Voldemort ha ganado, ahora que ha matado al joven que le ha causado tantos problemas durante años, a conseguido que todo el mundo mágico y muggle este a su merced, sembrando caos y maldad en todo el mundo.
Hope Blair Grindelwald, la sobrina del seg...
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Cuando Hope abrió lo ojos sin ningún dolor en ninguna anatomía de su propio cuerpo por lo que pudo notar, se levantó helada del frío suelo. Al darse cuenta y acordándose de la situación se miró rápidamente su brazo, donde el basilisco le había herido, pero no encontró ningún rastro de ninguna herida, luego de esa inspección su mirada se dirigió hacia su pierna, tampoco había nada, ninguna herida y ningún dolor.
Estaba completamente curada.
La bruja inspeccionó nuevamente el lugar en donde se encontraba, ¿ahora como demonios saldría?
Rápidamente se dirigió hacia la cañería donde anteriormente había dejado inconsciente al basilisco. Cuando entró, observó como todavía respiraba irregularmente.
—Tú eres lo único que me puede sacar de aquí —le susurró la bruja—. Te curaré...
La castaña se acercó más a la bestia, depósito tranquilamente su mano en su piel, y susurró, "Vulnera Sanentum"
La bruja con mucha destreza se apartó de la bestia ya que las heridas se estaban curando lentamente haciendo que está se moviera hacia la castaña y la olfateara. Cuando el basilisco dejó de olfatearla, se empezó a mover por la cañería, la bruja sin más demora se subió encima sin que el basilisco se diese cuenta.
Hope observó todo con ojos abiertos, aunque poco podía ver por la oscuridad, el basilisco seguía zigzagueando sobre las altas cañerías que conducían hasta Hogwarts con lentitud, hasta que finalmente, comenzó a ver una pálida luz gris y fría que daba saber que era el baño de chicas, después de uña segundos en lo que la débil luz del exterior iba aumentando de tamaño, la muchacha logró salir de la cámara de los secretos con ayuda del basilisco que había estado apunto de matar.
Cuando salió al fin de la cámara y estuvo de pie, se fue directo hacia el cuerpo de Draco que todavía respiraba con dificultad, el chico estaba totalmente pálido y su piel totalmente fría, haciendo que la bruja se preocupara más de lo que estaba y que de sus ojos salieran una cuántas lágrimas.
—Hope... —susurró el joven débilmente—. No llores.
—Draco —dijo la bruja abrazándolo—. Estas bien...
El ruido al cerrarse de la cámara se escuchó por todo el baño, preguntándose en porqué seguía abierta.
—A estado todo el rato abierta... —susurró el rubio encogiéndose de hombros.
—Te llevaré a la enfermería... —dijo la muchacha con una sonrisa de medio lado, todavía preocupada por él.
Cuando llegaron a la enfermería Draco se sentó en una camilla y se tumbó, al mismo tiempo que Madame Dorotea se dirigía rápidamente hacia ellos preocupada.
—¿Que le ha ocurrido? —le preguntó a la castaña con el ceño fruncido.
—Se desmayo de repente —mintió encogiéndose de hombros.
Cuando la enfermera miró a Hope de arriba bajo la bruja rápidamente se tapo un poco la pierna con la sabana de la camilla, que anteriormente tenía la herida, que ahora solo tenía unos cuantos rastros de sangre.
—¿Va a quedarse hacerle compañía? —la bruja asintió sin lugar a duda y se sentó en la silla que había al lado de la camilla—. Está bien —dijo asintiendo para después inspeccionar un poco al rubio—. Estás muy pálido, estás helado...
Madame desapareció rápidamente hacia su pequeño despacho donde tenía todas las pociones y medicinas, cuando volvió obligó a Draco a que se tomará varias pociones a ver si podía subir su temperatura y lo consiguió ya que Hope observó como el rubio cerraba los ojos y se durmió.
Al día siguiente cuando Hope se despertó se observó así misma y sonrío, Draco estaba abrazado a ella como un niño, ya no tenía la piel pálida, pero sí que tenía fiebre, la bruja preocupada salió con cuidado de la cama.
—Buenos días —susurró Dorotea acercándose a la camilla y observando la cara de preocupación de la Slytherin—. Las pociones que le di tardarán en hacerle efecto señorita, es mejor que vaya a cambiarse, ya mismo comenzarán las clases, si ocurre algo le avisaré, no se preocupe...
La bruja asintió no muy convencida, y se encaminó hacia las mazmorras.
La castaña tardó en bajar a desayunar, pero cuando lo hizo se sentó sin decir ninguna palabra y comenzó a comer ya que tenía demasiada hambre. No le importó las miradas, mejor dicho la fulminante mirada de Riddle sobre ella.
Cuando comenzaron las clases, Hope se digirió hacia su clase de Adivinación, pero alguien desde atrás le agarró fuertemente de la muñeca, lastimándola.
—¿Como demonios estás viva? —dijo el Slytherin mirándola de arriba a bajo.
La bruja frunció el ceño, estaba dispuesta a llevarle la contraria, no estaba dispuesta a rebajarse a su nivel.
—¿De que me estás hablando Riddle? —le preguntó intentando soltar su agarre, pero fue intento fallido, el mago no la soltaba.
—Tu deberías de estar muerta —le dijo Riddle seriamente, pero al descubrir las intenciones de la joven sonrío.
La joven hizo un intento de coger su varita pero Riddle se lo impidió agarrando su libre muñeca y acorralándola hacia la pared, ya no le importaba perder clases, total, para que le servía Adivinación en su planes de futuro.
—No sé cómo pudiste salir viva de la cámara de los secretos —dijo acercándose más y frunciendo el ceño levemente—, pero serás la única que correrá esa suerte.
Hope lo empujó al fin zafándose de su agarre y de su demasiada cercanía, finalmente pudo apuntarle con la varita de saúco y defenderse. ¿A que se refería de que alguien más no correría esa suerte? ¿Había matado finalmente a Myrtle?
—Desearía matarte, debí hacerlo cuando tuve la oportunidad.
Riddle no frunció el ceño como se esperaba por parte de ella, sino que esbozó una pequeña sonrisa y la empezó a mirar con curiosidad y mucha diversión.
—Y yo gustosamente estaré esperando a que llegue ese gran encuentro.
La clase de adivinación había pasado lentamente, para ella había sido como un calvario, y además de cómo había llegado tarde por culpa de Riddle tuvo que sentarse junto a él. Ahora se encontraba dirigiéndose hacia la enfermería, cuando llegó se encontró a Madame Dorotea con el profesor Dumbledore junto a la camilla donde estaba Draco. Con rostro de preocupación se dirigió hacia la camilla, ya de cerca pudo observar cómo Draco tenía toda la piel mucho más pálida, como cuando Riddle le había lanzado aquel desconocido hechizo.