I M P E R I O |Draco Malfoy |Tom Riddle| (Editando) (Book 1)

Reina el dolor.

La bruja no dejó en ningún momento la enfermería, no podía dejarlo solo, no en estos momentos cuando ella sabía que él la necesitaba aunque no pudiera decirlo, además él hubiera hecho lo mismo. Por otro lado no podía asumir demasiado bien las últimas palabras que le dijo Madame Dorotea.

"No pasara de está semana, lo siento..."

Solamente habían pasado dos días, y desde lo ocurrido no había vuelto a clases, tampoco había vuelto a mirar a Riddle y ni mucho menos había vuelto hablar con él.

—Mírese —interrumpió Dorotea sus pensamientos—, debe irse a descansar, se que es doloroso pero quedarse ahí sentada la está consumiendo, hágame caso...

La castaña asintió con la cabeza, Dorotea tenía razón, tenía que ir a clases o hacer cualquier cosa para olvidarse de que Draco está al borde de la muerte, pero cuando lo pensaba demasiado volvía a caer en depresión y se le humedecían los ojos, no podía perder a otra persona de nuevo, no podía perder a Draco, se negaba a perderlo.

Y Y Y

La clase de Encantamientos estaba a punto de comenzar, la bruja se sentó lejos, en las últimas mesas de atrás para que nadie pudiera verla, todavía no se había visto así misma, ya que se había negado en mirarse al espejo después de ducharse, no quería asustarse, pero intuía que tenía muy mal aspecto.

La bruja sacó su libro y dejó su varita en la mesa, sin ningún ápice de ganas.

Cuando observó como alumnos de Slytherin y Gryffindor entraban, frunció levemente el ceño al ver como Riddle se sentaba a su lado sin importarle demasiado su reacción, después el profesor Cook entró y empezó la clase.

—Te ves horrible —habló Voldemort sin mirarla, atento —o eso parecía— a lo que decía el profesor.

Hope, sin embargo no contestó, no por que no quería, sino porqué no tenía ganas, sabía que Riddle se había sentando a su lado para burlarse, faltarle al respeto y torturarla verbalmente.

La bruja notó como unas náuseas nacían de su estómago y descendía lentamente hasta su garganta, tenía unas terribles ganas de vomitar, pero respiró hondo y no lo hizo.

—Entiendo que no quieras hablarme —soltó el mago en voz baja—, lo entiendo ya que soy el responsable de lo que le ocurre a...

—Cállate —le dijo al fin la bruja apretando sus puños, calmándose y no endiñarle un puñetazo a lo Muggle.

El mago sonrío levemente, sin mostrar sus dientes.

—No dirás lo mismo cuando te diga que tengo la solución para tu pequeño problema —dijo mirándola, esperando a que ella lo hiciese también, y lo hizo ya que sus miradas chocaron.

Ahora tenía sentido sus palabras, "serás la única que correrá esa suerte" Riddle se refería a Draco, ¿pero y si solamente lo hacia para molestarla?

Sus miradas seguían todavía conectadas, como si nunca quisieran ser desconectadas, pero Riddle finalmente apartó su mirada, cogió su varita, apuntó hacia la copa que Hope tenía en su mesa y intentó hacer el encantamiento convocador, que en la cual le salió a la perfección.

Y ahora que pensaba en los bonitos ojos marrones que tenía, nunca se había fijado en ellos, no cabía duda que Riddle era un joven apuesto, suerte que aquellos pensamientos eran parte de su subconsciente que lamentablemente lo controlaban sus propios demonios, demonios que intentaban salir cada vez que se debilitaba.