cap 26: por fin despertó (parte 2)

985 59 1
                                    

Solo se oían mis pasos, no había nada más que unas escaleras en subida que parecían interminables hasta que una pequeña puerta se puso ante mí, un escáner reviso mi iris y se abrió no sin antes cerrarse otra puertecita justo a mi espalda, estaba tan nerviosa que di un salto y ahogue un grito.

Salí justo en un buzón de cartas que estaba en una esquina del internado, estaba afuera, libre sonreí porque me había salido con la mía pero al mismo tiempo pensé ¿ese era el botón peligroso? todo ese susto por una salida secreta "Leonardo cuando te vea te reclamaré" pensé, si es que lo veía.

 El sol caía justo frente a mí anunciando que si no me apresuraba entonces tendría que enfrentarme a la oscuridad, me quedaban cerca de cinco minutos antes de que todo quedara absolutamente en penumbras. Jamás había caminado tan rápido y mi zapato molestaba sentía que una piedra se había infiltrado en el pero lo ignoré restándole importancia.

Llegué al hospital justo a tiempo y con vida ¿cómo iba a regresar? eso lo pensaría después, llegue con el guardia y como era de esperarse se negó a dejarme entrar entonces me quite la gorra y lo mire directo a los ojos sin pestañear poniendo una cara inexpresiva.

—Soy la prometida del paciente Leonardo Díaz— dije si apartar la vista.

— Y yo soy el secretario de la defensa— contesto burlesco.

— Bueno entonces tendré que comprobarlo— dije y saqué el anillo que me había dado, no era de compromiso pero se veía convincente. 

— está bien le creo pero no puede pasar la hora de visitas termino— bien el hombre colmo mi paciencia.

— Es una pena... entonces esa personas que intentan entrar por aquel pasillo tampoco deberían estar aquí— dije con bastante soltura.

El guardia olvidó de que en realidad no había otra entrada y yo aproveche la distracción para entrar sin ser vista al hospital, me sentía una criminal escondiéndome de las cámaras y escapando de guardias y algunos guardaespaldas de Leonardo que andaban dando rondines de vigilancia.

Me puse de pie frente a su habitación, esperaba no encontrarlo durmiendo aunque por la hora que era sería difícil encontrarlo en ese estado, tome aire, mucho para mis pulmones, di un paso hacia delante, con algo de duda gire la perilla no podía acobardarme si ya estaba allí parada y ¿porque debía acobardarme? yo nunca lo hacía.

Empuje la puerta con suavidad, entre despacio y lo vi, para mi sorpresa, un doctor y dos enfermeras le revisaban la herida en el hombro se notaba apenas pero ver esa cicatriz me recordó el momento en que creí que se moría desangrado, no era la única sorprendida.

—Señorita usted ¿cómo entro?— pregunto el médico.

— Eso no importa— respondí quitándome la gorra— veo que estas recuperado y que por fin despiertas... me voy— dije arrojando la mochila hacia Leonardo.

—Mai no te vayas— dijo Leonardo, se veía muy sorprendido— gracias doctor pueden retirarse por favor—

— Ella no debería estar aquí necesita abandonar el hospital— insistió una de las enfermeras que al parecer me odio en cuanto me vio.

— dije gracias ahora pueden retirarse pero ella se queda, es mi prometida y creo que tenemos derecho de hablar después de estar dos meses en coma— interrumpió Leonardo y se retiraron.

— Si yo fuera tu doctor te obligaría a descansar y no dejaría que te salieras con la tuya— dije en cuanto estuvimos solos.

— También me alegra verte Maite.

—ya que sé que estas bien debo irme — no toleraba seguir en ese lugar, me ponía de los nervios, tal vez por el olor a medicinas o las luces de las lámparas.

La princesa de Hielo (Evitando la catástrofe: parte I ) [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora