan sobre él. Cristian lleva el rol de gracioso, siempre tiene que soltar alguna de sus ocurrencias para sacar las risas de sus compañeros, pero con Matusalén lo tiene duro, no sabe lo que le espera.
-Bueno, muchos de vosotros ya me conocéis años anteriores, pero para los que no, me presento, soy el profesor Walter y no os concierne llamarme por ese remoquete que me tenéis puesto y no pongáis esas caras inocentes que todos sabéis a qué me refiero -nos inculpa señalándonos con el bastón.
El mismo discurso de presentación del año pasado, del anterior y de los últimos cincuenta años por lo menos. No cambia ni un punto ni una coma, lo tiene aprendido de memoria y se lo sabe como el Padre Nuestro. Eso demuestra lo bien que preserva la cabeza sin ningún signo de demencia.
La voz cargante de Matusalén prosigue su soliloquio.
-Vuestros padres se preocupan en que podáis asistir a la escuela y, por tanto, espero que cumpláis el deber de invertir el abundante tiempo de vuestra juventud en leer lo que os pida que leáis y hacer lo que os mande que hagáis -se detiene en una pausa en la que solo se escucha la aguja del reloj marcando los segundos de forma ostentosa -Primera y única regla de mi clase: nada más entrar por esa puerta -señala con el bastón a la salida por la que más de uno ya estará deseando huir después de escucharlo -vosotros callaréis y escucharéis lo que yo diga.
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Always 1 - Destinos Cruzados #PGP2017 #BLAwards2017
Fiksi Remaja"CUANDO DOS DESTINOS SE CRUZAN ES IMPOSIBLE SEPARARLOS" Hace años que Samantha MacAuliffe vive en un suburbio de Los Ángeles, pero todavía no se adaptó a la gran ciudad. A pesar de vivir en la capital mundial de la fama, la moda y la diversión, su d...