Al día siguiente Leila se levantó mucho antes de lo usual. A las cuatro y media de la mañana se metió a la ducha con el solo propósito de relajarse, hoy era su cita con Adam, los nervios la traicionaban. El jabón se le resbalaba, sus pies se enredaban y sus dedos no respondían a las ordenes de su cerebro. Al finalizar el baño se salió sin saludar a sus padres, estos no sabían que pasaba con su hija de en medio. Se vistió de la mejor manera posible, pero no quería que Adam o sus padres supieran que quería verse genial; sexy y tierna a la vez, para la cita de la tarde. Eligió Leila este día porque Leila esperaba a su padre hasta las cuatro, perfecto porque tenían dos horas y media para saber que hacer. Al final decidió unos jeans, una playera rosa de tirantes, una camisa gris y sus botas grises.
-Simple pero linda- se repitió al espejo.
Su hermana la observó desde la puerta y sin decir nada la sentó y la maquilló lo menos posible, corrector de ojeras, bb cream, rímel y labial rosa claro. Le prestó el labial para que pudiera retocarlo siempre que se le fuera de los labios. Estaba lista para su cita, agradeció a su hermana y se fue con su padre y sus hermanos mayores.
Adam se levantó de la misma manera. Nervioso. Él normalmente invitaba salir a las chicas, no al revés. Su hermano supo que algo andaba mal con él, pues no se quejó cuando le quitó su desayuno, Adam no le importó, no tenía hambre. Quería verse bien pero no quería ser demasiado formal. Unos jeans negros, camisa azul y converse serían perfectos. Su padre lo vio extrañado, su hijo casi nunca iba a la escuela con camisa.
Al verse por primera vez sintieron una oleada de emociones. Él, por un segundo no pudo ver más a su alrededor, ella quiso besarle. En las clases no pensaban más que se acabaron, Emi y José sabían de la cita, en el recreo los dos estuvieron bromeando. Emi con Leila y José con Adam. José le dio unas recomendaciones como jamás compararla con otras chicas o halar de otras citas con otras chicas.
-Wey, estoy nervioso- no es fácil que un hombre admita eso.
-Sólo respira y ve por ella tigre- ambos sonrieron por el chiste
La campana sonó, Adam miró a Citlali, ella le sonrió. Todos se fueron, menos Leila y Adam. José y Emi se fueron no sin antes burlarse de su cita. Leila tomó su mochila, Adam le abrió la puerta de la clase y se fueron sin decir palabra. En los pasillos se calmaron, a la salida dejaron sus mochilas en la entrada de la escuela. Decidieron comenzar la conversación cuando llegaron al centro comercial
-¿Vamos por un helado?- pregunto Adam, por un segundo se sintió como un idiota, Leila asintió.
-Yo pago mi helado- dijo al llegar
-No se vale, tengo que pagar el tuyo
-¿Quién lo dice?, ¿Hay un libro sobre citas?-Leila rió.
-Si hubiera uno ayer lo hubiera comprado y leído.
Leila pensó que el helado estaba muy caro pero no lo mostró. Su dinero de la semana se fue en ese helado, pero su orgullo no permitió que Adam la ayudara a pagar su helado. Su cita no pudo evitar notar que ella se quedó sin dinero, pero no quiso decirle nada, no quería que ella se sintiera humillada, además, ¿Qué podía hacer?
El resto de la cita estuvieron hablando, caminando y riendo. Hubo un momento, después de un mal chiste, se quedaron un momento en silencio. Adam acarició la mano derecha de Citlali con su mano izquierda. Leila respondió a la juguetona caricia, Adam tomó su mano para entrelazar sus manos. Citlali se sonrojó, Adam sonrió con ternura. Se sentaron en una banca sin soltar sus manos.
-Es la primera vez que salgo en una cita, y tomo la mano de un chico- confesó Citlali, Adam se quedo callado unos segundos.
-No quiero soltar tu mano jamás- le costó encontrar y decir esas palabras, las palabras que calentaron el corazón de Citlali a diez mil grados.
Citlali no supo que hacer así que mejor le dio un beso. Adam, sorprendido, le respondió el beso bajando la intensidad para que Citlali disfrutara más del beso. Ella, apenada, siguió el lento ritmo de Adam. Estuvieron así unos minutos.
Unos chicos llegaron y vieron a nuestra pareja. Uno de ellos era Tomás, el hermano de Leila. Él no la había notado hasta que uno de sus amigos le preguntó
-¿Esa no es tu hermana?
Tomás reconoció la vestimenta de su hermana menor. Alzó una ceja, el amigo informó al resto del grupo de la chica que se besaba era hermana de Tomás. Esperaron a que se separaran, nuestra pareja se miró a los ojos, Citlali vio de soslayo a su hermano, se alejó de Adam avergonzada. Los amigos de este último se rieron, Adam no tenía idea de a donde ver o irse. Sin embargo no soltó la mano de Leila en ningún momento de la burla de Tomás y sus amigos a nuestra pareja.
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La chica pobre
DiversosCuando eres una chica de escasos recursos y tienes la oportunidad de ir a una de las escuelas más caras de tu país y la tomas es una gran decisión. Es un mundo totalmente diferente al tuyo. Pero al final, no serás la única chica pobre en esa escuel...