Tomás no olvidó que vio a su hermana con un extraño chico compartiendo saliva en el centro comercial, ni sus amigos dejaron que olvidara el pasado evento. Citlali y Adam se avergonzaron, y trataron de evitar ese tema el resto de su cita, unos veinte minutos. Decidieron regresar, pues el papá de Leila detesta esperar. Cuando llegaron Adam le dio un tímido beso y se alejó al coche, en donde su hermano, su padre y su chófer lo esperaban con un interrogatorio. Leila se tocó los labios sonroja y extrañamente emocionada. Su padre le llamó la atención levemente, llegaba cinco minutos tarde.
Al llegar a casa Tomás ya había explicado el incidente del centro comercial a sus hermanos y a su madre, que solo observaba con ternura a su hija de en medio. Leila intento no hacer caso intentando darle de comer a su hermana Ariadna. Su madre estaba emocionada, y propuso la peor imagen de su hija
-¡Invita a comer a Adam!
Leila estaba aterrada. Su padre y sus hermanos estaban emocionados, amaban la escena de que viniera un chico a conocerlos.
-¡No!- exclamó Leila al ver que ya organizaban todo.
-Vamos, invitalo, no puede pasar nada grave- dijo su hermana para convencerla.
-No- insistió ella.
-Vamos querida, tu padre puede preparar unas pechugas rellenas con arroz, hacemos pay de limón, sacamos la mejor vajilla, limpiamos mejor la casa y comemos.
-No sé...
Leila se sentía mal, sentía que era patético los intentos de su madre en tapar la pobreza en que viven, y se sentía terrible por esos pensamientos y sentimientos. No quería perder a Adam, era lo más feliz de su vida. Sabía desde siempre que no eran ricos, pero tampoco sentía como si le faltaran algo. Claro, algunas veces tenían que comer cosas baratas a final de quincena, o echarle agua al shampoo, o simplemente compartir tu privacidad con dos personas. Ella estaba acostumbrada a compartir todo, y soñar con cosas que Adam tiene con sólo pedirlo. Sin embargo, nunca sintió ningún rechazo o sentimiento de lástima por parte de Adam. Eso, la reconfortó por un segundo, Adam no era igual a los otros chicos, incluso igual que José o Emiliano. Adam, con cada pequeño gesto la hacía sentir como la mujer más rica del mundo.
-Está bien- aceptó.
Sus padres y hermanos gritaron de felicidad. Leila se sintió en paz, todo estaba perfecto, Adam, sus amigos, la escuela, su familia. Se sintió feliz, relajada, emocionada. Pero sobretodo, se sintió afortunada de tener la felicidad.
-Bien, dile a tu enamorado que venga el sábado.
Leila tomó el teléfono de su casa y marcó al celular de Adam. Rio un poco al darse cuenta que se sabía el celular de Adam pero no el de sus padres. A las tres tonadas Adam contestó, su voz se oía ronca, se preguntó que estaba haciendo.
Adam oía el el sonido de su celular lejos. Abrió los ojos y vio el nombre de la persona que interrumpía su... placentero momento solo. Se sonrojó y contestó con su mano limpia, la izquierda.
-¿Bueno?
-¿Por qué suenas así Adam?- Citlali le preguntó, el chico inventó una excusa rápido
-Ehh... Estaba dormido.
-Lo siento por despertarte, te iba a preguntar que si venías a mi casa el sábado.
-No te preocupes- recordó rápido si tenía alguna comida familiar, como no era así respondió-, sí, sí puedo. El sábado voy a tu casa. Me tengo que ir, ¿Nos vemos mañana?
-Nos vemos mañana
Colgó rápidamente. Se rio solo por unos segundos. Se levantó, subió su pantalón, y lavó sus manos antes de salir a hablar con sus padres. Les confirmó sus planes para el sábado, y regresó a su cuarto a terminar la tarea, no sin escuchar las bromas de sus padres y risas hasta su habitación.
Ok, sé que dije que iba a subir caps diarios, peeeeeroooo, saben que no cumplo muy bien las promesas. Y mi familia me obligó a salir de viaje, un viaje desastroso. De verdad no salió nada bien. Tenía un problema y este viaje que se supone iba a aliviar ese problema terminó intensificandolo. No les voy a contar mi vida privada pero les debo una disculpa, lo siento.
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La chica pobre
RandomCuando eres una chica de escasos recursos y tienes la oportunidad de ir a una de las escuelas más caras de tu país y la tomas es una gran decisión. Es un mundo totalmente diferente al tuyo. Pero al final, no serás la única chica pobre en esa escuel...