✓ Cap 1: Compromiso absurdo

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Hundida en mis propios pensamientos y reflexionando en lo estresante que se estaba volviendo mi vida últimamente, caminaba por los inmaculados pasillos del internado, murmullos entre quienes me veían acercándome, no es que yo fura una pandillera ni una busca problemas, tampoco me metía con nadie y mi nombre no era sinónimo de problemas pero esta vez mi padre me había hecho perder los estribos en grande.

Muchos padres concordarían con la siguiente frase "yo sé lo que es mejor para mi hija" el mío lo hace y no solo eso sino que al parecer lo ha convertido en su mantra ¡Qué el sabe lo mejor para mí! ¡Puras patrañas!, siempre había pensado que si me comportaba como la hija perfecta tendría a mis padres contentos pero últimamente me resultaba muy difícil, desde que cumplí dieciséis años Ulises, mi papá, decidió darse la inútil tarea de elegir candidatos para comprometerse conmigo.

A MI ¡Y EN PLENO SIGLO XXI!

Tenía ya la idea de que el asunto de los compromisos se le había pasado a mi padre pero no podía estar más equivocada pues aún podía resonar como eco en mi memoria la última llamada que me hizo al internado: "Maite encontré a la persona perfecta para ti se trata del nieto de un hombre importante, es de tu edad, va matricularse en tu escuela y por favor trátalo bien será tu nuevo compañero se llama Leonardo Díaz. recuerda que lo hago porque yo sé lo que es mejor para mi hija".

Estaba tan furiosa porque él se tomó la libertad de decidir mi futuro y ni siquiera fui incluida al tomar esa decisión. Quería expresar mi opinión pero encerrada en ese internado no podía, entonces fue cuando tome la determinación de que haría lo de siempre desquitarme con mi prometido, en este caso, Leonardo pero ¿Quién era ese tipo? Jamás había escuchado ese nombre antes, quien quiera que fuera él no me interesaba mucho, lo que realmente esperaba es que al notar mi personalidad saliera corriendo y nunca volviera igual que los anteriores. Mi pequeña revolución por mi futuro independientemente empezaría en ese instante y ya saboreaba mi victoria.

Después de dar vueltas por media hora al asunto del sabotaje a mi injusto compromiso una voz que me resultaba personalmente muy irritante me hizo volver a la realidad, quise ignorar a esa persona pero era demasiado tarde porque Carlos, mi compañero de clase, ya estaba parado junto a mí.

-Vaya parece que estás totalmente en las nubes mi princesa- dijo con su tono de superioridad- ¿Pensando en mí? Eso debe ser...

-No te había visto ¿qué quieres?- respondí cortante y fría.

-Esa no es manera de tratar a tu nuevo NOVIO- la palabra novio se encargó de decirla tan alto como para que todos escucharan.

-no grites puedo oírte sin que lo hagas pero tú y yo no llegamos ni a amigos-respondí lo más indiferente que pude.

-eso duele ¿sabes? Y por si te lo preguntabas la respuesta es no, no fue un sueño desde ayer somos novios - me giño un ojo y me hizo recordar el día anterior.

-Ya recuerdo yo estaba parada en el pasillo y tu llegaste diciendo "este debe ser el mejor día de tu vida acabo de quedar soltero" después de eso me fui a la biblioteca a estudiar pero si me estabas proponiendo algo la respuesta es ¡NO!- Eso lo dejo helado.

Carlos era del tipo alto, guapo, moreno, grandes ojos negros, cabello ondulado de estilo moderno y de corazón podrido, lo suficiente como para tener a todas las que quisiera y al mismo tiempo. De alguna manera se interesó en mí pero fue unilateral, ser rechazado era algo que él no conocía hasta que empezó a perseguirme, era persistete mientras acosaba hasta conseguir lo que quería, como un niño mimado haciendo berrinche. Yo no caería en el juego de un rompecorazones como él, no era tan ingenua.

Al parecer la respuesta le afecto lo suficiente como para dejarme sola un rato, eso fue un gran alivio. Tenía tantas cosas de que preocuparme como para tener que lidiar con él, mi odiado prometido estaba a punto de llegar a la clase y tenía mínimo este día para hacerlo salir corriendo deseando no volver nunca, por supuesto no iba a confiar en mí lista de batallas ganadas, no era difícil ya lo había hecho seis veces, no iba a perder por un descuido.

La princesa de Hielo (Evitando la catástrofe: parte I ) [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora