Cap.17: Me sacrificare por ti

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La escena era cómica si la veías desde un punto de vista que no fuera el mío pero yo no le encontré gracia, apenas me había encontrado con Leonardo en el lobby cuando unos niños por alguna razón me atacaron con cubos de agua fría, el clima en la playa para esa hora ya era caluroso pero estar empapada de pies a cabeza no era algo que me resultara agradable.

— ¿Que hacen?— pregunto preocupada una mujer— ¿porque mojan a la muchacha?—

—Pero... es que... ella...— tartamudeo un pequeño.

—Nos equivocamos hermano— susurro el más pequeño.

Ese definitivamente no era mi día —Voy a ponerme ropa seca— dije y me fui.

No sabia porque esos niños me habían mojado pero ahora tenia que perder mi valioso tiempo cambiándome de ropa, entre en la habitación que ya estaba vacía y me busque algo seco y fresco, no tarde mucho pero alcancé a ver por la ventana que las olas estaban algo agitadas y el cielo tenia unas cuantas nubes en el. “¿En donde se metieron Reiko y Sofía? Espero que no se expongan imprudentemente” pensé.

Cuando llegué al restaurante pude escuchar un poco de lo que Leonardo decía a los niños —…No, ella no es nada de eso pero es tan bonita como una— les respondió Leonardo mientras les sonreía — con un "lo sentimos" ella volverá a sonreír— me metía en aprietos, en verdad quería regañar a esos niños pero ya estaban llorando si que lo mejor era que se calmaran.

— Lo sentimos...— dijeron tristes.

— Ya pasó todo, no se preocupen— sonreí lo mejor que pude —no estoy molesta vayan a jugar—

Desayunamos con mis padres y Ulises nos recalco que estaba prohibido salir lejos de su supervisión, dadas las circunstancias, pero yo ya tenia planes y no podía obedecerlo, no después de mi encuentro con Pedro Bueno en el muelle.

Salimos a la playa a caminar pero cuando llegamos al punto donde nadie podía oírnos empecé a hablar— ¿Sabias que Ulises tiene un tatuaje en el cuello?— pregunte solo para saber que tanto conocimiento del asunto tenia Leonardo.

—... Si, lo sabia desde hace un tiempo— esa respuesta no me la esperaba.

—Lo sabias... yo llevo mas de una semana consumiéndome entre penas y culpas por darme cuenta de ese detalle hasta hace poco y tu... bueno eso no importa, ¿sabes de que lado esta el?— tratándose de Ulises ya no sabia ni que pensar.

— Del nuestro, por supuesto... Mai el solo es socio del camaleón por una razón... Alberto Díaz se lo pidió, si quieres odiarnos por eso puedes hacerlo, pero ten en cuenta que no fue obligado a hacerlo— ¿como podría odiar a los Díaz por algo como eso?, si estábamos hablando de mi Padre seguro que vio ventaja en hacerlo.

— Ulises no es de los que andan de caritativos y humanitarios haciendo favores a todo el que se lo pide, el solo hace tratos si ve alguna ventaja en ellos, es mi padre pero sabemos que no es un santo, yo tengo miedo de que en realidad no este de nuestro lado—

— Te aseguro que el lo esta— me respondió con mucha calma.

Llegamos a un lugar que tenía unas palmeras algo torcidas y nos sentamos un rato a la sombra, yo solo quería apartar a Leonardo de Ulises lo más que pudiera pero seria imposible si no le decía toda la verdad.

Por un rato estuvimos en silencio escuchando las olas del mar romper en la orilla de la playa y escuchando a las gaviotas hacer ruidos aquí y allá. Quería que el tiempo se detuviera con esa tranquilidad pero eso era imposible por más que lo deseara.

Quería decir tantas cosas que molestaban en mi cabeza pero no tenia ni idea de donde empezar, la arena estaba pegada a mi miel y me picaba, la sacudí un poco para ver si así se me ocurría algo que decir pero simplemente no sucedió.

La princesa de Hielo (Evitando la catástrofe: parte I ) [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora