Al entrar, James, Carlos, Logan y Dustin no dejaban de mirarme cosa que lograba poner mi cara al rojo vivo, a cada movimiento que hacia ellos me seguían con la mirada por todas partes y eso la verdad era muy incómodo, inclusive a veces me preguntaba si tenía algo raro en el rostro, pero yo sabía que no era cierto, pues ya me había revisado varias veces. Kendall se percató de eso y rompió el hielo.
- ¡Hey!... ustedes, ya dejen de babear y hablen con ella.- eso hizo sonrojarme mucho más de lo que estaba, gire mi rostro hacia su dirección para mirarlos y ellos estaban mucho pero que yo. Reí para mis adentros.
Minutos más tarde ya éramos como hermanos, no la pasábamos haciendo bromas y chistes de cualquier tipo, la única condición era sacarle una sonrisa a otro. Podía ver como Kendall y su noviecita se pasaban de cariñosos, cosa que llegaba a matarme por dentro, era como si mil cuchillos perforaran mi piel al mismo tiempo una y otra vez, así que trataba de concentrarme en los chicos y seguir platicando con ellos en lugar de torturándome a mí misma viendo sus demostraciones de “amor” .
Note como el cielo se iba oscureciendo poco a poco y esos rayos de luz que yo había visto en la tarde estaban desapareciendo rápidamente en un abrir y cerrar de ojos.
- Chicos… será mejor que me valla, la pase muy bien con ustedes, pero se está haciendo tarde y ya está oscureciendo, quizás nos veamos luego…ustedes son grandiosos, pero le juro que enserio me tengo que ir.- les dije con un tono de tristeza en mi voz. Yo no estaba mintiendo cuando les dije que eran grandiosos, y era verdad, ellos eran demasiado amables conmigo y lograron distraerme de Kendall y su novia por un buen rato, cosa que era muy difícil y casi imposible para mí y mi corazón roto además, me divertí mucho con ellos, incluso hasta me sentí cómoda a su lado.
- Enserio te tienes que ir- pregunto Carlos desanimado.- quédate otro rato por favor.
- Lo lamento chicos, pero enserio ya es tarde y estoy un poco cansada.
- Vamos… solo uno más- pidió Logan.
- Vamos chicos, está cansada y además, la podremos ver después- dijo James el comprensivo. Gracias James. Pensé. Pues en verdad estos tacones me estaban matando como nunca en la vida lo habían hecho.
- Así es chicos- lo apoyo Dustin.
- está bien- dijeron ambos al unísono.
- Pero, con una condición… nosotros te acompañamos a tu casa.-agrego Carlos.
- Por favor no se molesten, yo estaré bien.- les dije un poco apenada por su proposición.
- Anne, solo es un favor además, queremos que llegues viva a tu casa, ¿Qué dices?- dijo Dustin.
- Bueno está bien vámonos… adiós kendall, adiós Kelly- dije esa última frase a regañadientes y me despedí de mi amigo con un beso en la mejilla.
Al salir la noche estaba oscura, lo único que le daba luz a las calles eran las farolas que había en cada esquina de estas. Me agradaba tenerlos a mi lado, así me sentía segura y la verdad no podría imaginarme yo solo por las calles de noche, la simple idea me revolvía el estómago.
Durante todo el camino fuimos platicando, y riendo como unos locos que cualquiera que pasase a un lado de nosotros pensaría que íbamos drogados o tomados, después de caminar unas cuantas cuadras más me detuve frente a una casa y les avise que ahí era donde vivía, me despedí de ellos agradeciéndolos por haberme acompañado y entre a casa a descansar de un día bastante pesado y doloroso para mí.
Quién lo diría, reí, casi llore, me moleste y viví todo tipo de emociones en tan solo un día. Con Kendall nada era seguro y cada día era diferente.