Un domingo típico {Editado}

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Los domingos en mi departamento suelen ser tranquilos. Mamá no hace el desayuno, los mellizos grandes se levantan temprano para salir con los novios, los mellizos pequeños se despiertan para pedir de comer. Los domingos siempre hago el desayuno yo o mi hermana mayor antes de salir, y siempre es lo mismos: huevos rancheros. Mis papás deben de salir para hacer la compras de esta semana, yo me quede con los gemelos; no es un gran trabajo ya que como son muy pequeños no dan lata, y he aprendido a cuidarlos. Mi celular (sí, mis padres me compraron celular de cien pesos que la batería dura como dos semanas y es carterita blanco) suena, lo tomo y respondo.

-Hola- respondo

-Oye Citlali, ¿están nuestros papás en la casa?- mi hermano Tomás que lindo.

-No, salieron a hacer las compras, tampoco está Leti. Estoy sola con los mellizos pequeños.-respondo poniendo silencio a las caricaturas de los mellizos.

-Está bien, bueno, no importa, arregla la casa por favor que Gertrudis y yo llegaremos a la casa como en media hora- genial, me voy a tener que cambiar.

-Está bien.

Cierro mi celular y lo pongo en el mueble de la tele. Vamos a limpiar la casa. Recojo las chamarras y las cuelgo, pongo las llaves en su lugar, acomodo los platos en su lugar, pongo los trastes sucios en el lavadero para lavarlos después y la ropa sucia en el cesto, después de lavar los trastes tendré que lavar la ropa con mi mamá. Sí, mi casa es un desastre, somos cinco hijos no pueden esperar que nuestra casa este impecable. Al final me cambio mi pijama, no es una pijama bonita, es un leggin deportivo y una playera blanca de mi papá para ponerme unos shorts deportivos rosas y una playera creo que de mi hermana blanca básica, hace frío me pongo unos calcetines hasta la rodilla, los mellizos también están en fachas; sólo en sus pañales. Les cambió el pañal y les pongo un mameluco; a Ari un mameluco rosa con flores y a Paúl un mameluco verde con un árbol de adorno. Sus calcetines negros y gorros a juego con los mamelucos.

Mientras le ponía el gorro a Paúl mi hermano entró con mis papás y Gertrudis. <<Genial, ya no tendré que lavar la ropa yo, aunque si me toca lavar los trastes>>, pienso con una sonrisa. En el espejo de mi salita mi cabello está hecho un desorden- debo agregar que mi pelo es corto-, corro al cuarto de mis papás por una pinza de mamá y me amarro mi poco cabello y con unos pasadores agarro los mechones que caen. Salgo a ver a toda la familia en la sala- los mellizos grandes con sus novios, mis papás y los mellizos pequeños en el piso jugando en la alfombra-, sí, compramos una alfombra para que los mellizos pequeños no se enfermen.

-¿Qué vamos a comer mamá?- pregunta Leti.

-No sé mi vida, ¿qué van a preparar ustedes?- es cierto, algunos domingos los mellizos grandes y yo hacemos la comida y la cena.

-¿Qué vas a preparar Citlali?- pregunta Tomás pateandome.

-¡No seas grosero!- exclama Gertrudis pegando le juguetonamente.

-No sé, a lo mejor hago pollo con mole- respondo.-, pero solo si tu lavas los trastes. - Tomás me refunfuña.

-Ay que rico- dice Leti-, hace mucho que no comemos pollo con mole, se me antoja.

-Bien Citlali, tú y yo estamos conectados, traje cosas para cocinar pollo con mole- habla por primera vez papá.

-Lol

-¿Vamos a cocinar?- asiento y me levanto para ir a la cocina a preparar la comida.

(...)

Al terminar de cocinar ponemos la mesa enfrente de la tele para comer mientras vemos una película. Tenemos una mesa en dónde comemos los mellizos grandes, sus novios y yo, una mesa aparte para mamá y papá y las sillitas para comer de los mellizos peques. Comemos en silencio viendo una película de terror, otros domingos vemos de amor, de ciencia ficción o de fantasía. Al terminar le dimos nuestros huesos a Canela, nuestra perrita. Es una perrita de la calle que papá encontró y convenció a mi mamá de quedárnosla.

Vimos otra película. Los mellizos se fueron con los novios al cuarto, como no quiero quedar traumada no entro a mi cuarto que comparto con Leti. Saco a Canela a pasear. Voy al mercado que es el único lugar al que puedo ir con el permiso de mi mamá, me gusta el mercado por la variedad de cosas que hay por estar cerca del día de muertos, siempre me ha encantado esa festividad, a pesar de que nosotros no tenemos que celebrarla aún, me imagino que en unos años lo haremos. Me hago la promesa de que no importa en donde esté en el mundo, yo seguiré festejando mis tradiciones mexicanas. Veo a algunos padres de mis amigos, e incluso a mis antiguos amigos pero me ignoran por cambiarme de escuela a una de ricos. Sé que lo he dicho mucho pero no puedo dejar de pensar en eso, me parece bastante injusto de su parte por tomar esa actitud.

¿Desobedezco a mi mamá y me voy al parque- que está enfrente del mercado- o me quedo aquí dando vueltas?, pienso, mientras veo a Canela olfaear un poste.

Camino a los columpios y suelto a Canela para que camine por ahí. No puedo dejar de pensar como serán todos mis compañeros, si haré amigos, si de verdad el cambiarme de escuela me ayudará. No sé... es algo muy extraño. Hablando de eso tengo que estudiar francés, voy a la casa para estudiar y porque mamá se debe de preocupar por mi.

Son como la cinco de la tarde. Entro a mi cuarto, el novio de Leticia estaba en mi cama y Leticia en su cama ambos hablando- se callaron cuando entré-, tomé los libros que Tomás me trajo de la biblioteca intentando no verlos y lo más rápido que pude. Mi padre salió andar en bicicleta y mi mamá con los mellizos en la cocina lavando los trastes y la ropa. Voy al cuarto de mis padres para poder estudiar en paz y silencio.

Luego de tres horas de gramática y verbos termino de estudiar por hambre. No sé que voy a hacer cuando entre a clases, según mi papá esta escuela va a ser mucho más dura que a la que he ido toda mi vida. Mejor busco en youtube vídeos para estudiar y organizarme bien en la escuela (casi nunca he estudiado porque como es mi idioma materno el español entendía bastante bien los temas) y tener buenas notas.

Para cuando salgo del cuarto de mis papás todos se sientan para cenar, esta vez cenaremos recalentado de lo poco que sobro del pollo con mole y un guisado del día anterior. Sí, así es, nunca desperdiciamos comida. Comemos platicando de como les va a todos en la universidad. Voy al baño para lavarme los dientes y camino al cuarto. Me cambio a mi pijama, destiendo mi cama y con mi lámpara de mesa que tengo abajo de mi cama la conecto para poder leer en la noche. Mi hermana se duerme temprano porque se levanta muy temprano, no quiere que la molesta por la luz prendida y aún más que nuestras camas son literas y ella duerme arriba.

Como a las once decido que ya es suficiente, apago la lámpara, cierro mi libro y los ojos para poder dormir.

Esa es la rutina de mi domingo.

La chica pobreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora