Adam

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Adam esas dos semanas cambió de mejor amiga. Victoria. Ella no era una mala persona pero tampoco era una buena persona. A ella le gustaba Adam desde el primer momento que lo vio, desde primaria. Adam le rompió el corazón, ella lo superó con muchos novios pero ahora él la buscaba. Adam no sabía bien la razón por la que se la buscaba, simplemente quiso estar con ella. SU corazón seguía siendo de Citlali, pero, pareciera que él no se daba cuenta y quisiera un nuevo ligue. Al fin y al cabo el rompe corazones hacia mucho que no besaba una chica, y que sus amigos se enterarán. 

Ninguno de los dos mencionó el beso con sus amigos. Ambos querían ocultarlo, tarados. 

Citlali quería seguir el consejo de su padre y hablar con Adam, pero él estaba tan cómodo con Victoria que no quiso interrupirlo. Citlali jamás ha querido que las personas dejen de hacer lo que sea que estén haciendo por hacerle caso, incluso si esta llorando. No sé si es muy amable o muy estúpida. 

Adam la vio y el sentimiento conocido del cariño volvió a recorrer todo su cuerpo, pero lo ignoró y trató de poner toda su atención a lo que estuviera diciendo Victoria. No era muy fácil de hacer, atrás de Victoria Adam podía ver perfectamente a Citlali que traía puesta la playera rosa que fascinaba a Adam. Citlali también trataba de centrar toda su atención a su libro pero el primer chico que le gustaba estaba hablando con la mejor amiga de su enemiga. En un momento Adam se despidió de ella y se acercó a Citlali. Con cada paso Citlali se sentía mejor, la prefería a ella. 

-Hey

-Hey

Con una sonrisa se dijeron todo. Pero al ser adolescentes interpretaron la sonrisa como una simple sonrisa que le das a un amigo. La sonrisa que Adam le dedicó y que Citlali le regaló exprimían todos sus sentimientos, esta acción valió más que mil palabras. Las palabras de culpabilidad Citlali se las tragó. 

Con Emiliano y José ambos olvidaron todo; tareas, trabajos, exámenes, amor. Con Emiliano tu única preocupación era que tanto te dolía el estomago de la risa, tal vez por eso Adam lo considera su mejor amigo. Y a Citlali le da mucha confianza. 

-Me tengo que ir, mi papá me debe de estar esperando- se despidió Citlali, los burros de sus amigos tenían una clase de tutores para inglés. 

-Bye

-Adiós- exhaló en un pequeño susurro Adam. 



Citlali corrió a la entrada de la preparatoria. Su padre odiaba que alguien llegara tarde, e incluso que él llegara tarde. Su segunda hija heredó este rasgo. 

-Hola, ¿Todo mejor con Adam?

-Mejor papá

-Que bueno... Pero, ¿Cuál era el problema?- preguntó curioso. 

-Nada- las mejillas de Leila tomaron un poco de color, le daba pena hablar de su beso con su mejor amigo. 

-¿Lo quieres? 

-Sí, obvio, es mi mejor amigo. 

Y lo era para Leila. No importa cuanto tiempo seas amigo de alguien sino demuestras tu amor, Adam lo hacía con ella. Eso no quiere decir que no quiera José o a Emiliano pero Adam era especial para ella, por eso lo consideraba su mejor amigo.

-Tu mejor amigo, así comenzamos tu madre y yo. 

-No quiero terminar con cinco hijos papá- dijo ella riendo-. No me gustan los niños y tú lo sabes, mis hermanos menores son los únicos que me caen bien. 

-¿Y tus hijos?

-No creo tener más de dos, es más ni siquiera dos. A lo mucho un hijo y ya- comentó Leila-. No me gustan los niños, simplemente lloran, vomitan, luego hacen popó y lloran porque hicieron popó, o lloran tan sólo porque quieren un juguete. 

-Tú hacías eso y aún así tu madre y yo te amábamos 

-¿Me amaban?, ¿Ya no?

-No, es más, mucha de nuestra felicidad de la debemos a ti Leila. 

Esas palabras hicieron feliz a Leila durante un tiempo. Después serían otras palabras salidas de otros labios la que la harían feliz toda su vida. 

La chica pobreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora