Año nuevo

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Dos semanas después- en las que solamente hablé con Ortencia-, salimos de vacaciones de Navidad y Año Nuevo. En el calendario de mi agenda dice que entramos hasta el nueve de enero a la escuela, tengo mucha tarea para esa semana. Al menos mantendré mi mente ocupada en la comida, las fiestas de las posadas, de Nochebuena, de Navidad y Año Nuevo y la tarea, para evitar pensar en Adam o en Rafael. 

Que por cierto está enojado conmigo por la pelea con Adam, a quién castigaron con retención tres días seguidos. Digo, no es como si me afecte lo que pasa en su vida, ya no está en mi vida. 

-Leila vayamos a la escuela- me dice mi papá entrando a mi cuarto último día de clases en viernes. El tráfico y el metro van a estar hasta la madre. 


Ya salimos, al sonar la campana pensé que iban a gritar y festejar como en las películas pero nada más guardamos las cosas y todo el mundo hablaba de sus viajes planeados. Me acerqué a Ortencia para despedirme y para mi sorpresa me abrazó. Nunca antes me había despedido para vacaciones, mis amigos vivían cerca de mi casa no necesitaba ir muy lejos para encontrarme con ellos. Salgo de clases abrazando mis libros, es viernes y me quedo una hora para esperar a mi papá. 

-Citlali ven- Adam me toma del brazo y me arrastra en contra de mi voluntad, pero nadie me defiende, nada más se quedan mirando como me secuestra. 

-¡Sueltame!

-No hasta que escuches esto

Me avienta contra la pared, escucho unas risas, cierro la boca, una de ellas es de Rafael. Miro con un ojo que él está con sus amigos riendo, cuando ellos se vayan le voy a pedir una disculpa y un abrazo y si me atrevo o él se atreve nos podríamos dar un beso. 

-Bien wey, ¿Por qué ya no estás con la pobre? Dijiste, presumiste que estarías con ella 

-Si ya se wey. Pero el pendejo de su amigo me golpeó y no me voy a acercar a ella con esta apariencia. Además ya no estoy seguro de hacerlo, wey, no quiero que me vaya a contagiar algo. Y me caga porque además de pobre es romántica, quiere un amor de libro y no quiero estar jugando al príncipe azul nada más por unos fajes. 

-Ya wey, te aventaste a la apuesta, ahora tienes que cumplirla, ¿o no quieres el dinero que apostamos? 

-Obvio que lo quiero wey no mames. Pero bueno, me tendré que dar valor, pasame el cigarro, aún debe de estar. La buscaré y haré el primer faje, ya debo de gustarle, estoy bien pinche guapo. 

Me doy vuelta. No mames. No... El no me puede hacer eso... El es como yo 

-Para que sepas por que lo golpee, Leila eres sólo una apuesta para él y tu vales todo para mí, como amiga claro- me dice mirando a los ojos-, espero que entiendas quién vale la pena y quién no. 

Se da media vuelta y se va todo digno, y tiene razón, lo herí por mi estupidez. Debo de pedirle perdón. 


Al llegar a casa llegué como loca a buscar el número de celular o de su casa de Adam, pero es que normalmente él es el que me llama. No entiendo como llegó a los pañales de Ari pero no me importó, necesitaba llamar YA a Adam. Si bien podía enviarle un mensaje por facebook prefiero llamarlo, no es lo mejor pero al menos escucharé su voz para descifrar sus sentimientos. 

Primer tono. Me siento en mi cama. Segundo tono. Me levanto de la cama. Tercer tono. Me siento en mi silla. Cuarto tono. El responde. 

-Diga

-¿Adam?- pregunto 

-Sí, ¿Quién es?

-Adam antes de que me cuelgues por que soy Leila te quiero decir que lo siento. Sé que no debí haberme enojado contigo por golpear a Rafael, pero entiendeme, me gusta aún después de lo que me enteré, lo sé que estúpida soy pero estoy segura que para cuando regresemos a clases ya lo habré olvidado. Y te pido perdón, estuve pensando y también te pido un favor, sé que estoy en la última posición de pedirte un favor pero quiero vengarme de Rafael... Nadie se burla de esta chica pobre.- intento bromear 

-Bien Leila, está bien. Te ayudaré, ese maldito me debe varias y tienes razón, nadie se burla de mi chica pobre.-.

La chica pobreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora