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Por ahí estare haciendo encuestas, dando noticias de mis libros y muchas cositas importantes ❤

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Hope había cumplido seis meses. Y la tensión en el apartamento cada vez se hacía más fuerte. Todo comenzó hace un año. Jules volvió a tener su antigua rutina, llegaba tarde, ya había acabado la temporada de juegos. Solo se iba de parranda con sus amigos. Tenía la leve impresión que me era infiel nuevamente, mi instinto me lo testificaba. Un caos se generaba en mi corazón y mi mente; mi corazón me decía que Jules no era capaz de hacerme eso... pero, mi mente aceptaba el hecho de que Jules me está siendo infiel. Muchos problemas me estaban agotando, no entiendo del todo como llegamos a esto. Si hace unos meses estábamos de maravilla recuperando nuestro matrimonio. No puedo creer que todo lo que luchamos se valla al carajo.

—¿Qué piensas hacer? —pregunto a mi guardaespaldas. Me sigue persiguiendo en el Central Park.

No me acostumbro a tenerlo siguiéndome en todo momento. Andrei, mi anterior guardaespaldas esta con Jules, porque mi queridísimo esposo sabe que con Andrei si puedo estar en cualquier lugar, con este no, aunque tampoco lo haré. Hope necesitaba salir más del departamento siempre nos la pasamos encerrados todo el día y no quiero encerrar a mi hija en una burbuja y no mostrarle el mundo real. Sería muy egoísta de mi parte, no demostrarle a mi hija que es sentirse libre. Al menos de vez en cuando.

—Tengo órdenes de no me alejarme de ustedes por ninguna circunstancia —ruedo los ojos.

—No está presente en este momento —suspiro—; necesito —hago una seña con mis manos— espacio —observa sin entender lo que dije porque no tiene sentido. Es obvio, estoy en un lugar con demasiado espacio—. ¿Privacidad? —asiente y se aleja un poco, solo un poco. Idiota.

¡Yo también soy tu jefe!

Hope prosigue jugando en la manta que estaba sobre el césped. Le había traído varios de sus juguetes. Le encantaba jugar con ellos, en especial con un peluche de delfín. Román cada vez se paseaba cerca del apartamento (cosa que los guardaespaldas me lo notificaban siempre) le traía un nuevo peluche a Hope, adora mucho a mi hija. Jules estrictamente dio la autorización de que no lo dejaran acercarse a mí y mucho menos ingresar al departamento. Desde aquella vez, solo lo pude ver tres veces y eso fue en clases de baile que estaba tomando. Siempre intentó hablar conmigo, pero siempre le salió mal. Lo agarraban los paparazi, o lo agarraban mis guardaespaldas.

El estrés me condenaba a tener mil años de soledad.

A pesar de todo lo que nos estuvo sucediendo. Nunca entendí por qué tanto drama en nuestras cosas. El suspenso de la llegada de Hope no había terminado y Jules sabía algo y no me lo ha querido comentar. Mi bebé cada vez estaba más hermosa, se parece a Jules. Lastimosamente lo único que sacó de mi fue los labios, las cejas y algunas de mis señas. Hope es una pequeña con mucha inteligencia. Sabe cuándo se siente sola (puesto que a veces dejo que juegue con sus juguetes sola) y me busca. Aun mantengo la ansiedad dentro de mí. Ya que hay veces que la gente se me acerca con tanta insistencia que temo que nos hagan daño. Por esa razón y otra más que no tienen sentido, Jules contrato más seguridad. La perplejidad se corroía en mi cuerpo y esa inseguridad me tocaba la espalda cada vez más intensamente.

Preferiblemente, tenía que abstenerme a la idea de pedir el divorcio a Jules. Porque no quiero que nuestra historia termine así. No puedo obligarlo si no quiere estar a mi lado.

Siento la brisa acariciándome las mejillas sonrojadas gracias al sol, la compañía de mi hija era lo único que necesitaba desde hace mucho tiempo. La última vez que había venido al Central Park, fue cuando tenía diez años de edad. Mi madre me había traído (de solo pensar en ella sentía como mis sentimientos salían a flote, sabiendo que no está aquí conmigo aún me es difícil de asimilar), habíamos disfrutado. En mi opinión sentía que ese sentimiento se quedaría así. Noto como los dedos de Hope me toman de las mejillas. Me recuesto para observar a mi hija. Aunque mis pensamientos me llevaron a alejarme un poco de la realidad. ¿Así quiero cuidar de ella? Alejo ese pensamiento tan negativo y me centro en observarla e intentar adivinar que quiere.

El curioso embarazo de Joseph ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora