El cumpleaños de José

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El sábado después de la ajetreada semana del examen final era la fiesta del cumpleaños de José, era el mayor de nuestro cuarteto de amigos, este cumpleaños cumpliría 16 mientras que apenas Leila tiene catorce. Los padres no querían que Leila fuera de fiesta, pues era muy lejos de su casa y no podían ir por ella a las diez de la noche, que era cuando acababa la fiesta. Pero al final Tomás y Leticia convencieron a sus padres de dejar a Leila ir a divertirse después del estrés al que estuvo sometida. 

-Está bien, cuando tres de nuestros hijos se unen no hay mucho que hacer- dijo su padre. 

-¡Sí!- gritaron los hermanos y se saludaron secretamente. 

Cuando Leila hacía una travesura de pequeña- muy seguido debo de agregar-, Leticia y Tomás la ayudaban a reparar la travesura. A cambio Leila debía hacer unos deberes de la casa como cocinar, o recoger los trastos tirados o lavar el baño dependiendo de la travesura. Era un trueque que favorecía a todos. Para cerrar el truque debían saltar tres veces, chocar los cinco entre los tres y darse un zape. 

Tomás agregó ese último. 

-Gracias papá- dijo Leila besando la calva de su padre. 



El sábado llegó y Leila sabía que tenía que llegar desde antes. Se lo había pedido claramente José, pues quería que le ayudaran a organizar su casa, iban a ir Adam, Emi, Addy, ella y la novia de José. La desconocida novia de José. 

Leila se puso un lindo vestido café con sus botines cafés. Se alació el cabello, últimamente estaba muy rebelde, y también se le caía cuando pasaba sus manos por el cabello. Suponía que era por el estrés, la explicación de su hermana. Leticia, tan linda, la maquilló naturalmente con rímel, base, labial y una sombra dorada combinando con sus botines cafés muy claro. 

Leila se subió al auto, regalo de su padre, y partieron a Coyoacán, en dónde iba a ser la fiesta pues ahí vivía José. En el camino su madre le iba diciendo que tuviera mucho cuidado con lo que puede pasar en una fiesta. 

-¿Qué crees que vamos a hacer mamá?- preguntó Citlali 

-Ay hermana, yo también fui en tercero de secundaria y sé que van a hacer- respondió Tomás jugando con Paúl en sus piernas. 

Sí, Tomás y Leticia quisieron ir a ver la casa. Coyoacán es conocido en México como un lugar en dónde hay casas muy bonitas, estilo de La Colonia, y también por ser muy caras. Después de una hora y media llegaron a linda casa con todo lo típico de las casas de del México de la Colonia. 

-Bien, gracias por haberme traído, nos vemos a las diez, ¿Va? 

-Okey- dijo su madre. 

-Hola Adam- saludó su hermana cargando a Ari, que sonrío al ver a Adam. 

-Hola Leticia, hola Tomás, hola bebés- el corazón de Leila se derritió cuando escuchó la voz tierna de Adam hablando a sus hermanos-, hola señores. 

-Hola Adam- respondieron estos. 

-Puntual a las diez Leila- avisó su padre. 

-Sí papá

Su papá le mandó un beso y se fueron. Cuando dieron la vuelta para desaparecer una mano tomó su cintura y la atrajo hasta el pecho de Adam. Citlali vio a los ojos de Adam con un poco de picardía. Y, sintiéndose valiente y poderosa, le dio un beso. 

-¡Chicos que asco!- el grito de Emi los separó. 

Citali río nerviosamente. 

-Me gusta tu labial Adam- dijo José 

Adam se quitó el labial apenado con la manga derecha de su camisa. Hasta ese momento nuestra chica no había notado en la ropa de Adam, una camisa morada, jeans y sus invaluables zapatos azules. Se veía tan guapo. 

-¿Entramos?- preguntó Leila. 

-Sí, o se van a volver a besar- bromeó José. 

Sin pensarlo volteó a ver a Adam, este le guiñó un ojo. Entrando, la tomo de la mano y le susurró 

-Esto no se queda aquí

Y se fue dejándola una tormenta de sentimientos. 



A las seis la gente comenzó a llegar. En el patio estaban los refrescos y unas pocas mesas con papas. La verdad es que la fiesta estaba genial. José siguió la idea de su novia de cerrar la casa para que no se fueran a meter a hacer vandalismo. La novia de José era hermosa. Era rubia, alta (perfecto, porque José era una torre), y muy delgada. Leila sintió una punzada de celos, Adam y ella no dejaban de reír y bromear como si se conocieran desde hace tiempo. 

Y hablando del rey de Roma, Adam tomo la mano de Leila y la metió a la casa, él era el encargado de las llaves. 

-Así que... ¿Celosa? 

-¿Yo?- Leila estaba hirviendo de celos. 

-Okey, te explico, Fiona- la novia de José-, y yo nos conocemos desde hace mucho porque íbamos juntos al kínder. Después conocimos a José, ella se fue y cuando regresó se hizo novia de José. Ella no me gusta, me gustas tú- Adam se iba acercando con cada paso que daba. 

-Aja 

Adam acercó su boca al cuello de Leila. Ella se alzó de puntitas, y movió su cabeza dándole más acceso. 

Los corazones de los dos latían cada vez más rápido. Adam subió su cabeza, Leila soltó un pequeño suspiro. Y se besaron. 



A las diez los padres de Leila la llamaron para avisarle que habían llegado por ella. 

-Ya llegaron mis papás- dijo Leila al oído de Adam para que la escuchara. 

-Vamos, te acompaño. 

Adam y ella salieron de la pista de baile y caminaron hacia el coche de sus padres. 

-¿Tú no te vas?- preguntó ella 

-No, me quedo a dormir con José, mañana vienen mis papás por mí. 

Se despidieron con un beso en la mejilla por obvias razones. Leila subió a su coche para ser atacada por preguntas de su familia preguntando como había estado la fiesta. 

-Bien, muy bien de hecho- recordó el beso de Adam en la estancia de la casa de José. 

-¿Cargas a Ari por fa?-Leila tomó en brazos a su hermana y le dio muchos besos, los besos hacían reír a su hermana menor. 

En el silencio del coche escuchaban a su hermana Leticia discutiendo con su novio, al final ella colgó enojada. Ninguno dijo nada. Al contrario, hicieron reír a Leticia en el camino para que olvidara el mal sabor de boca de la discusión con su novio. 

Eso es una familia, te ayuda sin que tú se lo pidas. 

La chica pobreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora