La boleta

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Me levanté, me puse mis jeans que me pongo casi todos los días, me sorprendieron porque los consegui de oferta y me han salido muy buenos. En fin, ya vestida y con mis botitas preferidas me amarré mi corto cabello en una coleta recogiendo los mechones con pasadores u horquillas, como le digan. 

Hoy estoy muy nerviosa por dos temas, es la primera vez que nos vamos a subir al coche para ir a la escuela y hoy me entregan la boleta de calificaciones. Pero creo que me fue bien, digo, entregue todas las tareas y la mayoría de los exámenes los pasé con buenas notas, me debe de ir bien al igual que a Adam. No lo dije pero en las horas libres nos íbamos a la biblioteca para "estudiar", estudiábamos cinco minutos y reíamos como idiotas el resto de la hora. 

Nos subimos al coche y fuimos a la escuela. En todo el camino mi papa me conto lo mucho que le costo ahorrar a escondidas de mi madre para poder comprar el coche, pero que valio la pena todas las mentiras que le dijo al ver su cara de sorpresa y felicidad después de verlo bajar del coche. Es en estos momentos en dónde sé que si voy a casarme con un hombre me trate como mi papá trata a mi mamá, y eso fue lo que le dije, él sonrío y me dijo algo que en realidad no entendí mucho. 

-Hija, cuando te enamoras de alguien no lo notas de repente, con los pequeños detalles se crean grandes sentimientos. Y los humanos somos tan ciegos que nos fijamos en las grandes cosas y en las cosas vacías antes de las pequeñas cosas que llenan el corazón. Pero tú eres de las personas que resaltan en el mundo porque ves más allá de la apariencia, eres pasional y jamás estarás sola. Podrás sufrir y te romperán el corazón pero las mujeres pasionales y de verdad recogen los pedazos, lo reconstruyen y son fuertes. 

Sé que muchos lo habrán entendido a la primera pero yo no. Es como si hubiera una barrera entre la respuesta y yo. 

Al llegar a la escuela entramos y me fui a mi salón a dejar mis cosas. Adam esperaba ahí mirando su celular, su cabello desordenado y su vestimenta casual típico de él me hizo sonreír. 

(...)

-¡¡SIIII!!- grito Adam al salir de clases, reí junto con Emi y José. 

-Vas a pasar de año cabrón- por alguna razón si pasas con más de quince el primer trimestre prácticamente ya pasaste de año. Y por eso yo voy a tener que esforzarme pues pasé con trece, una nota mala. 

-Felicidades- dije golpeandolo en su brazo, el me miro sonriente y pregunto

-¿Beso de felicidades?- rodé los ojos, él nunca cambia. 

(...)

Iba felizmente caminando por los pasillos cuando una chica de mi salón se me acerca corriendo y me dice

-Adam y Rafael se están peleando en el gimnasio 

Corrí sin decir nada al gimnasio pero sin saber si corría por preocuparme por Adam o por Rafael. Al llegar ahí estaba ya el director y los prefectos sujetaban a Adam por los brazos para evitar que siguiera golpeando a Rafael, no sé por qué pero estoy furiosa con Adam, ¡¿Cómo se le ocurre golpear a Rafael tan brutalmente?!

-Eres un idiota Adam- le grité golpeandolo en el pecho, me arrodillé junto a Rafael para ver sus heridas y ayudarlo a levantarse para llevarlo a la enfermería. 

ADAM POV

5 minutos antes... 

Iba al gimnasio, quería pasar un rato a solas para poder pensar mejor si hablar con Citlali de lo mucho que la quiero o no. Pero el pendejo de Rafael me ganó y estaba hablando con sus amigos, al verme se callaron, y sospeché de algo así que mejor me pongo los audífonos y hago como si estuviera escuchando música pero en realidad voy a escuchar en lo que dicen. 

-Bien, entonces acepto la apuesta, voy a llegar a besar y hasta incluso más con Citlali y si gano me deben cinco mil cada uno pero si pierdo les doy cinco mil a cada uno. Las pobres son fáciles de enamorar, tan sólo hay que darles tantito dinero para sus tacos y a cambio te dan todo lo que quieres. 

Hijo de puta. 

Un maldito hijo de puta. 

No sé que me pasó, fue como si alguien me hubiera poseído y me aventé hacia él para poderlo golpear. Estaba enojado, estaba nervioso y más que nada frustrado de que Citlali se fijara en idiotas como él y no en chicos como yo. No soy una blanca paloma pero al menos yo no apuesto de enamorar chicas. 

(...)

-La cagaste- dijo José, Emiliano y yo lo miramos con cara para que mejor mantuviera su boca cerrada. 

-Wey, pues si la cagaste. Te gusta, y golpeas al chico que le gusta. Eres un idiota- continuo José intentando excusarse. 

-Pero ya les dije porque lo golpee

-Y te entendemos, Leila es nuestra amiga y nosotros también queremos golpearlo pero no lo hubieras hecho. Más bien te hubieras ido y le hubieras dicho a Leila 

-Ya sé- conteste como perro regañado-, soy un idiota. 

-Un idiota enamorado

La chica pobreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora