Llego al trabajo y me recibe Margareth.
-Alba, cariño. Buenos días, creía que no ibas a venir hoy.
-¿Tenía la mañana libre?
-¡Claro, cielo! Ahora, vete, que si no te pongo a hacer cupcakes. -me dice con una sonrisa.
-¡Vale Margareth! ¡Mil gracias!
Me voy a un parque cercano y llamo a todas mis nuevas amigas del cast. Nada, no me coje ni una. Cuando estoy preparada para irme a casa, recuerdo que tengo más amigos.
-¿Sí?
-¡Hola Dylan! ¿Qué tal?
-¡Alba! ¡Hola! Genial, ahora iba a salir a dar un paseo.
-¿Te puedo acompañar?
-¡Claro! En media hora en la puerta de tu casa!
-¡Perfecto!
Corriendo, voy hacia la puerta de mi apartamento. ¡No me va a dar tiempo si no me doy prisa!
Cuando llego, me pongo rápidamente un vestido fresquito de flores y me quito el horrible moño que llevo en la cabeza. En su sitio, me hago unas trenzas de raíz para disimular mi pelo sucio. Y salgo a la puerta.
-¡Hola preciosa! -me grita Dylan desde el otro lado de la calle.
-¡Hola Dylan! -cuando lo veo, le doy un abrazo muy fuerte y dos besos. Cuando lo hago, siento mariposas en el estómago, como cuando era adolescente y veía a Hugo Ramírez, el chico más guay del instituto, el que me robó el corazón con tan solo 15 años.
-¿A dónde quieres ir? -me pregunta.
-Es tu ciudad ¿No? ¡Enséñamela!
Pasamos el día más perfecto de mi vida paseando por las enormes calles de Los Ángeles. ¡Incluso comemos en un parque un picnic! ¿Cómo puede ser una ciudad tan maravillosa? Y la compañía... la compañía es inmejorable.
Cuando estamos hablando de batidos y cafés del Starbucks (yo tampoco sé cómo hemos terminado hablando de eso) recibe una llamada.
-Perdona. -se disculpa.- es mi novia, Britt, ya le llamaré luego. -y me esboza su mejor sonrisa.
No sé por qué, lo acabo de conocer, pero siento como una especie de vacío en el estómago, una patada en el pecho. Lo único que hago es sonreir y contestarle:
-No te disculpes, las chicas somos así.
Llegamos a mi casa sobre las 21h. Hay luna llena y una temperatura estupenda de una noche de primavera.
-Me ha encantado este día, Alba. ¡Espero que la luna no haga que Tyler se vuelva loco!
-Jajajajaj, ya lo tiene controlado. -le respondo con una carcajada. Todo en él es perfecto. Es gracioso, adorable, inteligente, adorable. Espera ¿He dicho dos veces adorable? Quizás, ¡pero es que me quedo corta!
-Hasta pronto, Dylan.
-Adiós, preciosa.
Nos damos dos besos, me guiña el ojo y se va. No se por qué, amo cuando me dice preciosa, me hace sentir las mariposas esas pesadas. Pero vaya, no puedo hacer nada, tiene novia. Nada más y nada menos que la perfecta Britt Robertson.
Cuando subo las escaleras, me encuentro a Ryan con una camiseta blanca de manga corta ceñida. Como está sudando, sus abdominales se le marcan, y da a lucir su perfecto y estudiado cuerpo.
-¡Hola Alba! -me saluda amable, sacándome de mis sucios pensamientos.
-Hola, Ryan. ¿Qué tal? -intento disimular quitándome la baba con un dedo.
-Aquí, haciendo obras para esta señorita.
-¡Hooooola Albaaa! -grita Mandi desde el interior de su casa.
-¿Queréis que os ayude? -pregunto amable.
-¡Sí porfa! ¡Una mano más siempre sienta bien! -responde la chica alegre.
-Vale, me cambio y voy.
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Gajes del oficio. {Dylan O'Brien}
FanfictionAlba se muda a los Ángeles para cumplir su sueño, ser actriz. Pero lo que no sabe, es que en la ciudad de la fama y el estrellato se harán realidad más deseos de los que cree. ~Debemos elegir bien a la persona a la que le dediquemos las canciones d...