Capitulo 30 "Secretos de una Adultera"

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Llegamos a casa con las bebes y Altagracia, Daniela nos estaba esperando tan ansiosamente, Regina e Isabela estaban junto a ella con una sonrisa inmensa, la verdad que la llegada de unos bebes alegra a cualquiera, subimos con Maia y Catalina a su habitación, todos estábamos tan ansiosos de ver cómo había quedado.

Regina
-Bienvenidas (dijo mientras abría la puerta, mostrando la maravilla que se encontraba detrás)

Daniela
-(entró corriendo) Está en la cuna de Maia y está la de Catalina (dijo apuntando cada una con su dedo)

Altagracia
-(Daniela estaba tan contenta, había escogido las cunas y en donde dormiría cada una de su hermanita) Está precioso (recostó a Maia en su cuna, y Saúl hizo lo mismo)

Saúl
-Está preciosa pequeña (le dio un beso en la frente a Daniela)

23:40pm Casa Aguirre-Sandoval

Estuvimos todo el día en la habitación de las niñas, con Daniela, no se los niego sentí que éramos la familia perfecta, Altagracia estaba cansada, caminaba como loca de acá para allá, amamantaba a una y luego seguía con la otra, imagínense amamantar a dos bebes cada tres horas, la verdad que en ese momento es donde yo agradecía a Dios por ser hombre.

Saúl
-Cansada ¿Verdad? (Sabía que con esa pregunta enloquecería a Altagracia)

Altagracia
-(lo mire profundamente a los ojos, les juro que si las miradas mataran a este hombre ya lo estaría enterrando) Cansadisima, quiero dormir (abrí la cobija de la cama, junto a la sabana y me metí en ella) ¿Vienes? (Dije abriendo su lado de la cama, se abalanzó contra mi, abrazándome)

Saúl
-Te amo (bese sus labios delicadamente y continúe con su mano) Te amo, más que a nada en el mundo, a ti y ahora a mis 3 hijas

Altagracia
-Todavía no puedo creer que la doctora no se diera cuenta que eran dos bebes (ambos rieron)

Saúl Aguirre

La noche se nos hizo tan lenta, era hora de sufrir 5 de la mañana, y las nenas empezaron a llorar de hambre, había una batalla de quién se levantaba, obviamente fue Altagracia, si lo sé, no podía despegarme de la cama a esa hora. Eran las 9 de la mañana, ni se imaginan la cara de Altagracia, no podía de la risa, pero trate de contenerla, además andaba de un humor que ni el diablo la aguantaba.

Los días, semanas y meses pasaron tan rápido, Maia y Catalina crecían tan rápido, no nos dimos ni cuenta en que momento estaban gateando, cumplirían 11 meses, éramos los papas más babosos que podían existir, no se crean tampoco es color de rosas ser padres, integrar a Daniela en todo lo de sus hermanas y no dejarla de lado en ningún momento fue difícil, habían ocasiones en que no se podía, pero aún así hacíamos todo lo posible para no descuidarla. Altagracia volvió a la empresa, ya la conocen como es, fueron semanas las que duró en casa, llamaba como loca todo el día, aveces iba a firmar papeles y volvía a casa, no podíamos negar que las niñas la mantenían más en casa y eso era perfecto, para todos.
Casi se me olvidaba decirles, Regina al fin llevo a la persona con la que salía a casa, no saben lo que fue convivir con Altagracia, pobre hombre, lo más chistoso de todo es que a mí no me dejaba opinar nada, las preguntas las decía ella, les juro que parecía un agente de la Interpol, es impresionante lo que hacen los celos de hermana, Isabela tenía novio, eso sí, después de ver la escena que hizo su tia con su madre ni siquiera lo llevó a casa, Daniela estaba muy bien, estudiando, no dijo que quería inscribirse en una clase de baile y teatro, así que en eso ocupada su tiempo libre, cuando hablo de tiempo libre me refiero a cuando sus hermanas de iban con Altagracia a la empresa.

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