-Está bien…vamos nos están esperando arriba- me tomo del brazo y comenzamos a subir las escaleras acompañados de un incómodo silencio que yo rompí.
-A…Kendall - giro su cabeza y voltio a verme. Estaba demasiado serio. – ¿Qué pasa?- me contesto regalándome su hermosa sonrisa.
-dime… ¿Quién se levanta a las 8 de la mañana los sábados?- le pregunte y soltó una carcajada bastante fuerte que llego a aturdirme.
-Yo precisa- me respondió burlón tocando con su dedo la punta de mi nariz, eso me hizo estremecer.
- Pero existe la necesidad de que arrastres a los demás a tus locos y extraños hábitos de madrugador- volvió a reír.
- Ya basta, Anne, compórtate que estamos a punto de entrar, y una cosa más, no te arreglaste así para ellos o si- note un tono de nerviosismo en su voz.
- No seas ridículo Kendall, ni siquiera los conozco- le reproche.
- Pues por eso mismo digo, que tal si te arreglaste así para que uno de ellos se fije en ti y se hagan novios – Era mi imaginación o Kendall estaba celoso. Pensé.
- ¿Quién eres?, ¿mi padre?
- Anne… ya basta por favor.
- Si papa… y será mejor que ya entremos, no puedo esperar para conocer a mi futuro novio- le dije bromeando, y note como su mandíbula se tensaba. Me fulmino con la mirada y entramos.
Cuando entramos había 4 chicos realmente apuestos que no dejaban de mirarme lo cual me provocaba un gran y notorio sonrojo en mis mejillas, quería salir corriendo de ese cuarteto de miradas posadas en mi cuanto antes. Kendall rompió el hielo y hablo.
- Hola… chicos ella es Anne, mi mejor amiga.
- Mira Anne- dijo posando su mirada en mí.- Ellos son James, Carlos, Dustin y Logan… Mis 4 mejores amigos desde la infancia.
- Mucho gusto- dije regalándoles la mejor sonrisa que pude hacer. Ellos me la correspondieron.
- Y… Anne… Ella es mi novia, Kelly.- Esas palabras sonaban en mi cabeza una y otra vez, lastimándome, quemándome y desgarrándome lentamente por dentro, jamás había sentido un dolor tan grande que me hiciera querer morir en ese instante o inclusive desaparecer y querer volver el tiempo atrás para nunca haber conocido a Kendall.
- ¿Tu novia?- pregunte para asegurarme que había sido verdad y no una muy pesada broma de mis oídos.
- Si mi novia.- Podía sentir las lágrimas por salir de mis ojos, pero las tuve que contener, no quería hacer el ridículo.
- Mucho gusto, Kelly.- le dije extendiendo mi mano como forma de saludo. La rechazo, pero luego comenzó a hablar y a sonreír hipócritamente.
- Mucho gusto, Kendall, me hablado mucho de ti, su mejor amiga. Rio. Lo cual causo que quisiera olvidarme de la cordura por un momento y ahórcala ahí mismo.
- Vaya… que sorpresa- le correspondí con la sonrisa hipócrita que me había mostrado ella segundos atrás.
Aun no la conocía y ya la odiaba más que a nadie en el mundo, nunca había existido una persona que me sacara de quicio en cuanto la viese, solo ella. Mi corazón estaba hecho añicos quería salir corriendo, tirarme a mi cama y llorar hasta quedar dormida, por lo menos no sabría nada del mundo en ese instante y podría soñar con Kendall una y otra vez cerca de mí.
- Kendall… podemos hablar un momento en privado por favor – le pregunte y el asintió, pude sentir la mirada penetrante de su novia tras mi espalda. Salimos al pasillo.
- Eres un gran tonto- le dije a punto de gritar.- ¿Por qué nunca me dijiste que tenías novia? … me mentiste, ¿cómo pudiste ocultarme esto por tanto tiempo?, tonto, ¿es acaso que no me tienes confianza?
- En primera yo nunca te he mentido, simplemente no te dije nada y en segundo ¿Por qué te pones así?
- ¿Sabes?, Kendall, creo que sobro aquí así que mejor me voy- le dije dando la vuelta para irme, pero me tomo de la muñeca y me jalo hacia el haciendo que lo mirara a sus hermosos ojos verdes, después me susurro.- No te vayas por favor, perdona que nunca te lo haya dicho, pero tenía miedo de perder tu amistad, Anne. Eres muy importante para mí. – en sus ojos podía ver una gran sinceridad y una mirada de súplica que también desprendía de estos.
- Nunca te vas a librar de mí Schmidt, ni aunque quisieras, me tendrás que aguantar por el resto de tu vida, Kendall, tendrás a Anne una gran temporada más – el comenzó a reír, después nos abrazamos y me susurro un muy tierno “gracias”. Entramos.