capitulo 2

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Despertó con un dolor de cabeza horrible. Miró el techo y descubrió que no lo conocía.

¿Dónde diablos estoy? Se dijo. Miró hacia la derecha y ahí enfrente de él estaba el cuerpo de una mujer.

-¡Ahh!

Saltó hacia atrás aún sentado en el suelo pero sus manos resbalaron con una sustancia espesa y muy pegajosa. Miró sus manos. ¿Sangre?

Un escalofrió le recorrió todo el cuerpo. Le dio vuelta a la mujer que estaba de espaldas y al girar su cuerpo sus ojos casi se salieron de orbita al ver lo que tenía enfrente, la mujer era su madre y tenía las cuencas de sus ojos vacía y le faltaban pedazos de piel en el rostro.

Empezó a llorar y se levantó muy rápido, notando que estaba en la habitación de sus padres. Estaba algo oscuro, lo único que alumbraba aquel cuarto era la luz de la luna que parecía estar más brillante esa noche y vio en la cama un cuerpo tendido de un hombre que era su padre, este tenía el cuerpo lleno de cuchillos y sus piernas habían sido cortadas.

Empezó a retroceder. "No, eso no podía ser posible"

Se empezó a sentir mareado. Su espalda golpeó con la pared, miró hacia el baño y corrió hacia él. Abrió la puerta y corrió al inodoro, empezó a vomitar hasta que sintió que se le salían las tripas. Se limpió la boca con el dorso de la mano y sintió un dolor en el lado derecho de su labio inferior, se acercó al espejo y se miró. Tenía un moretón en su mejilla, la ceja partida y el labio inferior roto.

Iba a empezar a llorar nuevamente cuando recordó a sus hermanas, una de tres años recién cumplidos y la otra de ocho. Empezó a temblar y salió corriendo del baño, pasó por los cuerpos de su padre dándoles una última mirada y sintió sus ojos picar nuevamente y su pecho dolió. Abrió la puerta y salió.

Cerró la puerta y se dispuso a caminar pero un sonido en la parte baja de la casa lo hizo quedarse quieto, estaban silbando, tarareando una canción para niños. Vio la luz del cuarto de su hermana de ocho años encendida.

"Sun Hee", pensó.

Caminó despacio para no hacer mucho ruido y alertar a ese alguien que se encontraba abajo. Cuando llegó se giró y cerró la puerta despacio, empezó a buscar a su hermana.

-Sun Hee, ¿dónde estás? -susurró. No obtuvo respuestas.

Empezó a buscar debajo de la cama, en el baño y luego miró el closet cerrado. Caminó hacia él, tomó la manecilla de la puerta de este y la abrió.

No pudo más, cayó de rodillas mientras ahogaba un sollozo con su mano, pero el dolor era tan fuerte que no aguantó más y soltó un grito de dolor, desgarrador.

Golpeó su pecho como si sólo así lograra sacar esa opresión que lo asfixiaba. Ya no importándole si alertaba al intruso.

Su pequeña hermana con tal sólo ocho años estaba ahí fría como el hielo y sin ninguna luz en sus ojos, sus hermosos ojos color bermellón. Tenía un tiro en la cabeza.

La tomó en sus brazos y lloró con más fuerza.

-¡Maldito, era sólo una niña! -gritó desgarrado. Le tomó el rostro y la miró ahí, tendida en sus brazos, sin vida. Sus lágrimas caían en el rostro de la pequeña-. Perdóname, mi amor. Perdóname -le dijo besándole su pequeña y respingada nariz de botón, al menos no sufrió tanto, pensó... ¿o si?

Escuchó unos pasos en las escaleras, unos muy torpes para tratarse de alguien adulto.

-¡Hermano Baekkie! -gritó esa voz. BaekHyun todavía se encontraba en trance mientras sostenía el cuerpo de su hermanita, cuando la recordó, "Eunji"-. ¡Hermano Baekkie, tengo miedo!

Von Gott VerlassenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora