7.Durmiendo la mona.

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-Oh Dylan... lo siento mucho. -digo tartamudeando, no sé que contestar.
-No pasa nada, Alba. Tú no tienes la culpa. Me voy a casa. Hasta pronto.
-Espera Dylan, si me necesitas, estaré allí contigo cuando desees, sólo llámame.
-Gracias.
-Adiós, Dylan.
-Adiós, Alba.
Me voy a casa con un mal sabor de boca, no me ha gustado nada ver a Dylan así.
Subo a mi apartamento y me pongo el pijama y Netflix. Mi plan perfecto.
Cuando estoy durmiéndome a efectos de la energía perdida, llaman a mi puerta. ¡Será Ryan! Pienso alegre.
Pero cuando abro la puerta, no veo a Ryan, sino a Dylan.
-Hoooola Albaaaa! -por su voz, deduzco que está entero y absolutamente borracho.
-Dylan ¿Has bebido?
-¿A ti que te parece tontita?
-Que sí, y además demasiado. Siéntate aquí. -le digo señalando el sofá.- te voy a traer un vaso de agua.
-¡Me guusta mucho tu caaaasa! ¡Es muy acogedoraaaa!
-Dylan, no hace falta que grites, es cocina americana, te oigo perfectamente.
Cojo un vaso de agua y unas galletas y se las doy.
-Cuéntame, ¿Qué has hecho, a ver?
-Después de despedirme de tí, me fui sólo a un bar de copas que estaba al lado de una carretera, y no sé cómo, he acabado aquí.
¡Este chico es de lo que no hay!
-A ver, cuando te termines el agua y las galletas, te meterás en mi cama ¿De acuerdo? -le aconsejo.
-¿Te meterás conmigo?
-¡¡Dylan!! -le riño dándole un suave golpecito juguetón.
Y de repente, se apoya en mis hombros y se queda dormido. ¡Qué dulce es! Suelta unos pequeños ronquidos que resultan adorables. De repente, me quedo yo también dormida.

Son las tres de la mañana.
-Dylan... -le susurro.- ve a la cama, nos hemos quedado dormidos.
-Con una condición.-me dice con los ojos cerrados.
-Cuál.
-que vengas conmigo.
No puedo resistirme a esa carita de perrito abandonado que me pone, y me meto con él.
-Buenas noches, Alba.
-Buenas noches, Dylan.
Y cuando han pasado unos cinco minutos, me captura con su brazo y caigo rendida a sus pies, bueno, en este caso, bíceps. Por cierto, maravillosos bíceps.
                                ************
Me levanto al mediodía del día siguiente, por un momento me agobio, pero me tranquilizo al recordar que es sábado.
-Veo que te has despertado. -me dice Dylan al oído.
-¿Cuánto llevas despierto?
-Como 15 minutos, pero me gusta verte dormir. Eres muy adorable.
-¿Gracias? -digo sonriendo.
-Tengo hambre.
-Pues vamos a desayunar.
-pero antes de que te levantes te tengo que contar una cosa.-me dice.
-okey, soy toda oídos.
-No me arrepiento de haber bebido ayer. Porque si no hubiera bebido, no hubiera terminado aquí, y si no hubiera pasado todo esto, no estaríamos así, que es donde justamente quiero estar.

Gajes del oficio. {Dylan O'Brien}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora