El amor es la magia mas poderosa.

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Llevaba muchísimo tiempo sintiéndose así, aunque al experimentar demasiado dolor en su vida, aún se sorprendía por estar tan vacía y así se sentía, vacía.

En ese preciso momento solamente quería desaparecer, alejarse de todo y huir...

Pero como la mayoría de las cosas en esta vida, el dolor era temporal, y ella lo sabía.

No había dejado en ningún momento de acariciar su fría y blanquecina mano, tampoco pensaba en dejar de hacerlo, pues se culpaba en todo, todo había sido su maldita culpa, Draco no se merecía estar en esa situación.

Lo más doloroso era que no tenía palabras adecuadas para poder despedirse ya que nunca había tenido esa oportunidad. Pero ahora la tenía y doliese o no, se negaba a desaprovecharla.

Hope se acercó más a Draco, cerca de su cara, dejando así pequeños besos en su rostro, teniendo una pizca de esperanza en que él notase aquel pequeño afecto.

Lo siento tanto Draco... —por su rostro caían lágrimas desoladas—. Siento tanto todo esto...

La bruja se acercó a su labios, aquellos en la cual había tenido el gusto de probar.

—Quiero que sepas que siempre habrá una parte de tu alma en mi —le susurró—, y estoy sumamente agradecida por eso...

A continuación le dejó un pequeño beso casto en sus labios y se quitó las lagrimas.

No había asistido a ningún clase aquella mañana, y los profesores lo entendían. Sobretodo Bathilda, que le había escrito una carta en la cual escribía lo mucho que lo sentía y finalmente que la esperaba con los brazos abiertos en las próximas fiestas de navidad, pero poco le apetecía, solamente quería quedarse en Hogwarts y estar preparada para oír que Draco ya no estaba.

Alphard, había estado toda la mañana observándola, sabía lo mal que lo estaba pasando y por eso, lo mejor era dejarle su espacio.

Por otro lado estaba Euphemia que no entendía como su mejor amiga Brigid, pasaba totalmente de Hope, no entendía como de un día para otro hablara de ella como si fuese una desconocida, y eso era por parte de Brigid.

La tarde había pasado rápidamente, a Hope no le quedaba más remedio que ir al gran comedor ya que era hora de la cena, la chica arrastraba los pies, y aunque tenía muchísima hambre, no quería separarse Draco.

Cuando entró al gran comedor, ya estaban todos los alumnos cenando tranquilamente, se acercó a su mesa y se sentó lejos de todo los murmullos de los Slytherins al verla. No iba a molestarse ni mucho menos porqué la miraran, pues no estaba de humor.

Poco bocado había probado, no porque no tenía hambre, porqué la tenía, sino por la mirada de Riddle sobre ella.

No habían cruzado palabra después de la noche anterior, Hope tampoco quería, pero no se iba a detener a mirarle, y no tardó mucho en hacerlo.

La bruja le miró duramente, se atrevió finalmente a mirarlo con odio, se atrevió hacerlo como nunca antes lo había hecho ya que tenía algún ápice de esperanza en que él pudiera cambiar.

Riddle nunca iba a cambiar, y si eso ocurriera algún día, sería por un milagro.

Ahora la pregunta era, ¿Hope había intentado cambiarle? Claro que no, sino que había alimentado más a la serpiente, había hecho todo lo que le había pedido sin pensar en las consecuencias, por ejemplo la situación de Draco, Hope no tuvo que haberse fiado en la palabra de Riddle, ya que Draco estaba destinado a morir si o si desde el primer momento que la maldición tocó su cuerpo.

Su mirada volvió nuevamente en su plato, que sin tardar mucho lo alejó, para después ver cómo alguien se acercaba a ella y se quedaba de pie.

—Lo siento mucho —aquellas palabras vinieron de Walburga.

La bruja la miró, no sabía si aquellas palabras eran sinceras ya que no pudo descifrarlas demasiado, pero intuía que no lo sentía de verdad, finalmente asintió con la cabeza con una mueca de disgusto, pues no necesitaba el pesar ni el confort de nadie y mucho menos de una persona que ni le tenía aprecio si quiera.

Hope observó como Walburga se alejaba junto a Druella y se marchaban por la puerta del gran comedor.

No dejó de mirar en ningún momento por donde unos minutos se habían marchado Walburga junto a Druella, a continuación se levantó rápidamente y se dirigió hacía la enfermería.

Cuando la bruja llegó, tragó grueso y sus ojos empezaron a cristalizarse ya que no estaba Draco en ninguna de las camillas, la enfermería estaba completa vacía.

¿Draco se había ido? Se preguntaba Hope.

Había perdido tanto en su vida, que aquellas lagrimas que empezaron a salir de sus ojos, no solamente eran por Draco, sino por las personas que había visto por sus propios ojos morir.

Madame Dorotea que la había visto entrar, la miró con una sonrisa plasmada en sus labios.
¿Por qué sonreía?

La bruja frunció el ceño, todavía con el nudo en la garganta, quería marcharse de ahí rápidamente.

No había oído sus pasos y ni mucho esperarse que unos brazos la rodearan y la abrazaran al girarse. No sabía quién era, pero necesitaba aquel contacto.

—Aquí estoy, no llores... —le susurraron en el oído.

Aquella voz le había sonado muy familiar, ¿pero era real? ¿o solamente estaba en el cielo?

Pero esa voz era de Draco, no cabía alguna duda.

No tardó demasiado en resolver su duda, y no se había equivocado, no cabía duda que aquella rubia cabellera era de Draco, ¿pero como?

—¿Como es posible? —susurró la bruja agarrando frágilmente el rostro del chico, mirándole directamente a los ojos.

—Fuiste tú —dijo Draco—, nadie me escuchaba, no podía moverme ni tampoco hablar, solamente podía notar como me ahogaba cada vez más, hasta que pude notar el calor de tus caricias, y tú voz Hope, fue la causante de mi despertar.

Cuando terminó la bruja solamente le miró con adoración, pues ella había sido quién le había despertado.

I M P E R I O |Draco Malfoy |Tom Riddle| (Editando) (Book 1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora