Capítulo 9.

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La sonrisa en mi rostro me delataba más de lo que debería ser, por otro lado, su mirada penetrante fija en la mía colocaba mis pelos de punta.

Dentro de la habitación habían muchas personas, pero yo sólo podía mirarlo a él, y al parecer, él sólo podía mirarme a mí.

— Disimulen que se comen con la mirada, gracias. —Susurró Thomás riendo.

— Parece que pides demasiado, Thomás. —Le respondió Tania. Reí y empecé a hacer muecas, Isaac reía desde el otro lado de la habitación, las otras personas alrededor de él lo miraban confusos y extrañados— Niños enamorados al fin. —Suspiró.

Thomás al oír el comentario de Tania la miró sorprendido. — ¿No crees en el amor?

Oh no.

Tania rió secamente. — No tengo tiempo para creer en tonterías, ni cuentos de hadas. Sobre todo los finales felices, esos no existen.

— ¿Cómo puedes decir eso? —Le respondió Thomás indignado— ¿No tienes sentimientos?

Reí ante su comentario. — ¡Lo tengo! —Bufó— Sólo no soy cursi, ¡Y mucho menos empalagosa!

Thomás la miró horrorizado. Lo siguiente fue que la puerta se abrió dejando ver a un James sin uniforme. Viéndolo desde éste punto de vista, no luce para nada mal. Miré a Tania con detenimiento, sus ojos lucían brillosos. James entró y su mirada de una vez se fijó en ella, le sonrió y Tania se sonrojó.

¡Se sonrojó!

¡Jesucristo! ¿Por qué no grabé eso?

— Hablando de personas comiéndose con la mirada... —Dije y me levanté riendo.

Harían bonita pareja, y por lo que veo, no dudo que suceda pronto.

Me acerqué a Isaac, él miró en mi dirección inmediatamente, mis nervios salieron a flote y mi corazón se detuvo al contemplar su perfecta sonrisa.

— Hey. —Sonreí nerviosa.

— Hey. —Me guiñó el ojo. Estaba segura de que en cualquier instante me derretiría gracias a mis piernas de gelatina— ¿Me haces un favor? —Susurró.

— Claro que sí.

Tomó mi mano y me acercó a él. — Dentro de cinco minutos... —Rió— Escóndete en el baño.

Por unos segundos largos analicé su "favor". Fruncí el ceño y él volvió a reír. — ¿Bu...eno? —Rió— ¿Qué clase de favor es ese?

— Necesito a mí enfermera personal aquí conmigo.

Me sonrojé. Su comentario me tomó un poco por sorpresa. ¿Será qué...? ¿Sí? ¿No? No... no creo.

Me alejé al momento en que una señora extraña se acercó a hablar con Isaac. Por otro lado, la mamá de Isaac no me había quitado la mirada de encima y cada vez que la atrapaba mirándome me sonreía. También llegó un momento en que se acercó a mí y me presentó a su esposo, lo que quiere decir, al padre de Isaac. Matthew Müller.

La chica del cabello rojizo -La no sé qué de Isaac-, Anastasia, también me miraba de rato en rato. Por desgracia la mayoría de esas veces me atrapaba compartiendo miradas con Isaac.

Esas miradas compartidas con Isaac aceleran mi corazón a tal manera de que dolía, de sentir que en cualquier momento el corazón se me saldría. ¿Cómo puede pasar esto con alguien que conoces en tan poco tiempo? ¿Es normal sentir este apego?

Cinco minutos después Isaac me hizo una seña extraña. Me levanté con cautela y me acerqué a Tania. — Vete sin mí. —Susurré.

Me miró sorprendida. — ¿Qué? ¿Por qué? —Sonreí nerviosa. Ella miró a Isaac y luego volvió a fijar su vista en mí— ¡Eso! —Me codeó— ¡Qué cochinos! —Susurró alegre. Giró y siguió hablando con James.

·Bajo el mismo cielo·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora