26. ¿Qué estoy haciendo?

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Las chicas se acaban de ir a casa, es miércoles por la tarde. Después, a las 23 he quedado con ellas para irme de fiesta. Pero ahora, me voy a preparar una bañera y me pondré el disco Ghost Stories de Coldplay en el tocadiscos, para intentar relajarme un poco.

Salgo de la bañera y me pongo un outfit que me compré cuando era adolecente para uno de esos bailes del instituto. (multimedia.)
Así que después de vestirme, me maquillo muy potente, con un eyeliner negro muy marcado y unos labios rojos. En el pelo, me pongo volumen y me lo peino desenfadado, para que quede más natural y loco. Es la primera vez que salgo de casa en dos semanas, así que practico como andar con tacones.
Al oír la bocina del coche de Holland, bajo corriendo las escaleras del edificio y me encuentro con Crystal y ella.
-¡Pero qué buena estás tía! -grita Crystal.
-Seguro que hoy caen más de dos copas gratis. -añade Holland guiñándome un ojo.
-Ay chicas, ¡y no será sólo por mí!
Me subo al Fiat y nos dirigimos a la discoteca más cercana.
-¿Preparadas? -Dice Holland entrelazando sus brazos con los de Crystal y míos al salir del coche.
-Hoy va a ser una gran noche, lo presiento.

Llegamos a la discoteca y lo primero que hacemos es sentarnos en la barra. Pedimos tres tequilas y nos los bebemos de golpe a la vez. Después de esos, caen muchos más, algunos de ellos gratis, como decía Holland.
-¡Vamos a bailar! -digo mientras el alcohol me sube a la cabeza.
-Ve tú, nosotras nos quedamos aquí. -dicen ellas rodeadas de muchos tíos.
Me dirijo yo sola a la pista de baile, borracha perdida mientras suena una canción de reggaetón. Siempre he odiado este género pero ahora mismo me da igual, sólo quiero coger una buena borrachera y disfrutar todo lo que pueda.
-Hola preciosa. -me dice un hombre.- ¿Quieres bailar?
-¡Claro! -digo. Y al ritmo de Hasta que se seque el malecón, muevo las caderas de manera sensual juntándome a ese desconocido.
La verdad es que lo estoy pasando bien. Llevo toda la noche con Marcos, el tío con el que he bailado antes. Hemos bebido y bailado mucho, quizás demasiado.
-Oye nena, ¿Quieres ir al baño? -me pregunta Marcos.
-Claro cielo. -respondo cogiéndole de la mano.
Como se puede esperar en un baño de una discoteca con dos personas borrachas, pasa lo que pasa.
Se acerca a mí con decisión y me besa el cuello. Después, va subiendo por la mejilla y nariz hasta que llega a los labios. Me muerde con ferocidad la comisura y me mete la lengua rápidamente. Yo, como estoy completamente ebria, le sigo la jugada, y mi lengua juguetea por su boca antes de meterse finalmente en ella.
-No me hagas sufrir más -jadea.- quítate la ropa.
Lentamente, me bajo con cuidado como si estuviera haciendo un streptease la manga del top.
-Ugh cariño, poco a poco. -le respondo.
Le subo la camiseta hasta que logro que esté en el suelo, y le lamo los abdominales. Luego, vuelvo a subir hasta su cara y le beso en su húmeda boca mientras le tiro de su rizado pelo.
-¡Más! -gime.- ¡Quiero más!
En ese momento, me acuerdo de Dylan. ¿Qué narices estoy haciendo? ¿Quién es este?
Al instante lo entiendo todo, estoy en el baño de una discoteca, haciendo con un desconocido lo que debería estar haciendo con Dylan.
-Lo...lo... Lo siento. -Me disculpo.- debo irme. Adiós.
-¡Espera preciosa! -grita cuando yo ya estoy saliendo de ese espantoso lugar.

¿Qué acabo de hacer? Madre mía, ahora sí que voy a ser coronada como la peor persona del mundo.

Gajes del oficio. {Dylan O'Brien}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora